Saturday, February 28, 2015

La absurda y cínica lógica de los nacionalistas-separatistas.

Hace un par de domingos,  o algo así, han vuelto los “defensores del gallego”  a salir a la calle en manifestación,  que con el  slogan  de “Mas Gallego” –podría escribirlo en gallego pero no me da la gana- decían tratar de frenar el rápido declive que el uso de ésta lengua está sufriendo en los últimos años entre los jóvenes de Galicia .
Al otro día leía en el periódico que a dicha manifestación habían asistido unas 28000 personas. ¡Veintiocho mil personas!, je, je, si se juntaron dos mil ochocientas ya podrían darse con un canto en los dientes.
Pero es igual, aun aceptando la mayor, 28.000 personas, de dos millones setecientos mil y pico largo de habitantes que tiene Galicia, representarían un 1´03% del total.
Y que pedía ese uno por ciento de los gallegos en esa plaza de Compostela???
Pedían, quizás, poder hablar, leer y escribir en gallego cuando y donde les plazca???
O quizás pedían ser atendidos en gallego por su médico, o por el dependiente de la tienda donde compra el periódico, la leche, o los zapatos, o poder hacer cualquier tema burocrático en esta lengua???
O, lo mejor, pedían poder escolarizar a sus hijos en gallego???
Pues no, no y no. Todo eso ya lo tienen. Pedían, simplemente, que se derogase el decreto del plurilingüismo.
O sea, y para que se entienda bien, pedían que en las escuelas no se enseñase, ni mucho ni poco, en castellano –español-, solo en gallego y quizás algo de inglés, y punto.
Decían que el gallego es su derecho –el de ellos- y que por eso lo exigían. Y el derecho de los demás gallegos, de esos gallegos que queremos que se nos atienda en castellano, que queremos hablar, leer y escribir en castellano, y que nuestros hijos reciban una educación en castellano, donde se queda???
¡Ah! Eso a ellos no les incumbe, dicen, ellos solo quieren su derecho al gallego, derecho que nadie les niega y al que pueden acceder sin problema alguno. Pero es que esa no es la cuestión. La cuestión es más prosaica, más simple, ellos quieren tener el derecho de impedir que nadie en Galicia hable en castellano. En definitiva, ellos quieren tener derecho a negarle a los demás gallegos su derecho –el de los demás gallegos- así de sencillo.
Hay una sesión en la radio “Onda Cero”, por las mañanas, pagada por la Junta de Galicia,  llamada “Dándole a la Lengua” –también esto podría escribirlo en gallego, pero tampoco me da la gana- en pro de la “normalización del gallego” –confunden normalizar con imponer- y durante la cual los niños de una escuela, cada día de una diferente, leen una historia corta o una noticia en gallego.
Hay que reconocer que lo hacen estupendamente y oyéndoles pienso: cuanto trabajo, esfuerzo y dinero y total para qué?
Porque por mucho que a ellos, a los fanáticos del galleguismo, les pese, si en Galicia no se habla mas gallego es porque, simplemente, los gallegos no queremos hacerlo, punto.
Si la mitad de todo ese esfuerzo, trabajo y dinero que se lleva gastado en promover el gallego se hubiese empleado en enseñar el inglés, hoy todos los jóvenes de Galicia hablarían el inglés de Oxford.
Pero la paradoja de todo esto está en el hecho de que, todos estos “demócratas” encuentran su némesis, el blanco de todos sus odios, en la figura de Franco. El odio que siente por él es visceral y profundo, casi fanático, incluso siente pena de no haber vivido en su tiempo, puesto que ellos lucharían hasta la muerte contra ese dictador y, están seguros, vencerían.
Ellos lo creen así, sin ambages, sin cortapisas, porque lo más odiado para ellos en este mundo es una dictadura.
Pero ellos me están obligando a mí, y a muchos más gallegos, a tragarnos el “gallego” por las buenas por las malas, me están obligando a hablar, leer y escribir en gallego, me guste o no, y me están obligando a escolarizar a mis hijos en gallego aunque yo crea que les sería más útil el castellano –español- y el inglés.
¿No es esa una de esas dictaduras que tanto odian?
Y la respuesta que te dan es clara, sencilla y diáfana, ¡no!.
¿Y por qué no?, preguntas.
Pues porque eso tiene que ser así, porque todo el mundo en Galicia debiera hablar en gallego, te responden.
¿Quién lo dice? ¿Quien dice que tiene que ser así y por qué?
Lo decimos nosotros, y tiene que ser así porque estamos en Galicia.
¿Y también en España, no?
Bueno si, de momento si, pero estamos en Galicia.
¿...?
¿Y por qué no le dejáis a la gente elegir libremente, el castellano o el gallego, lo que ellos quieran?
Porque de hacerlo así, responden, la gente en su mayoría elegiría el castellano, y el gallego se extinguiría.
¿…?
Esta es la absurda y cínica lógica de los nacionalistas-separatistas.

Lo siguiente aparecía ayer en el periódico:
El sistema sanitario en Cataluña soporta normas como la que se aprobó en 2012 cuando la Generalidad reeditó un protocolo -publicado por primera vez en 2010- en virtud del cual, se ordenaba a todos los empleados de la sanidad pública a hablar en catalán independientemente de que el interlocutor le entienda o no. La misma normativa seguía diciendo que "médicos, enfermeras y auxiliares" deben expresarse en catalán tanto por teléfono, como por megafonía, en actos públicos protocolarios e incluso entre los propios médicos durante reuniones de trabajo, especialmente cuando hay delante "terceras personas", como pacientes o sus familiares.


Hasta estos extremos han llegado en Cataluña y hasta estos extremos llegaremos en Galicia si dios no lo remedia.

Wednesday, February 04, 2015

Grecia al votar a Syriza, se ha hecho el Harakiri.

Si usted es uno de esos españoles que ha conseguido ahorrar una pesetillas y ningún banco se las ha birlado con el timo de las “preferentes” y ahora se encuentra con el dilema de que, por guardar su dinero en un banco, en vez de cobrar unos rentables intereses casi tiene que pagar, el sitio ideal para invertir es Grecia.
Si, Grecia. ¿O es que no se ha enterado usted de que si compra bonos griegos o deuda griega o letras del tesoro griego, etc., usted obtendrá un beneficio del 13%?
Si, un 13%, -ahora creo que ya es mas- ese es el interés que Grecia le promete pagar a cualquiera que compre su deuda, o sea, que les preste dinero.
Un negocio redondo. Solo tiene un pequeño inconveniente y es que, el prestamista quizás nunca vuelva a ver su dinero de vuelta, en realidad, viendo la política con que ha comenzado el nuevo Gobierno, esto sea lo más probable que le suceda.
Y es que nada más ganar las elecciones el partido  Syriza, -algo así como el “Podemos” pero en griego-, su flamante presidente, el señor Alexis Tsipras, comenzó un maratón de gasto público, que nos dejó con la sensación  de que el dinero, hubiera pasado de moda o algo así.
 Subir el salario mínimo a 580 a 751 euros -en España que tiene una renta per cápita 25% más alta está en 648 euros-, restablecer los convenios sindicales, no acogotar a los que arrastran deudas con Hacienda, dar electricidad gratis a 300.000 hogares pobres, reinsertar de nuevo a todos aquellos empleados públicos que habían perdido su trabajo en los tiempos de austeridad, y reabrir la antigua televisión pública, con la plantilla anterior, que eran casi 3.000 empleados.
O sea, volver a engordar mas todavía el entramado estatal ya de por si gargantúa.
Solo le faltó añadir: y además de todo esto, recibirán puntos para lo obtención de una vajilla a final de mes. 
¡Oye! Pero quien no va a estar de acuerdo con esto??? Se acabó la penuria.
El problema es: ¿Cómo se va a pagar?
Pues buscando dinero y renegociando la deuda.
O sea, decirle a los acreedores que, de momento, lo suyo se queda así. Bueno no. En realidad me van a hacer ustedes una quita, o sea, aquel al que le deba 1000€, le voy a pagar 500€ y no ya, no, que de momento no tengo liquidez, pero ustedes me van a seguir prestando más dinero y dentro de unos años, y después de la quita correspondiente, a lo mejor se lo devuelvo.
Ni que decir tiene que, visto el panorama, los inversores huyen de Grecia como de la peste, la bolsa se ha desplomado y los propios griegos están sacando el dinero del país a espuertas.
Decía Carlos Herrera el otro día: “El puerto de Atenas se llama el Pireo y está haciendo honor a su nombre, puesto que aquí, el que mas y el que menos, se pira con su dinero a otra parte”
Lo mejor que puede hacer la Unión Europea es expulsarlos del euro más pronto que tarde y dejarlos que se hundan en su ruina y cuando ya no puedan ni comprar un rollo de papel higiénico, ni una aspirina, porque no habrá en los mercados, como sucede en Venezuela, aprenderán lo que mi santa madre me repitió desde que era niño, que no puedes estirar el brazo más de lo que da la manga, vamos, que no puedes gastar más de lo que ganas y punto.
Un amigo mío dice: si estiras el brazo más que la manga te pueden birlar el reloj de pulsera.
Dice el ministro Deguindos, que la deuda que Grecia le debe a España es de, veintiséis mil millones de euros, el equivalente a las pensiones de los españoles en un año.
Un montón de dinero que se perdería si Grecia es expulsada del euro y se arruina. Pero es un dinero que valdría la pena perder con tal de darle una lección a la pandilla de botarates españoles que todavía creen que nuestra salvación reside en los “monicreques” de “Podemos”.
Cuando veo en la televisión a los figuras que conforman el mascaron de proa de “Podemos”, Iglesias, repetitivo hasta la sacidad, parece una muñeco de esos que hay a la entrada de algunas tiendas y que te saludan al entrar y te despiden al salir, con una voz pregrabada que te habla con los ecos de la lata en la que está encerrada.
Monedero, un fulano que va de adolescente rebelde con 52 tacos a sus espaldas.
Y Erregon, un tirillas resabido que te cae gordo nada más abrir la boca y ver la de enterado que se las da, que parece estar de vuelta de todo sin haber ido a ninguna parte ni haber leído nunca nada más que panfletos y grafitis, que otros como él colgaron en las paredes de su pueblo.
Y me pregunto: ¿Pero habrá alguien que esté en su sano juicio y no padezca una ignorancia supina, que  quiera a estos engendros  como Gobierno?
Pues por desgracia parece que sí.
Grecia al votar a Syriza, se ha hecho el Harakiri, esperemos que España razone y no trate de emularlos o dios nos coja confesados.

Y para terminar vuelvo a repetir lo que ya escribí hace algún tiempo: Lo más fantástico de Superman no es que vuele más rápido que una bala, que tenga superfuerza, que eche rayos por los ojos o que sea prácticamente indestructible, no, lo más fantástico es que se quite las gafas y ya no lo conozca nadie.
Lo mas fantástico de podemos no es la tómbola que Iglesias nos está vendiendo, la utopía maravillosa, esa arcadia feliz que nos prometen, no, lo mas fantástico es que haya gente que le compre esa moto a unos vendedores con esas pintas…