Pero...¿De que va la Navidad?
Hoy es Navidad y todos, más o menos, nos dedicamos a celebrarlo como locos.
Pero, ¿De que va la Navidad? Si le hacemos esta pregunta a un cristiano “creyente” –de estos quedan pocos- nos dirá que celebramos o conmemoramos el nacimiento de Nuestro Sr. Jesucristo, que nació entre los hombres para espiar nuestros pecados. ¿…?
Si le preguntamos a un pseudo progresista, de los que tanto abundan en estos tiempos, y que van de enteradillos, nos dirá que se supone que es para celebrar el nacimiento de Cristo, pero que él no cree, ni en Dios, ni en Cristo ni en ninguna de esas chorradas que dicen los curas. ¿…?
René Descartes, sobre esto, decía que, tan tonto es alguien que se lo cree todo a pie juntillas, como el que lo niega todo sistemáticamente absteniéndose de razonarlo.
Y es que mientras uno se niega a razonarlo por dogma de fe, el otro lo niega so pena –él lo cree así- de parecer ignorante.
Y sin embargo, Jesús de Nazaret existió, esto es histórico. Las referencias al personaje no solo nos vienen dadas por los evangelistas, dedicados a forjar el mito, sino también por historiadores como Flavio Josefo, Suetonio o Plinio el viejo.
Hace dos mil años en Galilea nació un hombre destinado a –posiblemente sin pretenderlo- cambiar el mundo, su impronta a quedado indeleble en la historia y su influencia a llegado hasta nuestros días. Nuestro calendario se rige por su nacimiento y de esta forma, de una manera o de otra, toda nuestra forma de vida se ve tocada por la suya, no obstante, no sabemos quien fue. Porque este hombre tuvo la desgracia, o quizás la suerte, de que la leyenda sobrepasase al rigor histórico y el mito obliterase al hombre.
-Esto le ocurrió a muchos otros personajes de la historia, El Cid, Juana de Arco, Elizabeth de Baviera, la princesa que odiaba las formalidades de la corte, ésta le parecía una jaula de oro, acabo aborreciendo a su marido Francisco José, murió en Ginebra a la edad de 60 años apuñalada por un anarquista italiano, mientras paseaba al lado del lago Leman, y que la leyenda acabo convirtiendo en la empalagosa “Sissi”-
Y es que, cuando se discute un problema histórico las abstracciones son peligrosas, por que conducen a la esterilidad, Jesús no fue, solo, un mito inventado para edificar a los hombres, sino un hombre de carne y hueso. Pintándolo como se acostumbra, como la personificación del sabio y del justo, -elevándole, además, a la divinidad de Dios-, condenado por el ignorante y el malvado, cometemos una abstracción, hacemos un sermón moral, pero no ponemos en claro una incógnita. Casi todos los que han escrito sobre ello se han ocupado especialmente de la cuestión doctrinal y han olvidado la figura del hombre detrás del mito.
Jesús nunca pretendió ser Dios, ni nunca dijo que lo fuera.
El solo trato de enseñarle a sus gentes, -los judíos- que dejasen de esperar a ese redentor, que tantos años llevaban esperando, que no iba a venir, por que ya estaba aquí, Dios esta aquí, decía, en ti en mi y en el vecino, en todos, en lo bueno y en lo malo, entre todos está Dios, solo tenemos que verlo. Dios no quiere sacrificios, quiere que seamos felices, quiere que nos amemos y respetemos a nosotros mismos y amemos y respetemos al prójimo no importa quien ese prójimo sea y, para demostrarlo, él lo mismo le predicaba a los pescadores, labradores y cuantos le escucharon en su sermón de la montaña, y en otros muchos, como comía y bebía con los romanos, -opresores del pueblo judío- o con recaudadores de impuestos- odiados por su oficio- o prostitutas. Él predicaba amor al prójimo y no importa quien ese prójimo fuese, él siempre vio algo bueno en cada uno de ellos.
Jesús nunca pretendió ser Dios, simplemente un hombre libre que nos quiso enseñar a ser libres y eso le costo la vida.
Hoy en la vorágine de la vida moderna, celebramos la Navidad, gastando dinero como si hubiese pasado de moda, comprando con tal frenesí que parece lo ultimo que vamos a hacer en nuestra vida o simplemente, vemos la Navidad, como la oportunidad de ir de fiesta, un pequeño descanso en nuestro trabajo diario o reunirnos con la familia para comer o cenar juntos, que no está mal- prometiéndonos a nosotros mismos que vamos a ser un poco mejores y deseándonos la paz unos a otros. Esto es el legado que nos dejo aquel hombre humilde que, sin quererlo, origino todo esto y cuya exitencia muchos tratan de negar.
FELIZ NAVIDAD.
Pero, ¿De que va la Navidad? Si le hacemos esta pregunta a un cristiano “creyente” –de estos quedan pocos- nos dirá que celebramos o conmemoramos el nacimiento de Nuestro Sr. Jesucristo, que nació entre los hombres para espiar nuestros pecados. ¿…?
Si le preguntamos a un pseudo progresista, de los que tanto abundan en estos tiempos, y que van de enteradillos, nos dirá que se supone que es para celebrar el nacimiento de Cristo, pero que él no cree, ni en Dios, ni en Cristo ni en ninguna de esas chorradas que dicen los curas. ¿…?
René Descartes, sobre esto, decía que, tan tonto es alguien que se lo cree todo a pie juntillas, como el que lo niega todo sistemáticamente absteniéndose de razonarlo.
Y es que mientras uno se niega a razonarlo por dogma de fe, el otro lo niega so pena –él lo cree así- de parecer ignorante.
Y sin embargo, Jesús de Nazaret existió, esto es histórico. Las referencias al personaje no solo nos vienen dadas por los evangelistas, dedicados a forjar el mito, sino también por historiadores como Flavio Josefo, Suetonio o Plinio el viejo.
Hace dos mil años en Galilea nació un hombre destinado a –posiblemente sin pretenderlo- cambiar el mundo, su impronta a quedado indeleble en la historia y su influencia a llegado hasta nuestros días. Nuestro calendario se rige por su nacimiento y de esta forma, de una manera o de otra, toda nuestra forma de vida se ve tocada por la suya, no obstante, no sabemos quien fue. Porque este hombre tuvo la desgracia, o quizás la suerte, de que la leyenda sobrepasase al rigor histórico y el mito obliterase al hombre.
-Esto le ocurrió a muchos otros personajes de la historia, El Cid, Juana de Arco, Elizabeth de Baviera, la princesa que odiaba las formalidades de la corte, ésta le parecía una jaula de oro, acabo aborreciendo a su marido Francisco José, murió en Ginebra a la edad de 60 años apuñalada por un anarquista italiano, mientras paseaba al lado del lago Leman, y que la leyenda acabo convirtiendo en la empalagosa “Sissi”-
Y es que, cuando se discute un problema histórico las abstracciones son peligrosas, por que conducen a la esterilidad, Jesús no fue, solo, un mito inventado para edificar a los hombres, sino un hombre de carne y hueso. Pintándolo como se acostumbra, como la personificación del sabio y del justo, -elevándole, además, a la divinidad de Dios-, condenado por el ignorante y el malvado, cometemos una abstracción, hacemos un sermón moral, pero no ponemos en claro una incógnita. Casi todos los que han escrito sobre ello se han ocupado especialmente de la cuestión doctrinal y han olvidado la figura del hombre detrás del mito.
Jesús nunca pretendió ser Dios, ni nunca dijo que lo fuera.
El solo trato de enseñarle a sus gentes, -los judíos- que dejasen de esperar a ese redentor, que tantos años llevaban esperando, que no iba a venir, por que ya estaba aquí, Dios esta aquí, decía, en ti en mi y en el vecino, en todos, en lo bueno y en lo malo, entre todos está Dios, solo tenemos que verlo. Dios no quiere sacrificios, quiere que seamos felices, quiere que nos amemos y respetemos a nosotros mismos y amemos y respetemos al prójimo no importa quien ese prójimo sea y, para demostrarlo, él lo mismo le predicaba a los pescadores, labradores y cuantos le escucharon en su sermón de la montaña, y en otros muchos, como comía y bebía con los romanos, -opresores del pueblo judío- o con recaudadores de impuestos- odiados por su oficio- o prostitutas. Él predicaba amor al prójimo y no importa quien ese prójimo fuese, él siempre vio algo bueno en cada uno de ellos.
Jesús nunca pretendió ser Dios, simplemente un hombre libre que nos quiso enseñar a ser libres y eso le costo la vida.
Hoy en la vorágine de la vida moderna, celebramos la Navidad, gastando dinero como si hubiese pasado de moda, comprando con tal frenesí que parece lo ultimo que vamos a hacer en nuestra vida o simplemente, vemos la Navidad, como la oportunidad de ir de fiesta, un pequeño descanso en nuestro trabajo diario o reunirnos con la familia para comer o cenar juntos, que no está mal- prometiéndonos a nosotros mismos que vamos a ser un poco mejores y deseándonos la paz unos a otros. Esto es el legado que nos dejo aquel hombre humilde que, sin quererlo, origino todo esto y cuya exitencia muchos tratan de negar.
FELIZ NAVIDAD.