Saturday, February 18, 2017

Mobbing, “Bullying” , Acoso, y la madre que lo pario.


El “Mobbing” y el “Bullying”, que van cogidos de la mano, es algo que parece se ha puesto de moda en los últimos tiempos.
Aunque esto no es tan así.  El “Bullying”, “Mobbing” o acoso, han existido siempre, aunque con la nuevas tecnologías, como el móvil o el ordenador, el “bullying” , especialmente entre los jóvenes, no termina en el colegio, sino que te sigue a casa a través de las redes sociales.
El “bullying” que significa, simple y llanamente, acoso, se diferencia del “mobbing”, que también significa acoso, en que en el primero, el acoso es ejercido sobre la víctima, el acosado, por una o unas pocas personas,   y consiste  en una forma de de conducta que no puede desde ningún código ético ser justificada y que persigue por medio de amenazas, socavar, obligar, humillar o lastimar a otra persona. Y el “mobbing” se da cuando al “bully” , acosador o acosadores, se les une una galería de palmeros que, aunque no toman parte en el acoso, si le ríen las gracias al “bully”, y que, en la mayoría de los casos, comienzan a desarrollar  una conducta de desprecio e indiferencia hacia el acosado, dejándole de lado, ignorándole, no prestándole ninguna clase de atención o ayuda e, incluso a veces, tendiéndole pequeñas trampas en orden de que el trabajo y la vida de la víctima, sea cada vez más difícil.
Y como digo al principio, esto ha existido siempre. Quizás ahora se haya exacerbado más a causa de las redes sociales o quizás, el hecho de que esta clase de abuso este llevando a muchos jóvenes al suicidio, haya tocado la fibra sensible de nuestra sociedad
 El acoso puede ocurrir en el colegio, cuando todavía eres un niño, -el autor de este blog sufrió ese acoso por parte de otro niño-, en el instituto, en la universidad o, ya de adulto, en el trabajo y hasta en la mili.
Cuando eres un niño, puedes sufrirlo por muy poco espacio de tiempo, como mucho un año o menos, pero no hay que olvidar que a esa edad, un año nos parece toda una vida.
Ya en el instituto o la universidad, la cosa cambia, y en ocasiones el acoso puede pasar a agresiones físicas, haciendo a veces que el alumno abandone los estudios.
Y en el trabajo, ya ni te cuento, especialmente en nuestro país, donde los trabajos son habas contadas y no puedes darte el lujo de mandarlo todo a paseo e irte a otro trabajo, lejos del maldito “bully”.
No tengo ni idea de si el acoso puede sucederle a cualquiera o si hay personas ya propensas a sufrir esta clase de abuso. De lo que estoy seguro es de que, el hecho de sufrir alguna tara física, una ligera cojera, usar gafas, ser pequeño de estatura, tener la voz aflautada, hablar por la nariz o ser un poco tartamudo, te hacen candidato preferente a sufrir acoso, si tienes dos o más, tus posibilidades aumentan exponencialmente, si además eres inteligente, pero pusilánime, introvertido y poco echado para adelante, tu suerte está echada, vas a sufrir acoso.
Y no importa a donde vayas, en ninguna parte va a faltar el “acosador”, o la “acosadora”, de turno, para amargarte la vida.
-Donde pongo “acosador” o “acosadora” debiera poner un epíteto de dos palabras que comienzan por hache y por pe, pero mi código ético me lo impide-.
El “mobbing” o acoso, cuando se da en los colegios, suele ser brusco e intimidatorio dando lugar a pocas dudas.

En el trabajo, por el contrario, suele comenzar de forma solapada con hechos y formas inconexas y que parecen fortuitas e ir “in crescendo” hasta conseguir exasperar a la víctima.
Bajo un acoso sistemático y continuo, la víctima, no importa lo segura que esté de sí misma, poco a poco, va perdiendo su autoconfianza, su autoestima y su habilidad para realizar sus tareas, llevándola a un circulo vicioso del que ya no tendrá forma de sobreponerse.

Al final no tendrá otra opción más que abandonar el trabajo y tratar de buscarse otro, cosa que se le hará harto mas difícil cuanto más tiempo siga soportándolo, puesto que el amor propio y el aprecio a hacia su persona ira degradándose y disminuyendo a medida que pase el tiempo.
La mejor solución en estos casos es irse más antes que tarde y no dejar que esta situación y esta gente arruinen tu carrera, tu salud y tu vida.

Todavía hay otra forma de “mobbing”, aunque que quizás no pueda ser calificada como tal.
Y se da, cuando una persona, bien sea en la niñez o ya adulto, es objeto, blanco o motivo, de todas las bromas, chanzas, chirigotas o cachondeo, por parte de las personas de su entorno.
Lo que se conoce como el hazmerreir del lugar en que se dé, ya bien sea la escuela, la pandilla, el barrio donde vive o el lugar de trabajo.
Y digo arriba, que quizás esto no se pueda considerar “mobbing”, puesto que, muchas veces, los que perpetran esta clase conducta no lo hacen con mala fe o ganas de hacer daño, pero el que lo sufre lo siente como mofa y befa o humillación y puede llegar a sufrir tanto como el que es acosado de forma directa.

Y ya para terminar quiero dejar lo siguiente:
Hay miles de personas ahí afuera que odian el acoso.
Y, sin embargo, esas personas, o están acosando a alguien en este momento, o son testigos de un acoso, y no se dan cuenta.
Piensa lo que le haces a esa persona que no te cae bien, porque te parece tonta, fea o que lo soporta todo.
No, no pienses que esto no es lo mismo porque tú no le pones maldad o porque crees que este, o esta, se lo merecen.
Pues no te engañes, lo que estás haciendo es acoso.
Y tú, el de más allá, el que está viendo todo esto y no mueve un dedo.
Eso es acoso. Ese acoso que tanto odias.
Pues vamos, muévete antes de que sea demasiado tarde.
Y por favor, todo aquel que, con buena voluntad, le dice a una víctima del acoso: No debieras dejar que te trataran así, tendrías que defenderte.
Ahórrense, y ahorren a la pobre víctima, el comentario.

La víctima del acoso, o “mobbing”, no sabe o no puede defenderse.