Saturday, May 12, 2018

Yo no creo que el veredicto de un juez deba estar supeditado al clamor de las turbas


Creo que todo el mundo se merece un juicio justo.
No creo en la ley de Lynch.
No me gustan, nunca me han gustado, las turbas en las calles clamando justicia.  
Odio ver a esas gentes a las puertas de los juzgados arremetiendo contra el reo.
Y no comprendo cómo puede haber gente –sucede en EEUU- que vaya a contemplar la ejecución de un condenado.
Todo esto lo disculpo si uno es familiar cercano a la víctima, en ese caso lo exonera.
Para lo demás está la justicia, dejémosla hacer su trabajo.
Así es como yo pensaba hasta ahora. Que la justicia haría su trabajo y lo haría bien.
Pero últimamente los jueces parecen empeñados en demostrarme que estaba equivocado.
No  hace mucho  nos sale el caso del empresario de Tenerife,  de 80 años, a quien dos maleantes asaltan en su casa, lo golpean salvajemente, para después, no contentos con la cantidad que éste señor les había entregado, comenzar a romperle los dedos a su mujer, con el fin de que el matrimonio les dijese donde guardaban más dinero. Y cuando después de que, en un golpe de suerte, el anciano consiguiera hacerse con una pistola y conminarlos a que se largasen, uno de ellos trata de abalanzarse sobre él, le dispara y lo mata, todavía nos sale un juez que dictamina que este señor va a ser juzgado por homicidio.
A este juez habría que preguntarle: ¿Pero tú que harías en ese caso, imbécil?
Y, cuando digo los jueces, me refiero a los jueces de todo el mundo, puesto que en todas partes cuecen habas. Y como ejemplo, pongamos el caso de Alfie, ese niño de Manchester, diagnosticado con una enfermedad incurable y desahuciado por la medicina, y que los médicos habían decidido desenchufarlo de la maquina que lo mantenía con vida y dejar que se muriese –algo que según ellos sucedería a las pocas horas-  al fin de evitarle más sufrimiento.
 Pero los padres, inasequibles al desaliento o a dejarse vencer sin luchar, pidieron ayuda al Papa, y fue entonces cuando un hospital de Roma, se hizo eco de sus suplicas y decidió probar con el niño una nueva terapia.
Y cuando todo estaba preparado para llevar al niño a Italia, nos sale un juez que dicta que el niño no se mueve de Inglaterra. Los padres recurren la sentencia, pero todo en vano, el juez sigue en sus trece y vuelve a ratificar la sentencia y, además, el niño va a ser desenchufado de la maquina.
Sobre la justificación de su sentencia, el juez alega que su veredicto está basado en el diagnostico de los médicos. De unos científicos.
Pero su señoría debiera tener en cuenta que, los que querían probar a curarlo en el hospital de Roma, también son médicos. También son científicos.
Pero todo fue inútil, el juez no cedió, desenchufaron al niño de la maquina, y éste acabo muriendo, no a las pocas horas, como aseguraban los médicos, sino cinco días más tarde.
Y ya la ultima: la sentencia de la Manada.
Esta es lo plus de lo plus, la que se lleva todos mis votos, la de, “para ir a mear y no echar gota”.
5 mastuerzos 5,
todos alrededor de los 30, o sea, talluditos, violan a una joven de 18 años, pero, como al parecer, ésta ni protestó ni hizo ningún ademan de rebelarse, el tribunal que juzgó el caso no lo considera violación, porque, según este tribunal, no hubo intimidación.
Uno de ellos la atrae hacia un portal, donde están esperando los otros cuatro. Una vez allí la introducen en un pequeño clóset destinado a guardar las escobas, y uno tras otro van practicando  el acto sexual con ella.
Pero según el Tribunal, no hubo intimidación.
Por lo tanto, los mastuerzos de la Manada, solo van a ser condenados por abuso sexual.
Y todavía en esto no hay unanimidad, puesto que uno de los tres jueces se desmarca con un voto particular, donde declara a los miembros de “La Manada” inocentes.
…Alguien entiende algo de lo que está pasando?
He oído a muy poca gente que esté de acuerdo con esta sentencia, aunque alguno hay,  y éstos dicen, que para entender la sentencia hay que leerse el sumario.
Yo no creo que haya nadie que se lea ese mamotreto, no lo sé?
Pero si sé que, por desgracia, en los juicios todo el mundo miente como bellacos.
Y sé también que, un abogado hábil –La manada tiene a uno de los mejores de este país- puede hacerte, sin ningún esfuerzo, caer en un montón de contradicciones, especialmente si eres una joven de 18 años, que ha sido violada por cinco animales, y todavía sigues confusa por la ordalía que acaba de pasar.
Alega este señor, el abogado defensor, que la chica acepto de buen grado, pero que todo se desbarató cuando le llevaron el móvil.
Menos mal que acepta que le llevaron el móvil, puedo haber dicho que el móvil era de uno de la manada y la chica lo quería por ese los denunció. ¡Menos mal!
Yo no creo que el veredicto de un juez deba estar supeditado al clamor de las turbas en las calles.
Pero si creo que, si la turba no es capaz de entender las causas, los motivos, de ese veredicto, sus señorías deban tener la amabilidad de explicarlo como si todos llevásemos mechas de colores y un aro en la nariz.
Explicarlo de tal forma que nadie, absolutamente nadie, se quede sin entenderlo.