Saturday, July 12, 2014

Todo el mundo tiene su “religión”


Leía, hace un par de semanas, en este mismo periódico que, en Corea del Norte, el régimen más hermético del mundo, el más férreo control llega a todos los ámbitos de la vida de una población que se muere literalmente de hambre y que en ese país la libertad religiosa es una quimera puesto que toda religión está prohibida.
Pero pese a que allí no se puede hablar de Buda, ni de Jesucristo, ni de Ala, si que se da la paradoja de que hay una religión oficial: el culto a la familia Kim.
De hecho Kim Jong Sung, el fundador comunista de la dinastía que ha sumido a Corea del Norte en la mayor miseria material y moral de la historia, tiene consideración de “presidente eterno” y es de naturaleza divina, ¡ahí es nada! Y lo mismo ocurre con su hijo, ya finado, Kim Jong Il y con su actual mandatario Kim Jong Un, ese muchacho de peinado de fraile medieval y pinta de faltarle un par de hervores.
Pero esto tampoco no debe escandalizarnos mucho puesto que todo el mundo, o casi, sigue una religión sin darse cuenta siquiera de ello.
Aquí en España es, ya hace mucho tiempo, una religión el ir en contra de la Iglesia Católica, la Guardia Civil o los judíos.
Otra religión que los españoles siguen también desde hace tiempo es el sacrosanto comunismo, véase el milagro de Podemos, a su lado Fátima y Lourdes se quedan en agua de borrajas.
Y es que damos el trasero por un guerrillero heroico, tipo Che Guevara, y enseguida vemos libertadores del proletariado por todas partes, solo tienen que decir que están en contra del sistema, especialmente si gobierna la derecha, hacer unas cuantas manifestaciones con mucho ruido, con quema de contenedores, pedradas contra los antidisturbios, romper todo lo que se encuentre por delante y toda clase de “gamberradas” que se les ocurra, y ya son venerados por una chusma de pánfilos babeando como un perro sobre un hueso, extasiados con el descubrimiento que les acaban de revelar o acaban de descubrir, de que su generación es la elegida para cambiar el mundo. Ellos van a ser los que van a liberar al mundo de sus miserias. Ya no habrá más pobres ni ricos, todos seremos iguales, trabajaremos menos y cobraremos mas, y seremos felices y comeremos perdices, etc., etc.
Y por ultimo están los nacionalismos separatistas, fanatizados hasta el tuétano y con un dogma inviolable: solo eres un buen catalán, vasco, gallego etc., si te crees "diferente", del resto de los españoles, o sea, mejor, pides la independencia de tu terruño y hablas en la jerga regional de turno, y punto.
Con estos últimos es inútil tratar de discutir o razonar. Su religión, “el nacionalismo”, es dogmatico: En Galicia hay que hablar pensar y vivir en gallego, porque lo dice su catecismo y no hay más alternativa, por lo tanto no se discute*.

*Aquí hablo de los nacionalistas gallegos porque son los que me caen más de cerca, aunque supongo que en todas esas demás regiones que tuvieron la “suerte” de nacer con lengua propia, su letanía será más o menos la misma. 

Acabamos siempre haciendo el Quijote.

Leo en el periódico británico de Sun, lo siguiente: Bajo fuego, Ed Miliband ha sido informado que tiene que prometer frenar la inmigración si quiere ganar las Elecciones Generales el año que viene.
-Edward Samuel Miliband es un político británico líder del Partido Laborista desde el 25 de septiembre de 2010-.
Una encuesta, hecha recientemente para el periódico, arroja que, el 45 por ciento de los votantes indecisos, que son los que realmente deciden todas las elecciones, consideraría darle su voto al partido “laborista”, si su líder pudiera finalmente frenar la marea de inmigrantes que llegan a Gran Bretaña.
- Para el que no lo sepa, el partido “Laborista” es el partido Socialista de toda la vida-
Reducir la inmigración es la preocupación numero uno de estos votantes, por delante de cuidarse de que los beneficios vayan a parar a la persona equivocada, o reducir  la deuda británica.
El votante indeciso es aquél que puede votar “Laborista” o puede cambiar de idea y votar a otro, pero incluso los votantes del partido “Laborista” más fieles, desean que el partido tome acción sobre la inmigración.
Alp Mehmet, miembro de “MigrationWatch UK, dice: Le inmigración está muy presente en la mente de la gente. Y lo que necesitamos oír ahora por parte de los “laboristas”, no es que aceptan que en el pasado se cometieron equivocaciones que agudizaron el problema, sino la forma en que van a afrontarlo.
Casi cuatro millones de inmigrantes entraron en Gran Bretaña, durante el último gobierno “Laborista” y la coalición “Conservadora-Liberal” actual, tampoco está haciendo nada para atajar el problema.
Andy Burnham, diputado laborista, admite que, en efecto, el partido Laborista tiene que ser más claro sobre su posición, tanto sobre la Unión Europea, -otra preocupación de los británicos- como la inmigración.
Y finalmente, Liam Fox antiguo Ministro de Defensa del partido “Tory” –Conservador- urge a los ministros la instauración de un sistema de visado, tipo Australia, que sea capaz de frenar la marea inmigratoria.



Y hasta aquí llega el artículo, y se queda tan pancho.
¿A ver quién es aquí el guapo, periodista o periódico, que sea capaz de editar un artículo semejante...?
Enseguida se le echarían encima los de los derechos humanos, antirracistas, indignados, y toda esa patulea, que el periódico tendrá enseguida pedir toda clase de perdones y disculpas.
Si algo me gusta de los británicos es que, a la hora de decir lo que piensan, no se andan con milongas, lo dicen y punto.
Hay que tener en cuenta, además, que, toda esa afluencia de inmigrantes que han arribado a la Gran Bretaña, proceden, en su mayoría, de Europa del Este, por lo tanto entran legalmente, imagínense que hubiese ocurrido si les estuviesen entrando a las bravas, saltando una valla y desbordando a la policía, el Primer Ministro de turno iba a durar en ese puesto menos que un suspiro.
Pero claro, los británicos son los británicos, gente que ante estos casos te recuerda que, la caridad empieza en casa, y que hay que ayudar a los necesitados pero salvaguardando la integridad de su país.
Aquí, en cambio, nos gusta aparentar que todos somos buenos buenísimos de la muerte y acabamos siempre haciendo el Quijote y confundiendo molinos de viento con gigantes.
Por cierto, en el mismo artículo, al final, hay una pequeña entrada que dice que la misma encuesta ha arrojado que uno de cada cuatro británicos prefiere pertenecer a la Unión Europea que estar unidos a Escocia.

Para que vean los escoceses que nadie va a echarlos de menos.