Wednesday, January 22, 2020

El Síndrome de la Rana hervida.



¿Conoces el síndrome de la Rana hervida?
Fue escrito por el Suizo Oliver Clerc, especialista en desarrollo y bienestar.
Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana.
Se está calentando la cazuela a fuego lento.
Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le resulta agradable y sigue nadando.
La temperatura empieza a subir.
Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad.
A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, se habría puesto a salvo de un enérgico salto.
“Es un experimento rico en enseñanzas, dice el autor. Nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido  y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía”.

Y eso es lo que le ocurrió a La Argentina, más tarde a Venezuela y ahora le está ocurriendo a España.
-A principios del siglo XX, La Argentina tenia la renta per cápita más alta del mundo.
Hoy siente envidia al ver cómo viven los españoles-
Y dentro de no muchos años, seremos los españoles los que sentiremos envidia al ver cómo viven en Marruecos. De eso que a nadie le quepa duda.
Desde que murió Franco y llegó la “democracia”, je, je, que ironía, hemos ido derivando, lenta pero inexorablemente, hacia una dictadura de las izquierdas.
Y ahora ya han llegado al poder, ya no se ocultan y lo que era una deriva lenta ha pasado a ser un feroz galope hacia el abismo.
Una ministra con cara de cochera de Drácula, nos advierte que los hijos no son de los padres sino del Estado, mientras que la Ministra de Igualdad nombra para todos los cargos de su Ministerio solo a mujeres por el hecho de serlo.
¡Vaya igualdad!
Y asevera desde su tribuna, “que los hijos de padres y madres machistas tienen derecho a una educación libre y feminista”.
¿Qué entenderá ella por machista?
Ella, que cuenta con un currículo de diez meses como cajera de supermercado, cosa que no le quita merito sino que se lo da.
Lo que si le quita merito es el hecho de que, ella, Irene Montero, Ministra de Igualdad del Gobierno de España, está desempeñando ese cargo,  única y exclusivamente, por ser señora de….Pablo Iglesias Turrión, líder de “Podemos” y Vicepresidente del Gobierno.
Y eso, niñata, eso no va a cambiar nunca.
Así que, ¿qué hablas tú de machismos?
¿Puede haber algo más machista que eso?
Pero esto es solo una de los muchos disparates y canalladas que nos va a deparar este engendro que el señor Pedro Sánchez quiere hacernos tragar como Gobierno.
Para empezar, ha nombrado como Fiscal General del Estado a la ex ministra del PSOE,  Dolores Delgado, ministra de Justicia desde el 2018 hasta la actualidad, e intima amiga de un juez corrupto, para desempeñar un cargo clave en el buen funcionamiento del Estado de Derecho.
La función del Fiscal General del Estado consiste en que, una vez elegido “por el Gobierno”, se abstraiga de cualquier reivindicación partidista para garantizar las dos funciones principales que le encomienda la Constitución: defender el interés público y la independencia judicial.
Y en un alarde de insolencia, el señor Sánchez nos asegura que le ha dicho,  a “su ministra”, que sea justa y ecuánime,
¿Se puede ser más cínico, sinvergüenza y caradura?
Eso es algo así como si nos dicen que se ha quedado el zorro al cuidado de las gallinas pero que se le ha dicho que sea bueno con ellas.
Y para rematar la cosa, después de colocar novias, novios y novies, nos pone, como Ministro de Consumo al señorito Alberto Garzón, el único ministro comunista  en un Gobierno Europeo, el hombre que elogia el sistema de Consumo de Fidel Castro.
En realidad, este de comunista tiene lo que Cañita Brava tenia de cantante. No pasa de ser un  pequeño burgués, que nunca ha pegado palo al agua y a fuerza de servirle como monaguillo a Iglesias, ha conseguido llegar a ministro.
Un imbécil con suerte, un tonto de libro con vistas a la calle, que nos puede llevar a la ruina.
El Che Guevara, arruinó la economía y la industria de Cubana en los primeros cuatro años de la dictadura castrista, tiempo en el desempeño el cargo del Ministerio de la Industria. ¿A ver cuento tiempo le lleva a este?
 O mejor dicho, a estos, porque Garzón, Irene Montero, Celaa, etc., son solo  exponente de lo que representa esta aberración de Gobierno que nos ha endiñado el señor Pedro Sánchez, el hombre que vendería su alma al diablo con tal de llegar a Presidente.
¡Ya está!, lo ha conseguido y que dios nos ampare a todos por que la rana ya esta medio hervida.  

Sunday, January 05, 2020

El Gobierno Frankenstein


Para todos aquellos que en este momento estén sentados con los brazos cruzados, dando golpecitos con el pie en el suelo y apretando muchos los labios en señal de enfado, esperando que todo este asunto del Gobierno “frankenstein” que Sánchez planea, se vaya al carajo –cosa que acabara sucediendo- para luego poder decir a todos aquellos que votaron a Sánchez: “no os lo decía yo”.
E imaginando que estos votantes un día reconozcan su error y pidan, sino perdón, si disculpas por el mal causado a España y a los españoles, creo sinceramente que están esperando en vano porque dudo mucho que tal cosa suceda.
Porque si realmente alguien piensa que un votante de la “izquierda progre” vaya a hacer eso, entonces realmente nos merecemos este Gobierno que el “cum laude” nos va a imponer.
Este Gobierno va a acabar mal, como acabó el de Zapatero, y con él España.
Y volveremos a entrar de nuevo en otra crisis que solo dios sabe como acabara, y que ahora va a ser mucho peor puesto que los recursos de los que disponía España en el 2008, -como una deuda muy baja- no los tiene en la actualidad.
Y entonces, cuando los españoles tangamos que apechugar de nuevo con el desbarajuste, la izquierda, y sus medios afines –que son casi todos- culparan a la derecha y la derecha, y sus poquitos medios afines, como siempre acabaran creyéndoselo.
Me comentaba un amigo hoy que, él no piensa volver a votar en otras elecciones porque, dice él, me canso de votar al partido que me gusta y siempre terminamos viendo como se forma un Gobierno hecho a remiendos y que no hay por donde coger.
-Él como yo, raya los 68, hemos rebasado los años de cotización a la seguridad social con creces y vemos como unos niñatos que no saben los que es pasar hambre, calamidades y miedo, que no han cotizado a la seguridad social ni un solo día, porque jamás han pegado palo al agua, ahora aparecen como diputados y hasta ministros, con sueldos anuales que nosotros no juntamos ni en toda nuestra puñetera vida y nos dicen que no se puede pagar la miseria de pensión que nos dan-
La digo que es verdad, pero que si no vamos a votar es la mejor forma de que estos Gobiernos siempre estén ahí.
Me dice, mira: los únicos que votan al PP, son los mayores, los jóvenes menores de cuarenta, todos votan a la izquierda o a los “nacionalistas”, así que, que ellos se lo guisen y ellos se lo coman.
Y además, continua, aunque gane el PP, esto no va a cambiar, no tiene agallas para hacerlo, no se atreven y además no les importa.
Ir contra corriente es muy cansado, así que ellos se amoldan, hacen lo que les dicta la izquierda y el “nacionalismo separatista”, y nadan a favor de la corriente que no cansa tanto y se vive más cómodamente.
Así que, póngase como se ponga, Cataluña se acabará separando de España y tras de ellos habrá otros, y España se va a ir a hacer puñetas.
No tengo más remedio que darle la razón, especialmente cuando veo que  me llegan papeles oficiales del ayuntamiento, de la “Junta de Galicia”, del ITV e incluso en los rótulos de las señales de circulación, escritos solo en gallego.
Y esto es en la Galicia de Feijoo, ese que nos prometió un día que si llegaba a Presidente de la “Junta de Galicia”, tendríamos libertad de elegir la lengua en la educación de nuestros hijos.  
No tenemos libertad ni para elegir la lengua en que queremos hablar.