España, es solo un sueño roto.
Hace unos días vimos como un cansado y, quizás, también amargado Presidente de la Comunidad de Valencia, le dejaba caer a bocajarro a un miembro de la oposición (PSOE): Lo que a usted le gustaría, seria poder llegar con una camioneta hasta mi puerta y que al otro día yo apareciese boca arriba en una cuneta.
Y con esta declaración saltó el escándalo.
De todas partes, las críticas comenzaron a llover sobre el Francisco Camps.
Y, sin embargo, la verdad es que lo que dice Camps, quizas no es lo políticamente correcto, pero es la pura verdad, hay mucha gente de izquierdas y de derechas también, que odian a muerte a sus adversarios políticos, y eso lo sabemos todos. ¿Por que vamos a ir ahora con hipocresías, y menos en internet, que es donde nos desahogamos todos?
Quizás al decirlo, el señor Camps, este echando mas leña al fuego, pero este juego lo empezó Felipe González en las elecciones del 93 cuando dijo que votar a la derecha era votar a la dictadura etc, y lo continuo el lenguaraz Alfonso Guerra, éste siempre que tuvo ocasión, nunca se cortó un pelo a la hora de tachar a la derecha de asesinos, y eso lo sabemos todos.
Y ahora hemos llegado a una situación en la que es facilísimo encontrar muchísima gente que le salta al cuello a cualquiera, solo por sus desavenencias políticas, gente que no admite la diversidad de opinión, que su idea tiene que prevalecer por encima de todo. Podemos tratar de negarlo, de enterrar la cabeza en la arena como el avestruz, pero esa es la realidad de este “país” en este momento.
Muchos no lo creerán así, pero si Dios no lo remedia, esto puede ser el principio del fin de España como nación.
El caos más absoluto reina ahora sobre este país, absorbiéndolo en una espiral terrorífica que le rompe los huesos, el espíritu y lo conduce sin remisión a su desaparición…
Victima de unos nacionalismos periféricos, que como hienas se disputan los pedazos de su presa, con esta todavía viva.
Fanáticos que en nombre de reivindicar la supuesta violación de sus “países”, en realidad cotos privados de desaprensivos que solo están ahí con la vieja idea de, “coge la pasta y corre”, no pararan hasta que España sea borrada del mapa.
Este es el cáncer de este país.
Un cáncer que siempre estuvo ahí latente.
Un cáncer que ahora ha empezado a desarrollarse y le va consumiendo los nutrientes, la energía, el ser, creciendo cada vez mas y a punto de convertirse en metástasis.
Me fui de España, con solo 18 años, viví en mi nuevo país casi otros dieciocho.
Allí me cogió la muerte del viejo dictador.
Luego vino la famosa “Transición”.
Hasta allí llegaban noticias de que esta transición había sido modélica.
Que habíamos pasado de una dictadura a una democracia que era la envidia del mundo mundial.
Que habíamos pasado de una España ñoña a una España abierta y liberal.
Y todos soñamos. Soñamos con una España, sana y abierta en la que todos trabajamos juntos para hacerla mejor. En una España en la que todos nos sentíamos españoles e iguales, sin creernos más que el vecino por el simple hecho de que este hubiese nacido en una región distinta a la nuestra ¡Que tontería!
Todo fue una quimera, los dos gañanes pintados por Goya, seguían ahí, solo se habían dado una tregua, para luego continuar zurrándose todavía con mas ahincó. En realidad habíamos pasado de una pseudo dictadura, a una verdadera dictadura. A la dictadura mas atroz que ha golpeado nuestro país en los últimos siglos.
Habíamos pasado de la España mágica a la España de “Torrente”. A una España cutre, casposa, que se desmiembra en diecisiete taifas.
En varias de ellas, como Las Vascongadas, Cataluña o Galicia, ésta última, la que me cae a mí más de cerca, con autoproclamados veladores de las esencias primigenias de sus “mini países”, vigilándonos al mas puro estilo de la Gestapo e interfiriendo y tratando de dictar, incluso, nuestra forma de pensar.
Hoy España, solo es un sueño roto.
¡Y yo, dejé Inglaterra, para venirme aquí…!
Aquella España mágica nunca volverá a ser lo que fue.
Y sé que nunca volveré a mi querida y vieja Inglaterra.
Las dos se han perdido para mí, pero las dos estarán siempre en mi corazón.
Y en momentos de debilidad y flaqueza, a ellas volveré con mi corazón y esto me da la fuerza para continuar…
Porque yo sé que la mas pequeña gota de deseo de libertad, tiene el poder de crecer en un arroyo, un rio, un océano.
Así puede ser…
Así debe ser…
Así será…
Y con esta declaración saltó el escándalo.
De todas partes, las críticas comenzaron a llover sobre el Francisco Camps.
Y, sin embargo, la verdad es que lo que dice Camps, quizas no es lo políticamente correcto, pero es la pura verdad, hay mucha gente de izquierdas y de derechas también, que odian a muerte a sus adversarios políticos, y eso lo sabemos todos. ¿Por que vamos a ir ahora con hipocresías, y menos en internet, que es donde nos desahogamos todos?
Quizás al decirlo, el señor Camps, este echando mas leña al fuego, pero este juego lo empezó Felipe González en las elecciones del 93 cuando dijo que votar a la derecha era votar a la dictadura etc, y lo continuo el lenguaraz Alfonso Guerra, éste siempre que tuvo ocasión, nunca se cortó un pelo a la hora de tachar a la derecha de asesinos, y eso lo sabemos todos.
Y ahora hemos llegado a una situación en la que es facilísimo encontrar muchísima gente que le salta al cuello a cualquiera, solo por sus desavenencias políticas, gente que no admite la diversidad de opinión, que su idea tiene que prevalecer por encima de todo. Podemos tratar de negarlo, de enterrar la cabeza en la arena como el avestruz, pero esa es la realidad de este “país” en este momento.
Muchos no lo creerán así, pero si Dios no lo remedia, esto puede ser el principio del fin de España como nación.
El caos más absoluto reina ahora sobre este país, absorbiéndolo en una espiral terrorífica que le rompe los huesos, el espíritu y lo conduce sin remisión a su desaparición…
Victima de unos nacionalismos periféricos, que como hienas se disputan los pedazos de su presa, con esta todavía viva.
Fanáticos que en nombre de reivindicar la supuesta violación de sus “países”, en realidad cotos privados de desaprensivos que solo están ahí con la vieja idea de, “coge la pasta y corre”, no pararan hasta que España sea borrada del mapa.
Este es el cáncer de este país.
Un cáncer que siempre estuvo ahí latente.
Un cáncer que ahora ha empezado a desarrollarse y le va consumiendo los nutrientes, la energía, el ser, creciendo cada vez mas y a punto de convertirse en metástasis.
Me fui de España, con solo 18 años, viví en mi nuevo país casi otros dieciocho.
Allí me cogió la muerte del viejo dictador.
Luego vino la famosa “Transición”.
Hasta allí llegaban noticias de que esta transición había sido modélica.
Que habíamos pasado de una dictadura a una democracia que era la envidia del mundo mundial.
Que habíamos pasado de una España ñoña a una España abierta y liberal.
Y todos soñamos. Soñamos con una España, sana y abierta en la que todos trabajamos juntos para hacerla mejor. En una España en la que todos nos sentíamos españoles e iguales, sin creernos más que el vecino por el simple hecho de que este hubiese nacido en una región distinta a la nuestra ¡Que tontería!
Todo fue una quimera, los dos gañanes pintados por Goya, seguían ahí, solo se habían dado una tregua, para luego continuar zurrándose todavía con mas ahincó. En realidad habíamos pasado de una pseudo dictadura, a una verdadera dictadura. A la dictadura mas atroz que ha golpeado nuestro país en los últimos siglos.
Habíamos pasado de la España mágica a la España de “Torrente”. A una España cutre, casposa, que se desmiembra en diecisiete taifas.
En varias de ellas, como Las Vascongadas, Cataluña o Galicia, ésta última, la que me cae a mí más de cerca, con autoproclamados veladores de las esencias primigenias de sus “mini países”, vigilándonos al mas puro estilo de la Gestapo e interfiriendo y tratando de dictar, incluso, nuestra forma de pensar.
Hoy España, solo es un sueño roto.
¡Y yo, dejé Inglaterra, para venirme aquí…!
Aquella España mágica nunca volverá a ser lo que fue.
Y sé que nunca volveré a mi querida y vieja Inglaterra.
Las dos se han perdido para mí, pero las dos estarán siempre en mi corazón.
Y en momentos de debilidad y flaqueza, a ellas volveré con mi corazón y esto me da la fuerza para continuar…
Porque yo sé que la mas pequeña gota de deseo de libertad, tiene el poder de crecer en un arroyo, un rio, un océano.
Así puede ser…
Así debe ser…
Así será…
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