Monday, November 14, 2011

Fiestas alternativas, si señor.


Eran las fiestas principales del pueblo.
En la plaza mayor tacaba la orquesta “Paris de Noya”, una de las mejores de Galicia, dicen.
En la plaza vieja había varios conjuntos de rock para los más jóvenes.
Había atracciones de todo tipo en la explanada junto al muelle, desde el “Lagarto Volador” hasta el “Túnel del Terror”, pasando por los cochecitos de choque, las voladoras, las barcas o el matillo de fuerza.
En el liceo, había una orquesta tocando música clásica.
En el teatro ponían la obra el “Rey Pasmado”.
También se podía ir al cine, en el centro comercial tenemos tres salas.
Durante el día había habido, por la mañana, misa con la salida en procesión del santo patrón, luego, a las tres de la tarde, toros en una pequeña plaza portátil que se monta a exprofeso para estas fiestas -la hermosa plaza de toros que teníamos antiguamente, la derribó el BNG (Bloque Nacionalista Gallego) cuando estuvieron gobernando la alcaldía…-
Y, además, durante la noche, iba cantar uno de estos cantantes modernos, ¡Ne sé si Bisbal o Bustamante! Pero uno de ellos era.
Y a las doce de la noche, nos prometió la comisión de fiestas, que podrimos disfrutar de un soberbio espectáculo de fuegos de artificio.
Nuestro pueblo, con unos 15.000 habitantes, no es un pueblo grande, yo diría que mediano, pero siempre nos las hemos arreglado para hacer unas fiestas que tengan algo para todos, y hasta el momento lo a habíamos conseguido, o eso creía.
Pero este ultimo verano sucedió algo que me ha hecho reconsiderar la cuestión.
Íbamos, mi mujer y yo, hacia la plaza, dispuestos a ver y disfrutar de la actuación de la orquesta, eran alrededor de las nueve de la noche, muy temprano todavía y la plaza aun estaba casi vacía, aunque ya había bastante bullicio alrededor de los chiringuitos que había montados alrededor.
Y de pronto ahí los vi, eran tres chicos y una chica, todos muy jóvenes y muy flacos, ellos con una barbita mal crecida, pelo sucio, greñudos, con los pantalones cayéndoles o mejor, tratando de aguantarlos, en una “maniobra imposible”, por debajo de la línea de flotación, o sea, justo en ese punto donde la espalda deja de llamarse espalda, y ella con uno de esos pantalones ¿o son faldas? que llaman culotes o algo así y que tan mal le quedan a las mujeres, y todos con un “pañuelo palestino” al cuello, mi mujer me dijo que también se llamaba un “fular”, bueno pues eso, y todos con aspecto de esnifar o fumarse todo lo que pillaran por delante.
No había duda, los “Indignados” habían llegado también a mi pueblo Y portando una pancarta que decía: “Queremos unas fiestas alternativas”
¿…?
¡Fiestas alternativas, si señor!
Pues hijo, como no sea darles los cubatas gratis y liarles los porros, no se me ocurre otra.

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