El Pazo de Meirás.
El Pazo de Meirás le fue regalado a Franco, ya en 1938, como residencia de verano, por un grupo de notables gallegos.
Fue el banquero Pedro Barrié de la Maza el que cerró un acuerdo de compra del pazo con las herederas del inmueble, la hija de Pardo Bazán y su nuera, por 450.000 pesetas. El anterior propietario, Jaime Quiroga y Pardo Bazán, primogénito de la escritora, conde de la Torre de Cela y capitán del ejercito, había sido ejecutado, junto a su único hijo, en los primeros días de agosto de 1936 en la checa de Bellas Artes (uno de los muchos lugares que el terror rojo republicano instalo en Madrid, donde fueron asesinados miles de derechistas).
No obstante los jerarcas gallegos de Falange Española Tradicionalista(FET) el gobernador civil y el alcalde de La Coruña, entre otros, idearon el hacer el regalo del pazo a Franco, presentándolo como una donación del pueblo de La Coruña al Caudillo, a quien ya veían victorioso en la Guerra Civil. Para ello fijaron una cuota obligatoria para los funcionarios municipales, a quienes se descontaba una peseta de su salario mensual durante un año, y otra suscripción general, abierta y popular, y completamente voluntaria, para los que quisieran contribuir con dinero o con otros bienes. Aunque la mayor parte del dinero fue aportada por el banquero Barrié de la Maza y un pequeño numero de industriales y empresarios gallegos.
El Pazo de Meirás fue la residencia de verano de Franco hasta su muerte.
¿Y esto a cuento de que viene? Alguien se preguntará.
Pues viene a cuento de la manía coyuntural que ha nuestros progres les ha entrado por vengarse de Franco, 35 años después de muerto.
Tratan de borrarlo de la historia de España, cambiando los nombres de las calles que nos lo recuerden, -en La Coruña, desaparece hasta la calle de “Valle de los Caídos”, como si el “Valle de los Caídos” no albergase los cuerpos de los caídos en ambos bandos.
Y aunque fuesen solo los del bando nacional, ¿Es que ellos no fueron también caídos?
Y, además, caídos por la patria, aunque muchos de ellos hubiesen preferido no haber caído por nada-.
Tratan de arrebatarle todo los honores que un día le concedieron. Honores que le fueron otorgados por ellos, por los mismos que ahora tratan de arrebatárselos, cantamañanas, tiralevitas y oportunistas, aduladores que siempre se arriman al sol que mas calienta.
Poco después de la guerra, la Falange Española pasó a tener mas de un millón de afiliados, fue como una epidemia de la que se contagio todo el mundo, todo el mundo que quería estar ahí arriba, claro está, son los mismos, los mismos que ahora viven del cuento de la “Memoria Histórica”, los “nacionalismos”, la izquierda progre, la “paridad de genero” etc.
Los mismos que ahora y en cualquier ocasión y, muchas veces, sin venir a cuento aseveran haber pelado contra Franco
¡Ahora, todos pelearon contra Franco!
Ahora lo demonizan, pero si él u otro como él volviera a Gobernarnos de nuevo, si la historia volviese a repetirse, ahí estarían de otra vez, lamiéndole la mano, llamándole héroe, gregario, caudillo, nombrándole hijo predilecto de la villa, ciudad, o pueblo etc.
Lo que fuese, con tal de estar a su sombra y vivir del cuento, como ejemplo ahí tenemos a ministros como de la Vega o Bermejo, que se dicen mas rojos que Stalin y cuyos padres fueron figuras destacadas del el régimen, -en realidad, hay una gran mayoría de nuestros políticos cuyos padres medraron a la sombra del dictador- o Carod Rovira, hijo de guardiacivil o Zapatero, que habla del abuelo republicano y se olvida del otro.
¿Y las “familias”?, los Rovira, los Maragall, los Guerra, los Chaves o los Pagin, -que por un requiebro del destino, ahora nos enteramos de que, toda la familia, toda, vive del cuento de la política-.
Herederos del régimen que traen en sus genes el arte de saber vivir sin dar palo al agua y ganando un pastón, y que luego todavía se las dan de proletariados y dispuestos a corregir la historia y dar lecciones de ética.
Como cuando vemos a de la Vega echar pestes de la derecha, llamándolos burgueses y partido de los ricos, ella, que jamás repite vestido, o a Leire y a Bibiana, cantando, mientras levantan el puñito, “Arriba pobres de la tierra…” (Sic)
Fue el banquero Pedro Barrié de la Maza el que cerró un acuerdo de compra del pazo con las herederas del inmueble, la hija de Pardo Bazán y su nuera, por 450.000 pesetas. El anterior propietario, Jaime Quiroga y Pardo Bazán, primogénito de la escritora, conde de la Torre de Cela y capitán del ejercito, había sido ejecutado, junto a su único hijo, en los primeros días de agosto de 1936 en la checa de Bellas Artes (uno de los muchos lugares que el terror rojo republicano instalo en Madrid, donde fueron asesinados miles de derechistas).
No obstante los jerarcas gallegos de Falange Española Tradicionalista(FET) el gobernador civil y el alcalde de La Coruña, entre otros, idearon el hacer el regalo del pazo a Franco, presentándolo como una donación del pueblo de La Coruña al Caudillo, a quien ya veían victorioso en la Guerra Civil. Para ello fijaron una cuota obligatoria para los funcionarios municipales, a quienes se descontaba una peseta de su salario mensual durante un año, y otra suscripción general, abierta y popular, y completamente voluntaria, para los que quisieran contribuir con dinero o con otros bienes. Aunque la mayor parte del dinero fue aportada por el banquero Barrié de la Maza y un pequeño numero de industriales y empresarios gallegos.
El Pazo de Meirás fue la residencia de verano de Franco hasta su muerte.
¿Y esto a cuento de que viene? Alguien se preguntará.
Pues viene a cuento de la manía coyuntural que ha nuestros progres les ha entrado por vengarse de Franco, 35 años después de muerto.
Tratan de borrarlo de la historia de España, cambiando los nombres de las calles que nos lo recuerden, -en La Coruña, desaparece hasta la calle de “Valle de los Caídos”, como si el “Valle de los Caídos” no albergase los cuerpos de los caídos en ambos bandos.
Y aunque fuesen solo los del bando nacional, ¿Es que ellos no fueron también caídos?
Y, además, caídos por la patria, aunque muchos de ellos hubiesen preferido no haber caído por nada-.
Tratan de arrebatarle todo los honores que un día le concedieron. Honores que le fueron otorgados por ellos, por los mismos que ahora tratan de arrebatárselos, cantamañanas, tiralevitas y oportunistas, aduladores que siempre se arriman al sol que mas calienta.
Poco después de la guerra, la Falange Española pasó a tener mas de un millón de afiliados, fue como una epidemia de la que se contagio todo el mundo, todo el mundo que quería estar ahí arriba, claro está, son los mismos, los mismos que ahora viven del cuento de la “Memoria Histórica”, los “nacionalismos”, la izquierda progre, la “paridad de genero” etc.
Los mismos que ahora y en cualquier ocasión y, muchas veces, sin venir a cuento aseveran haber pelado contra Franco
¡Ahora, todos pelearon contra Franco!
Ahora lo demonizan, pero si él u otro como él volviera a Gobernarnos de nuevo, si la historia volviese a repetirse, ahí estarían de otra vez, lamiéndole la mano, llamándole héroe, gregario, caudillo, nombrándole hijo predilecto de la villa, ciudad, o pueblo etc.
Lo que fuese, con tal de estar a su sombra y vivir del cuento, como ejemplo ahí tenemos a ministros como de la Vega o Bermejo, que se dicen mas rojos que Stalin y cuyos padres fueron figuras destacadas del el régimen, -en realidad, hay una gran mayoría de nuestros políticos cuyos padres medraron a la sombra del dictador- o Carod Rovira, hijo de guardiacivil o Zapatero, que habla del abuelo republicano y se olvida del otro.
¿Y las “familias”?, los Rovira, los Maragall, los Guerra, los Chaves o los Pagin, -que por un requiebro del destino, ahora nos enteramos de que, toda la familia, toda, vive del cuento de la política-.
Herederos del régimen que traen en sus genes el arte de saber vivir sin dar palo al agua y ganando un pastón, y que luego todavía se las dan de proletariados y dispuestos a corregir la historia y dar lecciones de ética.
Como cuando vemos a de la Vega echar pestes de la derecha, llamándolos burgueses y partido de los ricos, ella, que jamás repite vestido, o a Leire y a Bibiana, cantando, mientras levantan el puñito, “Arriba pobres de la tierra…” (Sic)
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