No tienen derecho a pedir que por ley se coarten mis derechos.
Desde hace varias semanas todos los domingos por la mañana me los encuentro en el centro del pueblo.
Son los de la nueva plataforma creada recientemente en Galicia, “Queremos galego”, son los que antes se llamaron “Nunca Maís”, o sea, “los trinca maís”, los parásitos de siempre que viven dándoselas de defensores de Galicia, pero que en realidad son sus mas enconados opresores.
“Libertadores” que, como todo buen libertador que se precie, acaban convirtiéndose en dictadores y todavía proclamando que lo que ellos hacen lo hacen por el bien del pueblo.
Este domingo estaban ahí, también con su chiringuito montado en medio de la plaza del pueblo, recogiendo firmas en contra del decreto de Feijoo, que estipula una enseñanza en las escuelas de un 50 por ciento en gallego y un 50 por ciento en castellano, algo que al parecer ellos no aceptan. Pues para ellos la enseñanza en Galicia, debería ser solamente en gallego.
Cuando los vi comencé a refunfuñar entre dientes, maldiciendo su estampa, y la suerte perra que nos toco a los gallegos el día que esta gentuza nació en nuestra tierra.
Y en estas estaba cuando una de las personas que me acompañaban, alguien a quien yo quiero mucho y que además tengo por alguien que tiene la cabeza muy bien amueblada y siempre me suele dar una opinión inteligente y equilibrada, me dijo: haces mal en enfadarte con ellos, estamos en una democracia y ellos, igual que tú, tienen derecho a pedir lo que deseen, que luego se les conceda, o no, es caso aparte, ¡piénsalo!
Bueno, pues lo he hecho y, a pesar de esta persona a la que tengo en gran afecto, no estoy en absoluto de acuerdo.
En primer lugar está el pequeño detalle de que, de yo ponerme en la plaza recogiendo firmas para que la educación en Galicia fuese dada solo en castellano, (español) la lengua de nuestro país y por lo tanto nuestra lengua, probablemente acabase con el escritorio encasquetado por sombrero, pues así son ellos de demócratas. Así que, aquello de que todo el mundo puede pedir lo que desee, aquí se va al garete, yo no puedo…
Y en segundo lugar, ellos tienen derecho del mundo a pedir sus derechos, valga la redundancia, y además a exigirlos, incluso tienen derecho a pedir cosas que no sean sus derechos, incluso aunque lo que pidan sea una tontería, si consiguen lo que piden, por pedir que no quede.
Pero lo que no tienen derecho es a pedir que por ley se coarten mis derechos y eso es lo que ellos están pidiendo.
Ellos no piden libertad para educar a sus hijos en gallego si así lo desean, eso ya lo pueden hacer; no piden libertad para rotular sus negocios en gallego, algo que a nadie se le prohíbe; no piden que puedan bautizar a sus hijos con un nombre gallego, algo que también hace años que está permitido.
Ellos lo que piden es que yo, que nosotros, los demás gallegos, no podamos educar a nuestros niños en castellano, que no podamos rotular en castellano, que no podamos bautizar a nuestros hijos con un nombre español y hasta que no podamos enterrar a nuestros muertos en castellano.
Y eso ellos no pueden hacerlo y no deberíamos consentir que lo hicieran, pues de seguir así no esta muy lejos el día en que prohíban las revistas, los libros, los cines, la radio, la televisión y todo lo que se tercie, en castellano y si no al tiempo.
Que pidan para ellos, pero a aquellos gallegos que no estamos con sus tonterías, que no nos incluyan en sus planes.
Que estos malditos parásitos nos dejen en paz de una vez.
Espero que Feijoo no olvide su promesa.
La promesa que nos hizo a los gallegos de que íbamos a poder elegir idioma.
La promesa por la que lo votamos por mayoría absoluta.
No la cumplió a rajatabla, por lo menos que la cumpla a medias.
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