Suposiciones.
Al parecer, Gadafi, el dictador libio, está a punto de caer.
Y con él, junto con Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto, son tres ya los dictadores que acaban mordiendo el polvo a causa, o por, las revoluciones “populares” que están agitando todo el mundo árabe.
Y, según dicen las noticias, El dictador está acosado. Los rebeldes han tomado todas las ciudades importantes de Libia. El fin de Gadafi, cada vez mas cerca.
Pero… ¿Quienes son los rebeldes?
¿Quién los organiza?
¿Quién los arma?
¿Quién los manda?
Y, alguien pregunta, ¿Quién es la mano que mece la cuna?
Dicen que es una revuelta popular, que se organizó desde Internet, comenzó en Túnez y se extendió por todo el norte de África y parte de Oriente Medio.
Pero creer esto a estas alturas, es tanto como creer en los Reyes Magos o Papa Noel.
Entonces: ¿Quién está detrás?
¿El fundamentalismo islámico?
Bueno, ellos quizás también pero: ¿Por qué no suponer que hay alguien más?
Supongamos que la primera potencia mundial esté en banca rota.
Supongamos que su deuda externa equivale a su P.I.B anual de tres años.
O, para entendernos mejor, si tomamos el P.I.B anual del mundo entero, la deuda de esta superpotencia todavía seria un poquito mayor.
Supongamos además que, esta superpotencia, a pesar ser muy emprendedora y todavia poseedora de una gran inventiva, sabe que, su estándar y forma de vida la han convertido en una nación poco competitiva en el mercado, tanto nacional como mundial.
Y que, de seguir así, se verá incapaz de asumir su deuda y su llegada a la banca rota es solo cuestión de tiempo.
Y, supongamos que aquí, esta superpotencia, se pone a discurrir la manera de salir del embolado en que está metida y llega a la siguiente conclusión: la Primera Guerra Mundial la convirtió en la primera potencia del mundo, la Segunda Guerra Mundial la salvó de los devastadores efectos causados por el “crack” del 29 y la nefasta política intervencionista de uno de sus presidentes.
Y supongamos que llega a la siguiente conclusión: ¿Por qué no repetir el truco?
Y comienza por tratar de crearle a sus competidores –Europa, La China y Japón- el mayor problema posible, cortarles o encarecerles hasta el infinito el suministro de petróleo.
Y que mejor solución para lograrlo que fomentar y crear una revolución en aquellos países principales proveedores de petróleo de esos competidores.
Que luego el “fundamentalismo islámico” se adueña de aquellos países y crea un problema sin parangón al mundo entero, ¿Bueno y qué?
Mientras Arabia Saudita y Kuwait, principales proveedores de petróleo de esta superpotencia, sigan funcionando bien, el plan seguirá como esperado.
Pero, claro, todo esto son suposiciones.
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