Los nacionalistas y "su" democracia.
- ¿Se acuerdan de aquella promesa que el “Presidente Feijoo,” –lo pongo entrecomillado porque en este país tenemos más presidentes que nabos en Lugo- nos hizo a los gallegos antes de las elecciones autonómicas de Galicia?
Nos prometió que, si él las ganaba, derogaría el decreto del gallego y los padres en Galicia, podrían elegir la lengua en la educación de sus hijos.
Bien, pues ganó, pero la promesa la cumplió a medias, -si es que se puede decir así, puesto que, una promesa se cumple o no se cumple, punto- y sacó una nueva ley en la que dejaba, más o menos, al gallego y al castellano a partes iguales, fifty, fifty, que dirían los americanos, e introduciendo, además, una nueva lengua, el inglés, que acapararía un tercio de las clases. -Si esto fuese cierto y el inglés se estudiase en nuestras escuelas como es debido, merecería la pena, pero mucho me temo que el inglés seguirá siendo, por mucho tiempo todavía, nuestra asignatura pendiente-. Y así quedó la cosa por parte de Feijoo, con un cumplimiento de su promesa, muy, muy, descafeinado. Pero, algo es algo, pensamos los gallegos, ¿a ver si para las próximas le pone un par y se atreve a hacerlo, (cumplir la promesa) de verdad?...
Y fue entonces cuando apareció la “Mesa por la normalización lingüística”.
La “Mesa por la normalización lingüística” se supone que es una ONG sin ánimo de lucro, que se ha encomendado a sí misma el velar para que no se discrimine el idioma gallego en Galicia.
En realidad esto es mentira. La “Mesa por la imposición lingüística” –esta debería ser su verdadera denominación- es un ente que se ha erigido como dictador de las normas a seguir en Galicia. De cómo los gallegos debemos nacer, vivir, hablar, pensar e incluso, morir, pues hasta quieren prohibir que los epitafios de las tumbas se escriban en castellano. Este ente está, y ha estado siempre, fuertemente subvencionado por la Junta de Galicia, no importa quien fuere el Presidente.
Su líder, Carlos Callón, es un “señorito” de Santa Eugenia de Ribeira.
Este chaval, sin oficio conocido, en su vida ha pegado palo al agua ni, por lo que se ve, piensa pegarlo en lo que le resta.
Bien, pues a esta “Mesa”, por lo visto no les ha gustado como había quedado la cosa en los colegios y han interpuesto, contra el nuevo decreto, un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
A este recurso se han unido también el sindicato nacionalista CIG, y La Real Academia Gallega. Huelga decir que todos ellos viven del mismo cuento.
-Y aquí no debemos olvidarnos del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, puesto que, de no existir las autonomías, tampoco hubiese existido un TSJG, por lo tanto, estos también están barriendo para casa y por la cosa-.
A todo esto, dice el señor Callón, que confía en que haya un pronunciamiento ágil por parte del Tribunal, asegurando que, si se tardan dos años en dictar sentencia y durante este tiempo, no se toma ninguna medida cautelar para que lo niños y niñas (sic) puedan aprender en gallego, podríamos causar un enorme daño a la formación lingüística de los estudiantes.
¿O sea, que el hecho de que los padres en Galicia, puedan elegir el castellano en la educación de sus hijos, le parece a este niñato, un enorme daño?
Pues mira, ya les perdono todo esto. Al fin y a la postre, las habichuelas hay que agenciárselas todos los días y si lo podemos hacer con el mínimo esfuerzo, mejor que mejor.
Lo que no soporto. Lo que más me revienta de esta patulea es que, mientras nos dictan e imponen sus normas al más puro estilo nazi, siguen manteniendo que todo lo hacen por la “democracia y libertad de Galicia”. ¡Tócate los cataplines!
Miren señores: ya sé que con ustedes es inútil pero voy a tratar de darles un ejemplo que nos dejó un gran personaje histórico sobre democracia.
Se llamaba Clara Campoamor.
Y junto con Victoria Kent, eran las dos únicas mujeres que había en las Cortes Constituyentes. Clara Campoamor representaba al Partido Radical y Victoria Kent lo hacía por la formación Radical-Socialista. Y se trataba de aprobar la ley al derecho electoral de las mujeres. Los debates en cuestión se produjeron los días 1, 2 y 8 de septiembre de 1931. La radical-socialista se opuso con contundencia al sufragio femenino sin ningún tipo de limitaciones defendido por Campoamor.
La izquierda, con excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no quería que la mujer votase porque se suponía que estaba más influida por la Iglesia e iba a favorecer a las derechas. Estas tampoco lo querían pero lo apoyaban porque creían que les podía favorecer. Entonces, el partido Radical Socialista puso frente a Clara a la otra diputada, Victoria Kent, para negar el voto de la mujer aplazándolo sine die.
“ La mujer para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con el mismo ideal, advirtió Kent para asegurar que, si todas las españolas fueran obreras o universitarias y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino".
Frente a ella Campoamor, en contra de su propio partido, el Radical, fue la encargada de replicar a su colega para apostar por reconocer a la mujer como ser humano, por "pura ética", todos sus derechos.
"Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano", expuso a los diputados.
El debate fue extraordinario y la Campoamor arrolló.
La Constitución, aprobada por las Cortes republicanas, reconoció la plena igualdad jurídica y política de hombres y mujeres y el voto femenino salió adelante.
Prieto salió del hemiciclo diciendo que aquello era «una puñalada trapera a la República». Hubo un gran escándalo. Y cuando en el 33 la CEDA ganó las elecciones y Lerroux formó gobierno, toda la izquierda le echó la culpa de su derrota a Clara Campoamor. Fue su muerte política.
En el 33 no consiguió renovar su escaño y en el 34 abandonó el Partido Radical.
Ahí está.
Esta gran señora sabía que, lo que su compañera en las Cortes le decía, era verdad.
Sabía que con la llegada del derecho del sufragio femenino podía significar su muerte política.
Pero ante todo era una gran demócrata al tiempo que gran persona y, llegado el momento, voto en consecuencia con sus convicciones.
Eso es ser demócrata. Dar libertad al pueblo para que elija, aun sabiendo que tal libertad pueda ir en contra de nuestras ideas.
Otro ejemplo, este mío: Estos son dos muchachos que tienen dos novias a las que adoran. Un día las chicas les dicen a los muchachos que han conocido a otros chicos y que lo quieren dejar.
Uno de los chicos se resigna y, con gran dolor de corazón, deja ir a la chica a que busque su destino y sea feliz.
El otro en cambio no se resigna. Le grita, o eres mía o no serás de nadie, y la mata.
¿Cuál de los dos chicos creen ustedes que quería y respetaba mas su novia, el que la deja ir o el que la mata?...
Pues eso.
Una vez en Inglaterra, vi un poster que representaba dos manos abiertas en forma de uve y de ellas salía volando una paloma. Y debajo una leyenda que decía:
Si amas algo, déjalo ir.
Si vuelve es tuyo, sino, nunca lo fue.
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