Una “dictadura”.
Una “dictadura” es, según la Real Academia de la Lengua, un gobierno que, invocando el interés publico, se ejerce fuera de las leyes constitutivas de un país.
Hay dictaduras de derechas y de izquierdas, nacionalistas o teocráticas (por ejemplo el islamismo) e incluso ideológicas.
Y aunque las dictaduras tienen sutiles diferencias entre ellas, por ejemplo: las de derechas te someten por salvar a la patria; las de izquierdas por salvar al pueblo; las nacionalistas por salvar el folclore, las esencias primigenias y la pureza de la raza; las teocráticas por salvar nuestra alma y liberar al mundo de infieles y no creyentes; y las ideológicas porque, simplemente, ellos saben mejor lo que le conviene al pueblo; al final todas convergen en el mismo punto, imponer a los demás, por la fuerza y a través del miedo, su ideología dogmatica de cómo, nuestro comportamiento, nuestra forma de pensar y nuestra vida debe ser. Y su única justificación, al menos la única que ellos necesitan, la que les otorga patente de corso para dar por buenas todas sus fechorías, es que, ellos saben mejor que los propios interesados, lo que al pueblo más le conviene, lo que el pueblo mas necesita y lo que el pueblo va a tener, y esto es, quiera o no quiera ése pueblo.
Y, si hay un punto en donde discrepo con RAE, es en lo de que tiene que ser un gobierno el que ejerza una dictadura.
En realidad, en este momento, el mundo en general y Europa en particular se están viendo sometidos a dos dictaduras que no se presentan en forma de gobiernos.
La islámica y la nacionalista. La primera se compone de masas de fanáticos que no reparan en medios ni en formas a la hora de imponer su voluntad. Y la segunda en grupos o etnias más o menos reducidos que bajo el lema de liberar y preservar la “singularidad” de sus pueblos, (una “singularidad” que, ellos creen siempre, es superior a la de los demás pueblos) reniegan de su verdadera nación en aras de confeccionarse ellos mismo otra nacioncita o estado a su gusto y hechura.
Y es ésta ultima la que venimos sufriendo los españoles, especialmente, aquéllos españoles que hemos tenido la “suerte” de nacer en una de esas regiones, con costumbres, folclore y lengua propias. Cataluña, Vascongadas y mi “pobre Galicia”. Y también las Baleares y Valencia, naturalmente, aunque estas con menos virulencia. ¿A qué va a ser que la lengua de las demás regiones de España no es propia?
Escribe Luis del Val: El nacionalismo es la nostalgia de la tribu. Cualquier nacionalismo no es otra cosa que un grito de socorro, un pánico a la responsabilidad individual que se envuelve en emociones, canciones y banderas, para tranquilizar su desconcierto y su turbación.
En la tribu, al menos, si no se salva, correrá la misma suerte que los otros miembros, y siempre es más fácil enfrentarse a los problemas compartidos que entender al Fondo Monetario Internacional.
Y esto va a más, porque el banderín de enganche es seductor, y entre ser un frustrado más, a pertenecer a una tribu diferente, o sea, "superior", los internacionalismos tienen muy poco que hacer. Vuelve la tribu y la pujanza de los reinos taifas para colmar los anhelos de quienes tienen miedo a la libertad.
Y la cosa es mucho más grave de lo que parece, pues aunque, sobre el estatuto de Cataluña, (un estatuto que nunca debió llegar a ser) el Tribunal Constitucional, parió una sentencia, donde tratando de contentar a los catalanes, solo podaba un poco algunos de los artículos, los nacionalistas catalanes no se dieron por satisfechos y esta ultima semana el indigente intelectual de la Moncloa, junto con ese analfabeto de Iznájar, que sirve de pretexto como presidente de la comunidad catalana, (cosas veredes) han tomado a España por su era particular y la van a disolver en pedacitos y eso va a ser la verdadera desgracia y ruina de todos nosotros.
Estos dos golfos están de acuerdo en que Cataluña es una nación y que España es un molesto problema que sólo puede solucionarse fragmentando su Historia y su territorio.
Para ellos las leyes no existen, y menos aún, los tribunales.
Además esto es lo mas progre.
Y, a otra cosa quizás no, pero a ser progre, moderno y marchoso, nadie del mundo mundial, va a ganarle a José Luis Rodríguez Zapatero.
Y por si alguien trata de buscar la salvación de este pobre país en otra parte, para el Partido Popular, no mirar. Pues estos, los del pepe, tratan de pasar sobre todo el asunto, de puntillas, no vaya alguien a molestarse y luego no los vote.
¿Cuándo irán a darse cuenta que aquéllos que abogan por desmembrar a España en pequeñas nacioncitas, nunca jamás de los jamases, van a votar al pepe?
¿Cuándo tendrán la valentía de decir alto y claro, que el pepe no cree en ninguna nación, ni nacionalidad, que no sea España y la española?
¿Cuándo serán capaces de gritar a los cuatro vientos que ellos no consideran a Cataluña, Galicia y la Vascongadas, nada más que partes de España? Y ni siquiera partes privilegiadas, como le oí decir el otro día a un contertulio de un programa de televisión, tratando quizás de suavizar su sentencia, sino partes igual que las demás. Regiones de España, punto.
Pero, me doy cuenta que pedir eso es de ilusos.
Los políticos españoles, salvo honradas excepciones, venderían su alma por un puñado de votos.
Lo que importa de momento es hacerse con el Gobierno. El país y su integridad, puede esperar.