Saturday, December 19, 2015

La Fiesta de la Democracia.


Para explicar el piño que el otro día recibió el Presidente Mariano Rajoy en su visita a Pontevedra, están surgiendo las más peregrinas interpretaciones.
Que es un mandado. Que lo mandaron a él porque al ser menor sabían que no iría a la cárcel, etc., etc., etc.
Y la verdad es que uno no cree que haya habido nada de eso.
Aquí se trata simplemente del típico macarrilla que encontramos en casi todas partes y que últimamente brotan como hongos.
El niñato que perece creerse el centro del mundo, que parece, pero que en realidad no es así. La verdad es que suelen tener un gran complejo de inferioridad, y mantienen una lucha constante contra todo el mundo para ser el centro de atracción y, al final, precisamente por su constante antagonismo hacia los demás, acaban fallando en todo y siendo abandonaos por todos y, en la mayoría de los casos, dándose a las drogas u otros vicios y destruyendo sus vidas y muchas veces la de sus seres más queridos.
Pero antes de eso, a estos niñatos, los podemos encontrar en la escuela, haciéndole la vida imposible a los profesores, haciéndole “bullying” al más infeliz de la clase, algo que en algunos casos ha terminado en tragedia, pegándole a algún sin techo o rompiendo los bancos del parque y embadurnando las paredes con esa cagada que se ha dado en llamar “graffity”
Aunque no siempre terminan así, algunas veces consiguen enderezarse y hacer algo de sus vidas. Aunque muy raramente, si alguna vez, se convierten en genios. Jamás he conocido alguno, que haya sido en su juventud el cabecilla de una panda estos macarrillas, que la final haya sobresalido en la vida por encima de los demás, jamás, su momento de gloria fue ese, sus días como  gallito durante su etapa adolescente.
En realidad hacen todo eso para disimular un grado de mediocridad intelectual por encima de la media, pero al final, lo que hay es lo que hay y más no se puede quitar.
Y una vez explicado esto, se puede decir sin ninguna duda que lo peor de todo esto no fue lo que hizo este medianía, no, lo peor es que hubo muchos que se alegraron por ello.
No se dan cuenta que, cuando alguien golpea a alguien, ya sea un ministro elegido por el pueblo u otra persona cualquiera, político o ciudadano de infantería, por el hecho de tener una idea política diferente a la suya, está dando un mamporro a la democracia?
Está golpeando a esa democracia que tanto costó conseguir tanto tardó en llegar a España, esa democracia que en tantos lugares del mundo, todavía en este momento, les está negada a sus habitantes.
Como dice una personita muy querida para mi, mañana es la Fiesta de la Democracia, el único momento en que tú opinión cuenta y esto es aunque no gane el partido que a nosotros nos gustaría que ganase.
Así que, cuando mañana deposites tú voto, hazlo con ilusión y respeto. Ilusión por lo que puedes hacer y respeto por todos aquellos que lucharon y murieron para que tú pudieras hacerlo.

Saturday, December 05, 2015

Un complejo de Edipo colectivo que les lleva a desear la destrucción de su propio país, de su identidad, de España.




Leo en un periódico de aquí, de Galicia, el siguiente titular:
Crece la presión sobre Rajoy para que defina la colaboración con Francia.
Lo que quieren decir es: Rajoy acepta mandar tropas a luchar contra el Estado Islámico, o sea, va Rajoy mandar a España  a la guerra en Oriente Medio?
Y es que están locos porque Rajoy diga que si, y que lo haga pronto, antes de las elecciones, para que la bazofia de siempre, toda la patulea de la estafa de las subvenciones al cine,  los “trinca mais”, las mareas con sus carmenas, sus colaus y sus podemos, los yayo flautas, los perro flautas y todo aquel que solo sirva para vivir del cuento, puedan lanzarse a las calles y armar un pistofio tal que se vuelva de nuevo  a reventar las elecciones, igual que hicieron  en el 2004.
Aunque, inasequibles al desaliento y viendo que Rajoy, no pensaba ni piensa entrar al trapo, el pasado domingo, salieron igualmente a manifestarse a favor del “no a la guerra”.
Pero, como de momento aquí en España, esta vez, nadie ha dicho nada de ir a ninguna guerra, les salió el tiro por la culata, o, como diría Pérez Reverte, el cochino mal capado, y solo fueron ellos, los convocantes. En La Coruña, contando a los alcaldes de las mareas y del bloque, junto con Ada Colau que vino desde Barcelona a comer a Santiago, invitada por el insigne alcalde, el seño Martin Noriega, no llegaban a veinte personas. En Santiago no salió nadie y en los pueblos más pequeños, creo que ni se enteraron.
Pero, y aunque hubiesen sucedido en su empeño de arrastrar en masa a la población, que esperaban estas gentes conseguir: Que Putin dejase de bombardear a los rebeldes sirios o al Frente Islámico, -en la práctica lo mismo-?
O que los franceses olvidasen la masacre de Peris y, en vez de bombas les mandasen postales de navidad con buenos deseos y tal, a los matarifes del ISIS?
-En realidad mientras estos –los del no a la guerra- hacían el tonto en las plazas españolas, en Francia se celebraba un acto en memoria de las victimas-
Y el jueves, como para demostrarles que su no a la guerra se lo pueden meter por donde les quepa, Cameron, el primer ministro británico, conseguía el voto del parlamento a favor de comenzar a bombardear las posiciones del ISIS, y, ni corto ni perezoso, ya no esperó al día siguiente, esa misma noche a las cero horas, despegaban los aviones de la RAF, rumbo a Siria.
Y, los del “no a la guerra”, todavía serian acreedores de alguna simpatía hacia su causa si esa causa fuese genuina, o sea, un no a la guerra que les saliese del alma.
Pero su no a la guerra está estrictamente basado en su odio hacia su país.
Un odio visceral, malévolo y retorcido, que ven reflejado en la figura del PP, el Partido Conservador.
Porque de eso se trata. Eso es exactamente lo que odian. El odio hacia el orden establecido, el odio hacia lo sensato y  la cordura, el odio hacia lo que construyeron sus antepasados. Es en resumen, un odio malsano, mórbido y tortuoso  hacia el padre.

Un complejo de Edipo colectivo que les lleva a desear la destrucción de su propio país, la destrucción de su identidad, la destrucción de España.