Saturday, September 15, 2012

Decir la verdad es bueno para nuestra salud. Vaya chorrada.


He leído por ahí en algún sitio que, según un estudio-experimento llevado a cabo por la Universidad de Notre Dame, las personas que miente tienen peor calidad de vida.
Al parecer aquellos que miente pasan su tiempo sintiéndose tensos, tristes, apáticos y con peor concentración en sus quehaceres diarios, esto les lleva a veces, incluso, a sentirse cansados, sentir dolores musculares y ser más propensos a coger enfermedades infecciosas.
O sea, que soltar una trola nos deja más quemados que la pipa de un indio.
¡Qué barbaridad! Pero quien ha discurrido semejante patraña.
En realidad, si el mundo funciona, es porque mentimos como bellacos.
Y le mentimos a quien sea y donde sea, a nuestra pareja cuando llegamos tarde, a nuestro jefe si nos coge viendo el partido , cuando habíamos dicho que no podíamos ir al curro puesto que estábamos en cama con 40 de fiebre, y le mentimos al juez cuando tenemos un pleito. He, incluso, aun que solo vayamos como testigo, también mentimos, si hace falta, con tal de favorecer a la parte que deseamos que gane.
Y luego en nuestra vida diaria, ahí ni te cuento. Mentimos todo el tiempo y, la mayoría de las veces, lo hacemos por cortesía, educación y bondad.
Porque, a ver, ¿Quién quiere que le digan la verdad a la pregunta aquella de: ¡Uy cuanto he comido! y últimamente se me ha puesto una barriga que no veas…? ¿A ver quién?
O cuando tu parienta, con la llevas casado 45 años, te pregunta, te sigo gustando igual que cuando éramos novios, o aquélla otra, todavía peor, cuando miras a una chica que pasa a tu lado y que está de “toma pan y moja” y te adelanta y entonces ella, tu pareja, te dice ¿te gusta eh? Y tú disimulando respondes, no, no, si ni siquiera me he dado cuenta de ella. Pero si se te iban los ojos.
Y es que, a veces, la verdad puede ser más dura que la mentira.
En realidad, decir siempre la verdad, sería algo realmente cruel.
Cuando nos encontramos con uno de esos personajes que van proclamando a laos cuatro vientos que ellos dicen siempre la verdad caiga quien caiga, en realidad lo que les gusta es airear los defectos de los demás, lo que a ellos realmente los hace felices es hacer infelices a los demás y en esto de “no mentir nunca” han encontrado un filón.
Aquella “amiga” que viene a decirte que ha oído que, han visto a tu marido en tal y tal sitio, pero que no hagas caso pues a lo mejor son cuentos, que en este mundo hay gente muy mala etc., o el “amigo” que te dice, como si se le escapase, que esta mañana ha visto a tu mujer tomando el café con su jefe, y añade: ¿son muy amigos verdad?
Estos no vienen con intención de ayudarte para nada. Estos lo que quieren es arreglarte el día, la semana o, si pueden, hasta la vida.
Un amigo mío opina que, todos tenemos la obligación de decirle a nuestro mejor amigo, que su parienta o parienta se la está pegando.
Alguna vez quizás, pero no siempre.
En esta vida ha habido infinidad de matrimonios en los cuales uno de los conyugues, a veces los dos, han tenido el ocasional devaneo o echado una canita al aire, y han sobrevivido porque alguien tuvo la “honestidad” de verlo y mirar para otro lado.
Claro que, algunas veces, no hay más remedio que ser sinceros, cuando, por ejemplo, a la persona con la que estas comiendo una empanada se le ha quedado un cacho de cebolla pegado en todo el medio de la frente y reluce como una baliza luminosa en una noche oscura, pues en este caso sería despiadado el no avisarle.
Pero en lo restante, en lo realmente gordo, en aquellos casos en que, “con nuestra sinceridad” podemos arruinar otras vidas, lo mejor es que cada cual meta sus narices en sus asuntos.
Y para justicia, el caso que leo hoy en el periódico.
Apple derrota a Samsung y logra que sea condenada por plagiar el iPhone y el iPad.
Un jurado federal estadounidense ordenó este 24 agosto 2012 a la compañía de telefonía surcoreana Samsung pagar 1.000 millones de dólares (800 millones de euros) al considerar que ha copiado la tecnología de Apple para algunos de sus modelos.
Puede que el veredicto sea justo, pero el juicio ni por asomo. Como puede un tribunal estadounidense juzgar un pleito entre una compañía estadounidense y otra surcoreana y ser imparcial???
Alguien cree que le van a dar la razón a los coreanos??? Por dios.
La cosa seria diferente si esto hubiese sucedido en España, entonces el coreano hubiese jugado con ventaja. En nuestro país si que le hubiesen dado la razón.
Por algo somos los quijotes del mundo.

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