Indignados con los "Indignados".
Al final a ocurrido. Los indignados han revertido a la violencia.
Pero es que se veía venir. Empiezan enseñado una patita, se les deja. Luego ensenan las uñas, se les deja. y al final se creen los reyes del mambo y te dan el zarpazo.
Pero es que claro, en esta España nuestra hay una pandilla de bobalicones que añoran como locos los tiempos de Franco y aquélla “batallita”, mil veces repetida, del mayo del 68 y al ver a estos pelanas saliendo a la calle, gritando improperios contra los políticos y contra el sistema, se han vuelto a sentir jóvenes otra vez y han empezado a soñar despiertos y a ver una areola romántica de “luchadores por derechos ultrajados” en lo que no era mas que una pandillas de inadaptados que lo mismo les da pernotar en una plaza, que tocar la flauta en una feria, que hacer el Camino de Santiago, cualquier cosa menos trabajar.
Bien es verdad que entre ellos, por lo menos al principio, había gente de buena fe, que creyó estar ahí en defensa de una España mejor y una forma de políticos y de hacer política mas abierta, diáfana y al alcance del pueblo, y no esa cuasi-casta, endogámica, encerrada ante cualquier “outsider” y hostil ante cualquiera que no sea de los “suyos”, que conforma nuestra clase política.
Bien es verdad que, casi todo el mundo estaría de acuerdo con casi todas sus reivindicaciones.
Pero eso fue, exactamente lo que paso con el “Prestige” y con el “no a la guerra”.
También entonces parecía que allí solo había gente preocupada por el pueblo pero sin interés por partido político alguno y cada cual con su diferente ideología política.
Pero eso fue y sigue siendo un espejismo. Si quitamos a esa gente de buena fe que, la mayoría de las veces, van porque creen que es por una causa justa sin pararse a pensar ni lo que piden ni para qué, y que, además, no debieran olvidar que estas cosas hay que pedirlas y reivindicarlas desde dentro del sistema democrático y no usando la coacción y el órdago, igual que el niño aquel que dice: mama si no me compras la chocolatina me golpeo la cabeza contra el suelo, y que debieran recordar siempre que los países y el estado del bienestar se hacen a base de tesón y trabajo y no con revoluciones ni caceroladas. Si quitamos esta gente, repito, al final, y a poco que se rasque, lo que sale es lo mismo de siempre, la bazofia filo-comunista o filo-fascista, que para le caso es lo mismo, admiradores de aquel facineroso y mediocre argentino que fue conocido como el “Che Guevara”, que harán lo que sea con tal de que no gobierne la derecha.
Es verdad que, cuando Cayo Lara, en un alarde de oportunismo e hipocresía sin parangón, trató de mezclarse con ellos, lo rociaron con una botella de agua, pero esto fue porque alguien allí no se sabía el guion, puesto que al día siguiente le pedían disculpas mientras proclamaban que era uno de ellos. Además, hay que tener en cuenta que, le hicieron el numerito de la botella mientras le increpaban por apoyar a la derecha. Y lo mismo que en Santander, que fueron a darle la mano al presidente saliente Miguel Ángel Revilla. Éste, al parecer si era uno de los políticos buenos...
Y es que se les ve el plumero a millas de distancia.
Si son tan heroicos y defensores de la libertad, ¿Por qué no se van a boicotear alguna toma de posesión de “Bildu”?.
De momento el Gobierno en general y el ministro del interior en particular, ha mostrado la mayor de las complacencias hacia estos pelanas. ¿Sera que le gusta lo que hacen?
Pero que tenga cuidado que estas cosas se saben como empiezan pero no como acaban y, además, igual que las armas de fuego, las revoluciones las carga el diablo.
¿Qué pasará si un día de estos dirigen su vandalismo contra un banco, una iglesia o una de esas grandes superficies o hipermercados? El otro día ya trataron de irse de uno sin pagar los artículos que llevaban.
Mañana domingo dicen que van a hacer una gran manifestación, pero, la verdad, lo que debieran hacer es esfumarse, puesto que, a estas alturas de la película, la mayoría de lo españoles empezamos a estar un poco indignados con los Indignados.