Tuesday, August 09, 2016

Sánchez el Empecinado.

Seguimos todavía enmarañados con las elecciones y, después de ocho meses con un Gobierno en funciones,  la necesidad ya perentoria de formar Gobierno no puede ser más acuciante.
Y los mensajes que los políticos reciben apremiándoles  a  que se sienten a hablar y traten de llegar a un acuerdo, llegan tanto de la derecha como de la izquierda.
Pero éstos, los políticos, parecen hacer oídos sordos, y el tiempo pasa y la cosa como que no va. Y, si dios no lo remedia, vamos camino a unas terceras elecciones.
Y, aquí, quiero apuntar algo obvio pero que a mucha gente parece ser  se les está pasando sin darse cuenta.
Y es que, en este marasmo de idas y venidas, reuniones y mítines, todos fútiles, todos una gran pérdida de tiempo, que no parece vayan a llevarnos a algún desenlace medianamente aceptable, no todos los políticos tiene la misma responsabilidad. No señor.
Y me explico: por ejemplo “Podemos”. “Podemos”, igual que los nacionalistas y comunistas, son partidos anti sistema, sus metas son diferentes y variadas, pero su método es el mismo: destruir el sistema, para volver a comenzar desde cero, o sea, volver a rehacer el sistema, pero ahora, a su gusto y hechura, y, desde luego, de tal forma que ya jamás haya la mas mínima posibilidad de desalojarlos del Gobierno. Algo así como Venezuela. Todo muy democrático.
-Su gran fallo –el de “Podemos”-fue creerse su propia propaganda, y que una pandilla de “perro-flautas” acampados en la Puerta del Sol,  podría llevarlos a la presidencia del Gobierno-.
Por lo tanto, de estos nada se espera y nada se les puede pedir.
Pero luego tenemos a los llamados partidos constitucionalistas: PP, PSOE y Ciudadanos.
Aquí, el señor Pedro Sánchez y su PSOE, se están negando en redondo en dar ninguna clase de facilidades a Rajoy para formar Gobierno. No, es no, repite machaconamente Pedrito, Rajoy, dice él, tiene otros partido de ámbito centro-derecha a los que acudir.
Veamos: esos partidos de centro-derecha pasan por ser el PNV, y lo que queda de Centro Democrático de Cataluña, el antiguo partido de Artur Mas. Mercenarios, corsarios de la política que venden su voto a cambio de suculentas concesiones. A ellos acudieron en su día, tanto Felipe González como Aznar, y de aquellos polvos estos lodos.
Y, el señor Sánchez, de sobra conoce que, como está la cosa ahora mismo en Cataluña, ya sería imposible acudir a ellos a menos que uno esté dispuesto a darles su “referéndum” o mejor, su “independencia “y el PNV, viendo al otro, no iban a ser menor sus exigencias.
Así que, cuando Pedro Sánchez –El Empecinado- se niega en redondo a abstenerse y le dice a Rajoy que trabaje, en realidad le está diciendo: “Sé que, si yo no te dejo, no podrás ser investido, así que, te voy a fastidiar –con jota- la investidura y que te den, que mientras por mi sea, no vas a ser Presidente. Punto”.
Y el señor Albert Rivera (Riverita) que no tuvo empacho en aliarse con Pedro Sánchez hace un par de meses y que ahora, por razones que él sabrá, encuentra un motón de dificultades en darle su voto a Rajoy, que se ande con ojo, que puede que, en un descuido, le metan un gol por toda la banda precisamente aquellos que,  -los nacionalistas-  para evitar  que impusieran su dictadura, nació Ciudadanos.
Y por ultimo Rajoy.
Aquí quiero matizar: Me crispa enormemente cuando escucho, en la radio o en la televisión, a alguien decir que todos nuestros políticos son responsables. Pues no señor, no. Rajoy ofrece toda clase de dialogo, que hablen con él, que parlamenten sobre los puntos que no les gustan y que a ver si se puede llegar a un acuerdo.
Les voy a contar una pequeña historia.
Hace unos veinte años, el autor de este blog, trabajó como representante comercial, de vendedor de toda la vida, ¡vamos!
Su trabajo consistía en ir por las tiendas ofreciendo una línea de productos de una firma de reciente creación.
El producto que dicha firma ofrecía no era nada nuevo, en realidad ya existían en ese sector varias fiemas consolidadas. Dos de ellas, de una grandísima reputación, de esas que llegan y no necesitan vender, sino, solamente, reponer el producto que se haya agotado.
Con estas  a nuestro amigo, solo le quedaba la opción de negociar con el dueño y, ofreciéndole unos precios competitivos y un mayor margen de ganancias, tratar de que este se adviniera a poner su producto en exposición.
Había veces que se tiraba horas enteras tratando de convencer al potencial cliente para, al final, salir de allí se haber vendido ni un caramelo. Otras veces, bastantes, a Dios gracias, consiguió introducir su producto en el mercado y, hoy, todavía ahí sigue.
Y entre unas y otras, entre fallos y aciertos, lo que nuestro amigo mayormente necesitaba, era que el dueño se adviniera a escucharlo –Si la plaza parlamenta, está medio conquistada- . Pero a veces se encontraba con el “empecinado”, aquel que ya de antemano está decidido a no darte cuartelillo.  Aquel que antes de que nuestro amigo pudiese articular palabra sentenciaba: ya tengo esos dos, que son los que piden los clientes y, por el que tú traes, no pregunta nadie.
¿Cómo van a preguntar, si no lo conocen? Argumentaba nuestro amigo…
Pero era inútil, estos –los empecinados- se cerraban en banda y con un, “bueno no me interesa y punto, y, además, no puedo perder más tiempo contigo” y sanseacabó, con estos no había posibilidad de convencerlos con ninguna clase de argumento porque, simplemente, no le daban opción a ello.

Y ahí estamos. A Rajoy el señor Sánchez no le da opción a ninguna clase de dialogo, a ninguna concesión, porque, simplemente, como aquellos empecinados de la historia de nuestro amigo, se niega a escuchar.

Y ahí reside el grado de responsabilidad de unos y otros, y, si tenemos que ir a unas terceras elecciones, que los españoles y la historia lo juzguen.