Sánchez el Empecinado.
Seguimos todavía enmarañados con las elecciones y, después
de ocho meses con un Gobierno en funciones,
la necesidad ya perentoria de formar Gobierno no puede ser más acuciante.
Y los mensajes que los políticos reciben apremiándoles a que
se sienten a hablar y traten de llegar a un acuerdo, llegan tanto de la derecha
como de la izquierda.
Pero éstos, los políticos, parecen hacer oídos sordos, y el tiempo
pasa y la cosa como que no va. Y, si dios no lo remedia, vamos camino a unas
terceras elecciones.
Y, aquí, quiero apuntar algo obvio pero que a mucha gente
parece ser se les está pasando sin darse
cuenta.
Y es que, en este marasmo de idas y venidas, reuniones y
mítines, todos fútiles, todos una gran pérdida de tiempo, que no parece vayan a
llevarnos a algún desenlace medianamente aceptable, no todos los políticos
tiene la misma responsabilidad. No señor.
Y me explico: por ejemplo “Podemos”. “Podemos”, igual que
los nacionalistas y comunistas, son partidos anti sistema, sus metas son
diferentes y variadas, pero su método es el mismo: destruir el sistema, para volver
a comenzar desde cero, o sea, volver a rehacer el sistema, pero ahora, a su gusto
y hechura, y, desde luego, de tal forma que ya jamás haya la mas mínima
posibilidad de desalojarlos del Gobierno. Algo así como Venezuela. Todo muy
democrático.
-Su gran fallo –el de “Podemos”-fue creerse su propia propaganda,
y que una pandilla de “perro-flautas” acampados en la Puerta del Sol, podría llevarlos a la presidencia del
Gobierno-.
Por lo tanto, de estos nada se espera y nada se les puede
pedir.
Pero luego tenemos a los llamados partidos
constitucionalistas: PP, PSOE y Ciudadanos.
Aquí, el señor Pedro Sánchez y su PSOE, se están negando en
redondo en dar ninguna clase de facilidades a Rajoy para formar Gobierno. No,
es no, repite machaconamente Pedrito, Rajoy, dice él, tiene otros partido de
ámbito centro-derecha a los que acudir.
Veamos: esos partidos de centro-derecha pasan por ser el PNV,
y lo que queda de Centro Democrático de Cataluña, el antiguo partido de Artur
Mas. Mercenarios, corsarios de la política que venden su voto a cambio de suculentas
concesiones. A ellos acudieron en su día, tanto Felipe González como Aznar, y
de aquellos polvos estos lodos.
Y, el señor Sánchez, de sobra conoce que, como está la cosa
ahora mismo en Cataluña, ya sería imposible acudir a ellos a menos que uno esté
dispuesto a darles su “referéndum” o mejor, su “independencia “y el PNV, viendo
al otro, no iban a ser menor sus exigencias.
Así que, cuando Pedro Sánchez –El Empecinado- se niega en
redondo a abstenerse y le dice a Rajoy que trabaje, en realidad le está
diciendo: “Sé que, si yo no te dejo, no podrás ser investido, así que, te voy a
fastidiar –con jota- la investidura y que te den, que mientras por mi sea, no
vas a ser Presidente. Punto”.
Y el señor Albert Rivera (Riverita) que no tuvo empacho en
aliarse con Pedro Sánchez hace un par de meses y que ahora, por razones que él sabrá,
encuentra un motón de dificultades en darle su voto a Rajoy, que se ande con
ojo, que puede que, en un descuido, le metan un gol por toda la banda precisamente
aquellos que, -los nacionalistas- para evitar
que impusieran su dictadura, nació Ciudadanos.
Y por ultimo Rajoy.
Aquí quiero matizar: Me crispa enormemente cuando escucho,
en la radio o en la televisión, a alguien decir que todos nuestros políticos
son responsables. Pues no señor, no. Rajoy ofrece toda clase de dialogo, que
hablen con él, que parlamenten sobre los puntos que no les gustan y que a ver
si se puede llegar a un acuerdo.
Les voy a contar una pequeña historia.
Hace unos veinte años, el autor de este blog, trabajó como representante
comercial, de vendedor de toda la vida, ¡vamos!
Su trabajo consistía en ir por las tiendas ofreciendo una
línea de productos de una firma de reciente creación.
El producto que dicha firma ofrecía no era nada nuevo, en realidad
ya existían en ese sector varias fiemas consolidadas. Dos de ellas, de una
grandísima reputación, de esas que llegan y no necesitan vender, sino,
solamente, reponer el producto que se haya agotado.
Con estas a nuestro
amigo, solo le quedaba la opción de negociar con el dueño y, ofreciéndole unos
precios competitivos y un mayor margen de ganancias, tratar de que este se
adviniera a poner su producto en exposición.
Había veces que se tiraba horas enteras tratando de
convencer al potencial cliente para, al final, salir de allí se haber vendido
ni un caramelo. Otras veces, bastantes, a Dios gracias, consiguió introducir su
producto en el mercado y, hoy, todavía ahí sigue.
Y entre unas y otras, entre fallos y aciertos, lo que
nuestro amigo mayormente necesitaba, era que el dueño se adviniera a escucharlo
–Si la plaza parlamenta, está medio conquistada- . Pero a veces se encontraba
con el “empecinado”, aquel que ya de antemano está decidido a no darte
cuartelillo. Aquel que antes de que
nuestro amigo pudiese articular palabra sentenciaba: ya tengo esos dos, que son
los que piden los clientes y, por el que tú traes, no pregunta nadie.
¿Cómo van a preguntar, si no lo conocen? Argumentaba nuestro
amigo…
Pero era inútil, estos –los empecinados- se cerraban en
banda y con un, “bueno no me interesa y punto, y, además, no puedo perder más
tiempo contigo” y sanseacabó, con estos no había posibilidad de convencerlos con
ninguna clase de argumento porque, simplemente, no le daban opción a ello.
Y ahí estamos. A Rajoy el señor Sánchez no le da opción a
ninguna clase de dialogo, a ninguna concesión, porque, simplemente, como
aquellos empecinados de la historia de nuestro amigo, se niega a escuchar.
Y ahí reside el grado de responsabilidad de unos y otros, y,
si tenemos que ir a unas terceras elecciones, que los españoles y la historia
lo juzguen.