Sunday, February 22, 2009

España expoliada I.








El ministro de Hacienda (Méndez Aspe) –reconocía Negrin a Prieto-, de acuerdo conmigo y conforme a un plan minuciosamente estudiado y preparado desde hacia mucho tiempo, ha conseguido asegurar fuera de España, -y por procedimientos tales en que nuestro derecho sobre los recursos del Estado no puedan ser puestos en peligroso litigio-todos los medios utilizables para remediar en lo posible, el infortunio de nuestros compatriotas en la emigración… Gracias a nuestra previsión y diligencia han podido salvarse elementos tales que en su cuantía no lo hubieran soñado quienes hace dos años aseguraban que la guerra estaba perdida por agotamiento de nuestros recursos y daban el insensato consejo de situar fondos en el extranjero, sin reflexionar que el sigilo de tales movimientos… es muy difícil guardarlo y el conocimiento de tal medida hubiera tenido resultados catastróficos… Así, con cautela y sin atolondramientos, se ha podido salvar lo que se ha salvado.

Lo “salvado” con tal clarividente previsión no eran más que valiosísimas obras de arte, joyas, metales preciosos y valores diversos requisados en templos, bancos y domicilios particulares.

Los días 3, 10 y 16 de octubre de 1936, el gobierno republicano obligo por decreto a la banca privada a entregar al Banco de España y sus sucursales en oro amonedado o en pasta la cantidad de 5.026613,32 pesetas oro, además de numerosas libras, francos y otras monedas extranjeras. Los desobedientes serian perseguidos por delito de contrabando y considerados “enemigos del régimen a todos los efectos.
El 6 de noviembre, el entonces director general del Tesoro, Méndez Aspe, ordeno vaciar las cajas de seguridad del Banco de España, cerca de 4.000, y más de 2.000 depósitos en alhajas.
Se presento por la noche en el Banco de España acompañado del jefe de carabineros Masegosa, hombre fiel a Negrin y ordeno al responsable de las cajas de seguridad que las abriera, pero este se negó alegando que no tenia las llaves, entonces mandaron pasar a medio centenar de cerrajeros, preparados ya de antemano para solventar tal contingente, los cuales violentaron 3959 cajas que contenían oro, valores, monedas y divisas.
A continuación, saquearon un total de 2236 depósitos de alhajas por valor declarado de 15.832.472´10 pesetas, valor que era 10 veces inferior al real, puesto que los depositantes solían declarar un importe mínimo de 2.500 pesetas, en orden de pagar la tasa mínima por derechos de custodia.
-No hay que olvidar en ningún momento que cundo hablamos de esta enorme fortuna, es de la época, o sea el año 1937. Imagínense ahora-.
Se llevaron también dos depósitos de lingotes de oro de la Sociedad de Metales Preciosos valorados en 713.356´32 pesetas.
No satisfecho con eso, el Gobierno de la Republica trato de obligar a los ciudadanos, mediante sendos decretos de 6 y 18 de agosto de 1937, a depositar en los bancos joyas y gemas que aun conservasen en su poder.
En abril el comandante de carabineros Ciriaco López, acompañado de varios policías y soldados armados, se presento en la banca privada de Madrid exhibiendo la orden del ministro de Hacienda para apoderarse del contenido de todas las cajas y depósitos existentes.
En esta ocasión se violentaron 4.480 cajas de alquiler, 1.314 depósitos, y 30 paquetes.
Del Monte de Piedad se llevaron 21 depósitos abiertos, que representaban 30.320 operaciones de préstamo por valor de 11.642.249 pesetas.
La dirección del Monte de Piedad de Madrid aclaro que esta suma representaba el concepto de préstamo, pero que el valor efectivo de las joyas se elevaba a sesenta millones de pesetas.
Por si fuera poco, parte de las requisas y saqueos domiciliarios completaron el botín de guerra de Negrin. Milicianos, chequistas o policías asaltaron las viviendas de familias detenidas, perseguidas o ausentes, para apropiarse del dinero y joyas que luego entregaban a la Dirección General de Seguridad o a las checas.
La ambición de Negrin no tenia limites.
La rapiña, el expolio de España, perpetrado por estas gentes no tiene parangón.
Hubo mas, mucho mas, naturalmente, monedas antiguas de oro y plata, saqueadas del Museo Arqueológico, talones pagados mediante autorización del delegado del Consejo Superior Bancario, sin las firmas de los titulares de las cuentas, solo en virtud del decreto de 30 de agosto 1936.
En fin para listarlo todo hace falta escribir un libro. El tesoro de guerra que Negrin constituyo en diferentes países, todavía, hoy, no se sabe a cuanto ascendió, pero tuvo que ser inmenso.
Cuando las tropas de Franco tomaron el castillo de Figueres vieron, con asombro como de entre los escombros salían joyas, lingotes de oro, cajas fuertes, aun sin abrir, resguardos de valores, piezas de tela, mantones de manila… Y aquella cueva de Ali Baba, solo representaba una enésima parte de todo lo que se llevaron al extranjero.
Los bienes de mucha gente, que representaban millones y millones de pesetas, desaparecieron así para siempre. Pero ninguno de ellos era tan valioso como las cuartas reservas de oro más importantes del mundo. El oro del Banco de España.
Esto lo cuento otro día.

Nota: El material de este articulo fue obtenido de los libros: Los gángsters de la Guerra Civil, -de José Maria Zavala- y El expolio de la Republica, -de Francisco Olaya Morales-
El expolio de España. I

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