Mientras haya gente así, mal nos va a ir.
Con el imparable aumento del paro, la incertidumbre sobre si, llegada la edad, vamos poder cobrar una pensión o no, con el intento de subir la edad de jubilación, con los países mas importantes de la eurozona tachando a España de ser un lastre para Europa, con una crisis, especialmente en el sector inmobiliario, que no perece tener fondo, ni se le ven visos de que lo vaya a hacer a medio plazo.
Con unas expectativas nulas de creación de empleo a corto o medio plazo.
Con miles de columnas de cemento, en lo que iban a ser grandes polígonos industriales, con miles de edificaciones de casitas a medio construir, con los ladrillos al aire, con los hierros oxidados asomando por lo que iba a ser su parte alta, que aparecen como esqueletos descarnados, fantasmas de nuestra muerta economía.
Con este tétrico panorama, debería ser más que suficiente para que el país entero se levantara al unisonó pidiendo la dimisión de todo el Gobierno Zapatero.
Y, sin embargo, los sindicatos, completamente, subordinados al Gobierno, no dicen esta boca es mía; ¿Quién los vería si el Gobierno fuese del PP?
No es que yo desee una huelga general, ni mucho menos, este país necesita una huelga general tanto como yo una patada en la barriga, eso seria tanto como que en un barco al que un capitán inútil acaba de mandar contra unas rocas, la marinería enfadada le reventase el fondo para acabar de hundirlo completamente, y eso no. Lo que habría que hacer en tal caso seria despedir al capitán y tratar de rescatar el barco; y aquí lo que debieran hacer los sindicatos es levantar su voz contra el Gobierno y decirle a su gente que en las próximas elecciones eligiesen a otro capitán.
Pero al fin y a la postre esto era de esperar, estos, (los sindicatos) no pasan de ser esbirros del PSOE y por ende del Gobierno. Ya sucedió durante la “Gloriosa” II Republica, que, Largo Caballero, el Secretario General de UGT ,era, así mismo, líder del PSOE, y en el año 36, llego incluso a primer ministro.
Lo que no era tanto de esperar, es que, viendo como esta el patio, viendo el carajal en que se ha convertido España bajo el mandato de ZP, en las encuestas, este aparezca por encima de Mariano Rajoy.
Es verdad que España nunca había sido abusada de esta manera por la clase dirigente, es verdad que la clase política aparece ante nosotros completamente desacreditada.
Con ministros y diputados con sueldos de hasta 20 millones de pesetas, -que es como mejor nos entendemos-, al año, o sea, mas de un millón y medio al mes.
Con ministros que cobran el paro por un puesto que han desempeñado, mientras desempeñan, y cobran, otro puesto.
Con ex presidentes que seguirán cobrando el sueldo de presidente, de por vida.
Y, con la necesidad, por parte del españolito de a pie, de una cotización mínima de 15 años para poder cobrar una modesta pensión de 600 o 700 euros, -si alguna vez llega a cobrarla- y de 35 años para cobrar el 100%, mientras a un diputado, solo por serlo, le basta con 7 años en el cargo para cobrar ese mismo 100%, y a un ministro le llega con un solo día en el cargo.
Ante estos abusos, hemos llegado a la conclusión aquélla de que, “todos son iguales”.
Pero, eso no es tan así, quizás sean todos iguales, quizás no tengamos a nadie en este momento capaz de quitarnos de esta crisis, pero, debemos intentarlo, debemos darle la oportunidad a otro, aunque ese otro no nos inspire demasiada confianza.
En los seis años que lleva en el Gobierno español, Zapatero ha demostrado una y otra vez que solo sirve para tensionar la sociedad española con propuestas ideológicas y, la mayoría, demagógicas y para malgastar el dinero que recauda de los contribuyentes, tratando de tapar su falta de liderazgo con remiendos y tapones mas propios de Míster Beam, que de un presidente de la decima potencia financiera mundial.
¿Cómo vamos a dejar a España de nuevo en manos de alguien así?
Claro que mientras haya gente que crea que las faltas de la izquierda no son tan graves como las de la derecha.
Gente que ve con buenos ojos que el juez Garzón se salte la ley a la torera cuando se trata de juzgar los “crímenes del franquismo” –el fin justifica los medios-, mientras el señor Carrillo vive disfrutando de una placida vejes en la mas completa impunidad.
Gente que no juzga los hechos, sino que catalogan a las personas y las instituciones. Una misma acción puede tener carácter positivo o negativo según sea el signo del gobierno que la realice. -A esto le llamó el filósofo francés Jean-François Revel, “Hemiplejia moral”-.
Mientras haya gente así, mal nos va a ir.
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