Si habla mal de España, es español.
Por lo visto ha aparecido un borrador del Tribunal Constitucional sobre una sentencia en la que reconocen a Cataluña como nación.
Y es que si, acabaran saliéndose con la suya y haciendo una Cataluña independiente, método que será seguido por los vascos, los gallegos y luego todos los demás, proceso que terminara con España, con los españoles, -con todos, con los catalanes también- y lo que una vez fue un gran país se terminara convirtiendo en 17 taifas arruinadas y con cero en influencia internacional, y todo por que cuatro bobos fanáticos que solo se miran el ombligo y se creen mejores que su hermano. Gente como Ibarreche, Quintana o Carod Rovira, ¿pero quien, en España, va a ser menos que estos majaderos? Pero si son lo ultimo que se despacha en hombres, rebajas, o, mejor pensado, ni siquiera eso.
Escribía yo no hace mucho que: Hay dos formas de imponer una dictadura: por la fuerza física o por la fuerza psíquica. En ambos casos el resultado es el mismo. Solo difieren en la forma. Por la fuerza física se ve venir, se impone de repente. Por la fuerza psíquica no se ve venir, el dominio se va ejerciendo sibilinamente poco a poco creando una red de sicarios asalariados y empezando después por los niveles inferiores culturalmente a base de sofismas y argumentos tautológicos, para arrástralos posteriormente con un discurso demagógico y conseguir el movimiento de masas necesario para consolidar la dictadura final. Las masas que colaboran inconscientemente en este proceso son las mayores perjudicadas durante y al final del mismo.El único problema que tiene la segunda modalidad: el de la fuerza psíquica, es que en un mundo democrático tiene que tener especial cuidado en manipular la verdad y engañar lo suficientemente bien para que todo parezca legal. Por eso necesita controlar todas las instituciones, especialmente la Justicia. En la medida que lo consigue llegará al extremo de cambiar la legalidad vigente para crear otra nueva que favorezca más claramente los intereses del dictador.Los nacionalismos irracionales y excluyentes –principalmente gallego, catalán y vasco- que padecemos en España, vienen trabajando en este sentido desde hace tiempo. Esperemos que el sector mayoritario de aquellos españoles que todavía nos sentimos españoles se lo impida en cuanto vaya dándose cuenta.
Hay un dicho popular en España que reza así: Si alguien habla mal de España es español.
Y es verdad, hay un sector bastante amplio que parece les jode cantidad todo lo español. ¿Pero por que odiáis tanto a vuestro país, imbéciles? ¿No veis que hagáis lo que hagáis no os podréis librar en vuestra vida, -aunque esto sea en contra de vuestros deseos- de ser españoles? Aunque España desapareciera mañana, eso no cambiaria el hecho de que seguiríamos habiendo nacido en España. Y vosotros y yo también, seguiríamos siendo españoles, -igual que alguien que haya nacido en Prusia es prusiano aun que ahora este país ya no exista- ¿Es que no os dais cuenta de que todo idiota ha nacido en alguna parte y eso no es cosa de el, si no un accidente, y nada ni nadie puede cambiar eso?
Hay un escrito de don Miguel de Unamuno de1931, que concluye así: "Es de esperar que, una vez desaparecidos los procedimientos de centralización burocrática, todos los españoles, los de todas las regiones, nosotros los vascos, como los demás, llegaremos a comprender que la llamada personalidad de las regiones –que es en gran parte, como el de la raza, no más que un mito sentimental– se cumple y perfecciona mejor en la unidad política de una gran nación, como la española, dotada de una lengua internacional."
Las esperanzas que don Miguel deposito en sus compatriotas eran de la más loable, pero que equivocado estuvo al esperar tal cosa de los españoles, no contó el buen hombre con la imbecilidad supina y crónica que afecta a este país. La maldad cainita, el odio fraticida que ha llevado a España a tres Guerras Civiles, eso contando las mas importantes y obviando las mas pequeñas, -las mini guerras civiles-, de esas tuvimos montones, y es que este país si en algo nos hemos distinguido siempre es en querer destruirnos unos a otros. Única excepción fue aquel dos de mayo de hace 200 años que nos unimos todos para ir contra el francés. ¡Ya no nos tuvo que tocar la moral el gabacho ni na, para conseguir tal cosa! ¡Vamos!
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