Saturday, April 01, 2017

Añoranza.


Me comentaba el otro día un amigo, -él, al igual que yo, un veterano de la mili de Franco-, al ver como en este último año han ido desapareciendo de nomenclatura de las calles de La Coruña, todos los nombres que ellos, esos de la “Memoria Histórica” consideran “franquistas”, calle del Ejercito, La división Azul, Los Caídos, General Sanjurjo, etc., por qué, decía él, todo este odio.
¿Por qué ese deseo de borrar de nuestra historia la memoria de un tiempo que, por mucho que traten de hacer que nunca existió, está y estará ahí? Un tiempo que nos vió nacer, crecer y hacernos viejos. Un tiempo que fue nuestra vida, lo que hemos sido y lo que somos.
Y, además, la inmensa mayoría de ellos, de esos que quieren borrar, suprimir, erradicar, ese tiempo de la memoria, no había nacido cuando Franco murió.
Ninguno de ellos conoció aquello de primera mano.    
¿Entonces…por qué tanto odio, tanta inquina?
¿Por qué?
Le dije: mira, no es odio, es añoranza. Tú lo has dicho, ellos no conocieron aquello y sienten añoranza por el mundo de sus padres.
Un mundo que nunca existió, pero que muchos padres de los 50, 60, 70 y 80, contaron y cuentan a sus hijos. El Mayo del 68, los Beatles, los Rolings, Woodstock, la lucha contra el “Régimen", la Revolución de los Claveles, El Che, las niñas en minifalda, lo bien que lo pasábamos y, ellos, no tienen nada de eso.

Tienen todas las comodidades de este mundo, sexo, libertad, no saben lo que es pasar hambre, etc., pero les falta el halo heroico, la aventura romántica de la lucha por la libertad, a ellos solo les queda las macro fiestas y el botellón y eso los hace sentirse completamente vacíos y sin una meta en la vida.


Si no hubiésemos alardeado, fanfarroneado tanto, si les hubiésemos dicho la verdad de cómo fue aquello. Si les hubiésemos dicho que ni fue tan romántico, ni tan bonito, ni hubo tanta gente corriendo delante de los grises, “ni arruinamos la vejez de los dictadores”, quizás ahora no hubiésemos cosechado estas nuevas generaciones que, sin saberlo, se encaminan a cometer el mismo error que cometieron sus abuelos, pero ahora sin causa.

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