La creación del Mundo.
(El milagro de la vida 2)
Dios creó el mundo, de la nada, en seis días, con arreglo al siguiente orden: el primer día creó la luz; el segundo, el firmamento o cielo; el tercero, el mar y las plantas; el cuarto, el Sol, la Luna y las estrellas; el quintó, las aves y los peces; y el cesto los animales y el hombre –nótese que nos dejó para el final, no era tonto el tío-. (*)
(*) Enciclopedia Álvarez, tercer grado. Edición 1965.
¿…? ¿Qué?
¿Qué té ha parecido?
Nada que no te lo crees. Claro que no. Tú eres más inteligente que eso. Y además no crees en Dios, ni en todas esas paparruchadas –es lo que está de moda-. Tú eres moderno, liberal tirando a la izquierda progre. Lo tuyo es la lógica y la ciencia. Lo científico, ¡vamos!
Claro que sí. Pues vamos allá: ¿Sabes lo que es un protón? … Si, has oído hablar de él. ¿Pero sabes, exactamente, como es? ¿Sabes su tamaño? …Por mucho que te esfuerces, nunca serás capaz de hacerte cargo de qué pequeño, qué espacialmente insignificante es un protón.
Un protón es una parte infinitesimal de un átomo, que es en sí mismo, por supuesto, una cosa insustancial. Los protones son tan pequeños que una pisquita de tinta, como el punto de esta “i” puede contener unos 500.000 millones de ellos, o bastante más del número de segundos necesarios para completar medio millón de años. Así que los protones son extraordinariamente microscópicos, por decir algo.
Ahora, imagínate, si puedes- y no puedes, claro-, que aprietas uno de esos protones hasta reducirlo a una millonésima parte de su tamaño normal en un espacio tan pequeño que otro protón, a su lado, pareciese enorme. Introduce después, en ese minúsculo espacio, 30 gramos de materia. Muy bien. Ya estás en condiciones de poner un universo en marcha.
Estoy dando por supuesto, obviamente, que lo que quieres construir es un universo inflacionario. Si en vez de eso prefirieses construir un universo clásico mas anticuado, tipo “Gran Explosión” necesitarías materiales suplementarios. Necesitarías, en realidad, agrupar todo lo que hay (hasta la última mota y partícula de materia desde aquí hasta el límite de la creación) y apretarlo hasta reducirlo a un punto tan infinitesimalmente compacto que no tuviese absolutamente ninguna dimensión. A eso es a lo que se llama una “singularidad”.
Y prepárate para una explosión grande de verdad. Querrás retirarte a un lugar seguro para observar el espectáculo, como es natural. Por desgracia, no hay ningún lugar al que retirarse, porque no hay ningún lugar fuera de la “singularidad”. Cuando el universo empiece a expandirse, no lo hará para llenar un vacío mayor que él. El único espacio que existe es el que va creando al expandirse.
Es natural, pero erróneo, visualizar la “singularidad” como una especie de punto preñado que cuelga en un vacío ilimitado y oscuro. Pero no hay ningún espacio, no hay ninguna oscuridad. La “singularidad” no tiene nada a su alrededor, no hay espacio que pueda ocupar ni lugar. Ni siquiera cabe preguntar cuánto tiempo ha estado allí, si acaba de brotar a la existencia, como una buena idea, o si ha estado allí siempre, esperando tranquilamente el momento adecuado. El tiempo no existe. No hay ningún pasado del que surja.
Y así, partiendo de la nada, se inicia nuestro universo.
En una sola palpitación cegadora, un momento de gloria demasiado rápido y expansivo para que pueda expresarse con palabras, la “singularidad” adquiere dimensiones celestiales, un espacio inconcebible. El primer animado segundo produce la gravedad y las demás fuerzas que gobiernan la física. En menos de un minuto, el universo tiene un millón de miles de millones de kilómetros de anchura y sigue creciendo rápido. Hace ya mucho calor, 10. 000 millones de grados, suficiente para que se inicien las reacciones nucleares que crean los elementos más ligeros, hidrogeno y helio principalmente, con un poquito de litio (un átomo de cada 100 millones). En tres minutos se ha producido el 98% de toda la materia que hay o que llegara a haber.
Tenemos un universo. Es un lugar con las más asombrosas y gratificantes posibilidades, un lugar bello además. Y se ha hecho todo, en lo que tú tardas en hacer un bocadillo. (*)
Algo más tarde el universo se enfría y partes de la materia de la “Gran Explosión” su juntan y solidifican, formando galaxias con estrellas, planetas y otros objetos del universo.
Una de esas estrellas es nuestro Sol y uno de sus planetas es la Tierra.
La Tierra en aquel momento es un lugar hostil y peligroso. Su parte liquida es una mescla de varios elementos a altas temperaturas. Su atmosfera de compone de vapores de toda clase de gases. Y su corteza se ve estremecida por la erupción de cientos de volcanes, mientras el cielo se parte con rayos y tormentas de intensidades increíbles. Y en aquel caldo de cultivo, de alguna manera, primero se forman lo aminoácidos, luego las proteínas y finalmente surge la vida.
(*) Una breve historia de casi todo. “Bill Bryson”
¿…? ¿Qué?
¿Qué te parece ésta?
…¿Increíble? ¿Fantástica quizás?
Pues bien pavero, enterado, hay que decidirse. Ahí está la cuestión.
“To be o no to be, that is de question”.
O como dice mi jefe: tú mismo.
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