¿De que va la Navidad? Algo, cada día más olvidado.
Todos los años al llegar a estas fechas me hago la misma pregunta: ¿Pero, de que va la Navidad?
O mejor dicho, ¿Cuánta gente sabe que con estas fiestas estamos celebrando el nacimiento de un hombre que nació hace dos mil años en Galilea, una provincia de lo que hoy es territorio de Israel?
Como todos los años, he visto como la gente se dedicaba a comprar y gastar sin tregua, como si el mundo se fuese a acabar o como si el dinero fuese a pasar de moda, -quizás este año gastamos un poquito menos a causa de la crisis, pero la pauta siempre suele ser la misma-, las ciudades y pueblos se engalanan con motivos de fiesta, cada día con menos motivos que recuerden la Navidad, no vaya a ser que ofendamos a otras culturas. Y los papas Noel comienzan a trepar por nuestras fachadas, eso donde no tienen su papa Noel autóctono, como el Olentzero (creo que se escribe así) vasco o el apalpador galeguista, aunque éste, de momento, está teniendo menos éxito que Joselito con su vuelta a la canción.
Y como todos los años, salen aquellos que, considerándose a si mismos unos intelectuales de tomo y lomo, y que, en realidad, no pasan de borregos asilvestrados, clamando que estas fiestas ya eran celebradas por los antiguos para marcar el solsticio de invierno, o que son las fiestas del “yule” que la Iglesia Católica robo para adoptar como uno de sus ritos, -aquí este zote, cuando dice Iglesia Católica, se refiere en realidad a la Iglesia Cristiana, pues, aunque parezca mentira, en este país hay mucha gente, todavía, que ignora que cristiano y católico no son sinónimos, se lo tratas de explicar, de decirles que el Catolicismo no es sino una rama del cristianismo, pero a ellos le da lo mismo, lo mesclan todo, lo amalgaman y lo llaman de una u otra manera, tildándolo de ser todo una mentira y un negocio de los curas.
Incluso claman que en lugares como Inglaterra, pasan de esta chorrada y celebran una fiesta laica a la que llaman “Christmas”, ge, ge. No saben los muy cabestros que “Christ-mas” quiere decir, literalmente, Misa de Cristo, o sea, lo que aquí llamamos Misa del gallo.
Y es que, aunque de pocas figuras se ha escrito tanto como la de Jesús de Nazaret, su propia existencia sigue siendo un misterio.
Cuestionada en los documentos históricos por unos y apoyada en las mismas fuentes por otros, ha servido para que los más ilustres investigadores y también los más miserables traficantes de documentos se hayan cruzado y entrecruzado durante siglos.
Los libros escritos sobre este personaje se cuentan por miles, pero quizás en la tan extensísima bibliografía sobre este hombre, esté la clave del misterio sobre su obra y su vida.
Mientras parte de los autores se acercan a estudiar su figura desde su divinidad, enfocándolo desde un principio como si de Dios se tratara, otros entran a saco tachandolo como un fraude, un invento creado por Pablo de Tarso, (San Pablo) alguien que no conoció a Jesus en vida, pero que, quizás, fuere el verdadero creador del cristianismo, y desarrollado mas tarde por el clero, maquillando los hechos atribuidos a Jesús, aspirando a hacerse con su legado, fuese de éste o de Pablo, para sus propios fines.
De esta forma, unos y otros enfocan la figura de Jesús desde una amplísima gama de ángulos diferentes, pero muy raramente imparciales, esto difumina aun mas la historia y la diluye en la leyenda.
Es paradójico, que, para mí, la mejor biografía de la vida y muerte de Jesús, sea la escrita por un autor de ciencia-ficción, J.J. Benítez, en sus libros, Caballo de Troya.
Desde luego, al estudiar la figura de Jesús, y el cristianismo, debemos tener en cuenta que es una corriente religiosa que nace del judaísmo y está representada por judíos, que fueron en definitiva los seguidores y a los que predico Jesús, aunque entre éstos, su predica apenas tuviera repercusión y su palabra y enseñanzas, fueran llevadas al mundo entero por los que, posiblemente, él menos esperase, los soldados romanos, los enemigos de los judíos.
Es posible también que parte de los hechos atribuidos a este carismático personaje estén influenciados por doctrinas aun más antiguas que la hebrea, especialmente las egipcias, no en vano los judíos habían tenido durante miles de años una extraordinaria vinculación con el país de las pirámides
Sea como fuere, por una u otra razón, el numero de libros y teorías escritas sobre Jesús es tan ingente que, ya por esto solo, debemos reconocer que nos encontramos ante un fenómeno extraordinario, y al mismo tiempo dócil, y maleable: hoy es un hombre, mañana un dios; hoy es célibe, mañana se casó con María Magdalena y tuvo una hija; hoy vivió y murió en la cruz para resucitar al tercer día, mañana acabó su vida en Cachemira, al sur de la Galia o donde lo quiera situar el autor de turno.
Sea como fuere, y pese a quien pese, la Navidad es la celebración del nacimiento de este hombre (¿?) o este Dios (¿?) ocurrida, al parecer, en Galilea, en el año uno de nuestra era.
Estaba por entonces Galilea dominada por el Imperio Romano, desde que el general Pompeyo entrara en Jerusalén, en la primavera del año 63 a. C.
Gobernaba Galilea Herodes el Grande, o quizás, su hijo Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y por lo tanto vasallo de Roma, -aquí, tampoco se ponen de acuerdo los historiadores, pero lo mas probable es que fuera el segundo, pues según los cálculos hechos por los expertos, datan la muerte del primero, unos cuatro años antes del nacimiento de Jesús-, y Gobernaba Roma, Cesar Octavio Augusto, el primer emperador que tuvo Roma, y que, por lo tanto, era el Obama de entonces.
FELIZ NAVIDAD.
O mejor dicho, ¿Cuánta gente sabe que con estas fiestas estamos celebrando el nacimiento de un hombre que nació hace dos mil años en Galilea, una provincia de lo que hoy es territorio de Israel?
Como todos los años, he visto como la gente se dedicaba a comprar y gastar sin tregua, como si el mundo se fuese a acabar o como si el dinero fuese a pasar de moda, -quizás este año gastamos un poquito menos a causa de la crisis, pero la pauta siempre suele ser la misma-, las ciudades y pueblos se engalanan con motivos de fiesta, cada día con menos motivos que recuerden la Navidad, no vaya a ser que ofendamos a otras culturas. Y los papas Noel comienzan a trepar por nuestras fachadas, eso donde no tienen su papa Noel autóctono, como el Olentzero (creo que se escribe así) vasco o el apalpador galeguista, aunque éste, de momento, está teniendo menos éxito que Joselito con su vuelta a la canción.
Y como todos los años, salen aquellos que, considerándose a si mismos unos intelectuales de tomo y lomo, y que, en realidad, no pasan de borregos asilvestrados, clamando que estas fiestas ya eran celebradas por los antiguos para marcar el solsticio de invierno, o que son las fiestas del “yule” que la Iglesia Católica robo para adoptar como uno de sus ritos, -aquí este zote, cuando dice Iglesia Católica, se refiere en realidad a la Iglesia Cristiana, pues, aunque parezca mentira, en este país hay mucha gente, todavía, que ignora que cristiano y católico no son sinónimos, se lo tratas de explicar, de decirles que el Catolicismo no es sino una rama del cristianismo, pero a ellos le da lo mismo, lo mesclan todo, lo amalgaman y lo llaman de una u otra manera, tildándolo de ser todo una mentira y un negocio de los curas.
Incluso claman que en lugares como Inglaterra, pasan de esta chorrada y celebran una fiesta laica a la que llaman “Christmas”, ge, ge. No saben los muy cabestros que “Christ-mas” quiere decir, literalmente, Misa de Cristo, o sea, lo que aquí llamamos Misa del gallo.
Y es que, aunque de pocas figuras se ha escrito tanto como la de Jesús de Nazaret, su propia existencia sigue siendo un misterio.
Cuestionada en los documentos históricos por unos y apoyada en las mismas fuentes por otros, ha servido para que los más ilustres investigadores y también los más miserables traficantes de documentos se hayan cruzado y entrecruzado durante siglos.
Los libros escritos sobre este personaje se cuentan por miles, pero quizás en la tan extensísima bibliografía sobre este hombre, esté la clave del misterio sobre su obra y su vida.
Mientras parte de los autores se acercan a estudiar su figura desde su divinidad, enfocándolo desde un principio como si de Dios se tratara, otros entran a saco tachandolo como un fraude, un invento creado por Pablo de Tarso, (San Pablo) alguien que no conoció a Jesus en vida, pero que, quizás, fuere el verdadero creador del cristianismo, y desarrollado mas tarde por el clero, maquillando los hechos atribuidos a Jesús, aspirando a hacerse con su legado, fuese de éste o de Pablo, para sus propios fines.
De esta forma, unos y otros enfocan la figura de Jesús desde una amplísima gama de ángulos diferentes, pero muy raramente imparciales, esto difumina aun mas la historia y la diluye en la leyenda.
Es paradójico, que, para mí, la mejor biografía de la vida y muerte de Jesús, sea la escrita por un autor de ciencia-ficción, J.J. Benítez, en sus libros, Caballo de Troya.
Desde luego, al estudiar la figura de Jesús, y el cristianismo, debemos tener en cuenta que es una corriente religiosa que nace del judaísmo y está representada por judíos, que fueron en definitiva los seguidores y a los que predico Jesús, aunque entre éstos, su predica apenas tuviera repercusión y su palabra y enseñanzas, fueran llevadas al mundo entero por los que, posiblemente, él menos esperase, los soldados romanos, los enemigos de los judíos.
Es posible también que parte de los hechos atribuidos a este carismático personaje estén influenciados por doctrinas aun más antiguas que la hebrea, especialmente las egipcias, no en vano los judíos habían tenido durante miles de años una extraordinaria vinculación con el país de las pirámides
Sea como fuere, por una u otra razón, el numero de libros y teorías escritas sobre Jesús es tan ingente que, ya por esto solo, debemos reconocer que nos encontramos ante un fenómeno extraordinario, y al mismo tiempo dócil, y maleable: hoy es un hombre, mañana un dios; hoy es célibe, mañana se casó con María Magdalena y tuvo una hija; hoy vivió y murió en la cruz para resucitar al tercer día, mañana acabó su vida en Cachemira, al sur de la Galia o donde lo quiera situar el autor de turno.
Sea como fuere, y pese a quien pese, la Navidad es la celebración del nacimiento de este hombre (¿?) o este Dios (¿?) ocurrida, al parecer, en Galilea, en el año uno de nuestra era.
Estaba por entonces Galilea dominada por el Imperio Romano, desde que el general Pompeyo entrara en Jerusalén, en la primavera del año 63 a. C.
Gobernaba Galilea Herodes el Grande, o quizás, su hijo Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y por lo tanto vasallo de Roma, -aquí, tampoco se ponen de acuerdo los historiadores, pero lo mas probable es que fuera el segundo, pues según los cálculos hechos por los expertos, datan la muerte del primero, unos cuatro años antes del nacimiento de Jesús-, y Gobernaba Roma, Cesar Octavio Augusto, el primer emperador que tuvo Roma, y que, por lo tanto, era el Obama de entonces.
FELIZ NAVIDAD.