Otra vez, la culpa es del huso horario.
Bueno, ya estamos llegando al final del verano, en realidad, aquí en Galicia, creo que ya hemos llegado, y hay que volver al curro.
Y, como todos los años, dentro de poco nos tocará el cambio de hora.
Ese cambio de hora que da lugar a más comentarios que la vida de La Pantoja, la independencia de Artur Mas o, aquí en Galicia, el tiempo que va a hacer en los próximos días.
Y, como no podía ser de otra manera, y a cuento de que el gordo de Corea del Norte ha decidido desmarcarse de huso horario internacional y poner en ese país el huso horario que a él le salga del prefijo, ya he leído por ahí el comentario de alguien afirmando que, la culpa de que en España seamos tan poco competitivos y nos sea imposible conciliar vida laboral y familiar, es de la hora.
¡Toma ya!
Nuestro huso horario, ese, ese y no otro, es nuestro gran problema.
Y es que tenemos la hora cambiada, dice.
La hora por la que se rige Europa, de norte a sur y de este a oeste, exceptuando Inglaterra y Portugal, es la madre del cordero, la causa de todos nuestros problemas.
Si la retrasásemos un poco más, una hora más hacia atrás, y, cuando esa noche, en que todos a las tres de la mañana, le demos hacia atrás a las agujas de reloj, hasta que éstas marquen las dos, le siguiésemos dando todavía un poco mas y las dejásemos marcando la una, nuestra competitividad laboral se incrementaría un doscientos por cien o mas y tendríamos tanto tiempo libre para estar con nuestra familia que, incluso, la mayoría de nosotros tendríamos que buscarnos un “hobby” para no aburrirnos o, inclusive, hacernos socios de la “Ashley Madison.
O sea que, con ese pequeño gesto, con esa hora más hacia atrás en nuestros relojes, seriamos la pera limonera.
El no va más.
Seriamos casi, ¿quien dice casi?, Seriamos como Alemania.
Bueno, esto es como para hacerse el harakiri con una katana de cartón.
Vamos a ver: El huso horario no tiene nada que ver con nuestra forma de trabajar. O, mejor dicho, de conciliar vida laboral y familiar. No, el que no seamos capaces de tener un horario razonable y competitivo como el resto de Europa, no tiene nada que ver con el huso horario. El motivo ya lo escribí centenares de veces y lo conté un millón, pero aquí va otra vez en román paladino, a ver si queda claro de una maldita vez.
Horario laboral tipo,
de un obrero en España: Nueve de la mañana a una de la tarde. Comida, siesta y
vuelta al trabajo. De cinco y media de la tarde a nueve y media de la
tarde/noche en el invierno.
Y ahí, ahí está el
culpable. Tenemos un parón entre comida y siesta de cuatro horas y media.
Cuatro horas y media
que perdemos en las horas con más luz del día y luego tenemos que hacer ese
tiempo por la noche. Jodemos el día entre la comida y siesta, un anacronismo
que solo se da en este país, y luego culpamos el huso horario.
Y, esto, o lo arreglamos
poniendo una jornada como dios manda, con una hora para comer y punto o, que
pongamos una hora antes o después en nuestro reloj, no va a cambiar
absolutamente nada.
Y a ver si hay alguien
que sea capaz de meter esto en la mollera, ¡por dios!.