Nuestra Sanidad Pública es una de las mejores del mundo.
Ya
estamos otra vez, otro “Prestigate” que ahora se llama Ébola.
Y ya están, ahora como entonces, los carroñeros a ver de dónde pueden sacar tajada.
En lo del Prestige, se llegaron a quejar tanto y a gritar y manifestase de tal manera que, la gente de otros lugares de España, acabaron por mandar juguetes para las Navidades de los niños de Galicia.
Cuando en realidad, ni el chapapote llegó a hacer tanto daño como ellos clamaban, -eso sí, gracias a los miles de voluntarios que se presentaron a ayudar-, ni toda Galicia vive del marisqueo, -en realidad la Galicia que vive del marisqueo no llega a ser ni una quinta parte de los gallegos-, ni los niños de Galicia nunca llegaron a pasar hambre ni falta de juguetes debido a aquel desastre.
Y ellos, los carroñeros, lo sabían pero no obstante seguían gritando, enmarañando y enseñando aquel eslogan ridículo y estúpido del “Nunca Mais.
Y, cuando ya las playas y rocas habían quedado completamente limpias de aquella basura, ahí seguían ellos, clamando y gritando que en el fondo del mar todavía había chapapote y estaba afectando al marisco, así, hasta que alguien les avisó que se estaban pasando tres pueblos y medio y, de seguir así, iban a terminar poniendo en peligro y arruinando, esta vez de verdad, el marisco de Galicia, puesto que, si seguían dando falsas informaciones y diciendo que el marisco no estaba limpio, la gente se iba a ir a otros mercados. Y, fue entonces, y solo entonces, que se dieron de bruces con la realidad y la metedura de pata en que habían incurrido y desaparecieron.
“Good riddance”
Y, ahora, con esto del Ébola, están haciendo lo mismo y esta vez no son los del “Nunca Mais”, que alguno habrá por allí, pero demuestra que, desgraciadamente, también puede haber muchos “Nunca Mais” fuera de Galicia.
Y esto no lo digo tanto por la oposición, puesto que, de momento, tanto Pedro Sánchez como el “mesías de Podemos”, han optado por una política discreta que, al menos si no ayuda, tampoco entorpece.
En cambio no se puede decir lo mismo de los medios de comunicación, ni de los amantes de los animales, ni de los manifestantes espontáneos de la calle, que siempre aparecen no se sabe muy bien de donde.
Los medios, tanto de derechas como de izquierdas, puesto que ahora se ha puesto de moda zurrarle a Rajoy y las está llevando de tirios y troyanos, están dale que te pego preguntándose por qué teníamos que repatriar a los religiosos si sé sabia que iban a morir.
Pues mirar tíos, se trajeron porque somos, a pesar de todo, un país del “primer mundo” y, desde hace bastante tiempo, aunque algunos les suene a cuento, como país, estamos jugando en primera división y por eso, como han hecho todos los países del mismo calibre, Inglaterra, Francia, Suiza, Islandia, Estados Unidos, etc., había que repatriarlos e intentar salvarlos, y eso fue lo que se hizo.
Pero, por un golpe caprichoso del destino, una posibilidad entre un millón, se infecto la pobre Teresa, un accidente que le puede ocurrir a cualquiera y en cualquier país, pero, como los españoles parece que estamos afiliados de por vida a la “Ley Murphy”, nos tocó a nosotros y nos hemos quedado heridos y ahí enseguida aparecen los carroñeros tratando de hacer sangre.
Y, para echarle más leña al fuego, nos encontramos con el tema del perro, que uno que escribe este blog, puede jurar por lo más sagrado que no hay en este mundo quien ame mas a los animales que él, y, sin embargo, comprende, como debiera comprender todo el mundo, que si hay una posibilidad de que el pobre chucho pueda ser portador de la enfermad aunque no tanga ningún síntoma, pues desgraciadamente no hay más remedio que sacrificarlo, antes son los seres humanos aunque sean, en la mayoría de los casos, mil veces más perversos.
Luego, tenemos a ese coordinador, presidente, consejero o lo que sea, de la sanidad de Madrid tratando de culpar a la pobre enfermera. Que alguien le dé una patada a este bobo en el prefijo.
Y, al final, una ministra del ramo que no está preparada ni para lidiar con una epidemia de catarro, dejemos ya lo de el Ébola, aunque sea como fuere ella no tiene la culpa y aunque tuviere mas desparpajo que un vendedor de tómbola, no cambiaría nada y eso no debe olvidarlo nadie, ni siquiera Pérez Reverte.
De momento en Estados Unidos, el país con más casos de Ébola del mundo, y en el Reino Unido, están haciendo un “screening” (cribado), de todos los pasajeros que llegan de las zonas infectadas tratando de evitar que nadie con la enfermedad pueda entrar en el país.
Gesto que, según los expertos, es completamente inútil y fútil, puesto que, cualquiera puede llegar contagiado sin mostrar ningún síntoma y desarrollar la enfermedad días después tras haberse recorrido medio Estados Unidos o media Europa.
Y entrará, que nadie lo dude, la enfermedad va a llegar al “primer mundo” y tendremos que lidiar con ella como mejor podamos, así que, de momento, tratemos de no arruinar ni desprestigiar nuestro sistema de “Sanidad Pública” porque, aunque no se lo crean, es uno de los mejores del mundo.
Y ya están, ahora como entonces, los carroñeros a ver de dónde pueden sacar tajada.
En lo del Prestige, se llegaron a quejar tanto y a gritar y manifestase de tal manera que, la gente de otros lugares de España, acabaron por mandar juguetes para las Navidades de los niños de Galicia.
Cuando en realidad, ni el chapapote llegó a hacer tanto daño como ellos clamaban, -eso sí, gracias a los miles de voluntarios que se presentaron a ayudar-, ni toda Galicia vive del marisqueo, -en realidad la Galicia que vive del marisqueo no llega a ser ni una quinta parte de los gallegos-, ni los niños de Galicia nunca llegaron a pasar hambre ni falta de juguetes debido a aquel desastre.
Y ellos, los carroñeros, lo sabían pero no obstante seguían gritando, enmarañando y enseñando aquel eslogan ridículo y estúpido del “Nunca Mais.
Y, cuando ya las playas y rocas habían quedado completamente limpias de aquella basura, ahí seguían ellos, clamando y gritando que en el fondo del mar todavía había chapapote y estaba afectando al marisco, así, hasta que alguien les avisó que se estaban pasando tres pueblos y medio y, de seguir así, iban a terminar poniendo en peligro y arruinando, esta vez de verdad, el marisco de Galicia, puesto que, si seguían dando falsas informaciones y diciendo que el marisco no estaba limpio, la gente se iba a ir a otros mercados. Y, fue entonces, y solo entonces, que se dieron de bruces con la realidad y la metedura de pata en que habían incurrido y desaparecieron.
“Good riddance”
Y, ahora, con esto del Ébola, están haciendo lo mismo y esta vez no son los del “Nunca Mais”, que alguno habrá por allí, pero demuestra que, desgraciadamente, también puede haber muchos “Nunca Mais” fuera de Galicia.
Y esto no lo digo tanto por la oposición, puesto que, de momento, tanto Pedro Sánchez como el “mesías de Podemos”, han optado por una política discreta que, al menos si no ayuda, tampoco entorpece.
En cambio no se puede decir lo mismo de los medios de comunicación, ni de los amantes de los animales, ni de los manifestantes espontáneos de la calle, que siempre aparecen no se sabe muy bien de donde.
Los medios, tanto de derechas como de izquierdas, puesto que ahora se ha puesto de moda zurrarle a Rajoy y las está llevando de tirios y troyanos, están dale que te pego preguntándose por qué teníamos que repatriar a los religiosos si sé sabia que iban a morir.
Pues mirar tíos, se trajeron porque somos, a pesar de todo, un país del “primer mundo” y, desde hace bastante tiempo, aunque algunos les suene a cuento, como país, estamos jugando en primera división y por eso, como han hecho todos los países del mismo calibre, Inglaterra, Francia, Suiza, Islandia, Estados Unidos, etc., había que repatriarlos e intentar salvarlos, y eso fue lo que se hizo.
Pero, por un golpe caprichoso del destino, una posibilidad entre un millón, se infecto la pobre Teresa, un accidente que le puede ocurrir a cualquiera y en cualquier país, pero, como los españoles parece que estamos afiliados de por vida a la “Ley Murphy”, nos tocó a nosotros y nos hemos quedado heridos y ahí enseguida aparecen los carroñeros tratando de hacer sangre.
Y, para echarle más leña al fuego, nos encontramos con el tema del perro, que uno que escribe este blog, puede jurar por lo más sagrado que no hay en este mundo quien ame mas a los animales que él, y, sin embargo, comprende, como debiera comprender todo el mundo, que si hay una posibilidad de que el pobre chucho pueda ser portador de la enfermad aunque no tanga ningún síntoma, pues desgraciadamente no hay más remedio que sacrificarlo, antes son los seres humanos aunque sean, en la mayoría de los casos, mil veces más perversos.
Luego, tenemos a ese coordinador, presidente, consejero o lo que sea, de la sanidad de Madrid tratando de culpar a la pobre enfermera. Que alguien le dé una patada a este bobo en el prefijo.
Y, al final, una ministra del ramo que no está preparada ni para lidiar con una epidemia de catarro, dejemos ya lo de el Ébola, aunque sea como fuere ella no tiene la culpa y aunque tuviere mas desparpajo que un vendedor de tómbola, no cambiaría nada y eso no debe olvidarlo nadie, ni siquiera Pérez Reverte.
De momento en Estados Unidos, el país con más casos de Ébola del mundo, y en el Reino Unido, están haciendo un “screening” (cribado), de todos los pasajeros que llegan de las zonas infectadas tratando de evitar que nadie con la enfermedad pueda entrar en el país.
Gesto que, según los expertos, es completamente inútil y fútil, puesto que, cualquiera puede llegar contagiado sin mostrar ningún síntoma y desarrollar la enfermedad días después tras haberse recorrido medio Estados Unidos o media Europa.
Y entrará, que nadie lo dude, la enfermedad va a llegar al “primer mundo” y tendremos que lidiar con ella como mejor podamos, así que, de momento, tratemos de no arruinar ni desprestigiar nuestro sistema de “Sanidad Pública” porque, aunque no se lo crean, es uno de los mejores del mundo.
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