Mobbing, “Bullying” , Acoso, y la madre que lo pario.
El “Mobbing” y el “Bullying”, que van cogidos de la mano, es
algo que parece se ha puesto de moda en los últimos tiempos.
Aunque esto no es tan así. El “Bullying”, “Mobbing” o acoso, han existido
siempre, aunque con la nuevas tecnologías, como el móvil o el ordenador, el
“bullying” , especialmente entre los jóvenes, no termina en el colegio, sino
que te sigue a casa a través de las redes sociales.
El “bullying” que significa, simple y llanamente, acoso, se
diferencia del “mobbing”, que también significa acoso, en que en el primero, el
acoso es ejercido sobre la víctima, el acosado, por una o unas pocas
personas, y consiste en una forma de de conducta que no puede desde
ningún código ético ser justificada y que persigue por medio de amenazas,
socavar, obligar, humillar o lastimar a otra persona. Y el “mobbing” se da
cuando al “bully” , acosador o acosadores, se les une una galería de palmeros
que, aunque no toman parte en el acoso, si le ríen las gracias al “bully”, y
que, en la mayoría de los casos, comienzan a desarrollar una conducta de desprecio e indiferencia
hacia el acosado, dejándole de lado, ignorándole, no prestándole ninguna clase
de atención o ayuda e, incluso a veces, tendiéndole pequeñas trampas en orden
de que el trabajo y la vida de la víctima, sea cada vez más difícil.
Y como digo al principio, esto ha existido siempre. Quizás
ahora se haya exacerbado más a causa de las redes sociales o quizás, el hecho
de que esta clase de abuso este llevando a muchos jóvenes al suicidio, haya
tocado la fibra sensible de nuestra sociedad
El acoso puede
ocurrir en el colegio, cuando todavía eres un niño, -el autor de este blog
sufrió ese acoso por parte de otro niño-, en el instituto, en la universidad o,
ya de adulto, en el trabajo y hasta en la mili.
Cuando eres un niño, puedes sufrirlo por muy poco espacio de
tiempo, como mucho un año o menos, pero no hay que olvidar que a esa edad, un
año nos parece toda una vida.
Ya en el instituto o la universidad, la cosa cambia, y en ocasiones
el acoso puede pasar a agresiones físicas, haciendo a veces que el alumno
abandone los estudios.
Y en el trabajo, ya ni te cuento, especialmente en nuestro
país, donde los trabajos son habas contadas y no puedes darte el lujo de
mandarlo todo a paseo e irte a otro trabajo, lejos del maldito “bully”.
No tengo ni idea de si el acoso puede sucederle a cualquiera
o si hay personas ya propensas a sufrir esta clase de abuso. De lo que estoy
seguro es de que, el hecho de sufrir alguna tara física, una ligera cojera,
usar gafas, ser pequeño de estatura, tener la voz aflautada, hablar por la
nariz o ser un poco tartamudo, te hacen candidato preferente a sufrir acoso, si
tienes dos o más, tus posibilidades aumentan exponencialmente, si además eres
inteligente, pero pusilánime, introvertido y poco echado para adelante, tu
suerte está echada, vas a sufrir acoso.
Y no importa a donde vayas, en ninguna parte va a faltar el
“acosador”, o la “acosadora”, de turno, para amargarte la vida.
-Donde pongo “acosador” o “acosadora” debiera poner un
epíteto de dos palabras que comienzan por hache y por pe, pero mi código ético
me lo impide-.
El “mobbing” o acoso, cuando se da en los colegios, suele
ser brusco e intimidatorio dando lugar a pocas dudas.
En el trabajo, por el contrario, suele comenzar de forma
solapada con hechos y formas inconexas y que parecen fortuitas e ir “in
crescendo” hasta conseguir exasperar a la víctima.
Bajo un acoso sistemático y continuo, la víctima, no importa
lo segura que esté de sí misma, poco a poco, va perdiendo su autoconfianza, su autoestima
y su habilidad para realizar sus tareas, llevándola a un circulo vicioso del
que ya no tendrá forma de sobreponerse.
Al final no tendrá otra opción más que abandonar el trabajo
y tratar de buscarse otro, cosa que se le hará harto mas difícil cuanto más
tiempo siga soportándolo, puesto que el amor propio y el aprecio a hacia su
persona ira degradándose y disminuyendo a medida que pase el tiempo.
La mejor solución en estos casos es irse más antes que tarde
y no dejar que esta situación y esta gente arruinen tu carrera, tu salud y tu
vida.
Todavía hay otra forma de “mobbing”, aunque que quizás no
pueda ser calificada como tal.
Y se da, cuando una persona, bien sea en la niñez o ya
adulto, es objeto, blanco o motivo, de todas las bromas, chanzas, chirigotas o
cachondeo, por parte de las personas de su entorno.
Lo que se conoce como el hazmerreir del lugar en que se dé,
ya bien sea la escuela, la pandilla, el barrio donde vive o el lugar de
trabajo.
Y digo arriba, que quizás esto no se pueda considerar “mobbing”,
puesto que, muchas veces, los que perpetran esta clase conducta no lo hacen con
mala fe o ganas de hacer daño, pero el que lo sufre lo siente como mofa y befa
o humillación y puede llegar a sufrir tanto como el que es acosado de forma
directa.
Y ya para terminar quiero dejar lo siguiente:
Hay miles de personas ahí afuera que odian el acoso.
Y, sin embargo, esas personas, o están acosando a alguien en
este momento, o son testigos de un acoso, y no se dan cuenta.
Piensa lo que le haces a esa persona que no te cae bien,
porque te parece tonta, fea o que lo soporta todo.
No, no pienses que esto no es lo mismo porque tú no le pones
maldad o porque crees que este, o esta, se lo merecen.
Pues no te engañes, lo que estás haciendo es acoso.
Y tú, el de más allá, el que está viendo todo esto y no
mueve un dedo.
Eso es acoso. Ese acoso que tanto odias.
Pues vamos, muévete antes de que sea demasiado tarde.
Y por favor, todo aquel que, con buena voluntad, le dice a
una víctima del acoso: No debieras dejar que te trataran así, tendrías que
defenderte.
Ahórrense, y ahorren a la pobre víctima, el comentario.
La víctima del acoso, o “mobbing”, no sabe o no puede
defenderse.