Yo no creo que el veredicto de un juez deba estar supeditado al clamor de las turbas
Creo que todo el mundo se merece un juicio justo.
No creo en la ley de Lynch.
No me gustan, nunca me han gustado, las turbas en las calles
clamando justicia.
Odio ver a esas gentes a las puertas de los juzgados
arremetiendo contra el reo.
Y no comprendo cómo puede haber gente –sucede en EEUU- que
vaya a contemplar la ejecución de un condenado.
Todo esto lo disculpo si uno es familiar cercano a la
víctima, en ese caso lo exonera.
Para lo demás está la justicia, dejémosla hacer su trabajo.
Así es como yo pensaba hasta ahora. Que la justicia haría su
trabajo y lo haría bien.
Pero últimamente los jueces parecen empeñados en demostrarme
que estaba equivocado.
No hace mucho nos sale el caso del empresario de
Tenerife, de 80 años, a quien dos
maleantes asaltan en su casa, lo golpean salvajemente, para después, no
contentos con la cantidad que éste señor les había entregado, comenzar a
romperle los dedos a su mujer, con el fin de que el matrimonio les dijese donde
guardaban más dinero. Y cuando después de que, en un golpe de suerte, el
anciano consiguiera hacerse con una pistola y conminarlos a que se largasen,
uno de ellos trata de abalanzarse sobre él, le dispara y lo mata, todavía nos
sale un juez que dictamina que este señor va a ser juzgado por homicidio.
A este juez habría que preguntarle: ¿Pero tú que harías en
ese caso, imbécil?
Y, cuando digo los jueces, me refiero a los jueces de todo
el mundo, puesto que en todas partes cuecen habas. Y como ejemplo, pongamos el
caso de Alfie, ese niño de Manchester, diagnosticado con una enfermedad incurable
y desahuciado por la medicina, y que los médicos habían decidido desenchufarlo
de la maquina que lo mantenía con vida y dejar que se muriese –algo que según
ellos sucedería a las pocas horas- al fin
de evitarle más sufrimiento.
Pero los padres,
inasequibles al desaliento o a dejarse vencer sin luchar, pidieron ayuda al
Papa, y fue entonces cuando un hospital de Roma, se hizo eco de sus suplicas y
decidió probar con el niño una nueva terapia.
Y cuando todo estaba preparado para llevar al niño a Italia,
nos sale un juez que dicta que el niño no se mueve de Inglaterra. Los padres
recurren la sentencia, pero todo en vano, el juez sigue en sus trece y vuelve a
ratificar la sentencia y, además, el niño va a ser desenchufado de la maquina.
Sobre la justificación de su sentencia, el juez alega que su
veredicto está basado en el diagnostico de los médicos. De unos científicos.
Pero su señoría debiera tener en cuenta que, los que querían
probar a curarlo en el hospital de Roma, también son médicos. También son
científicos.
Pero todo fue inútil, el juez no cedió, desenchufaron al niño
de la maquina, y éste acabo muriendo, no a las pocas horas, como aseguraban los
médicos, sino cinco días más tarde.
Y ya la ultima: la sentencia de la Manada.
Esta es lo plus de lo plus, la que se lleva todos mis votos,
la de, “para ir a mear y no echar gota”.
5 mastuerzos 5,
todos alrededor de los 30, o sea, talluditos, violan a una
joven de 18 años, pero, como al parecer, ésta ni protestó ni hizo ningún ademan
de rebelarse, el tribunal que juzgó el caso no lo considera violación, porque,
según este tribunal, no hubo intimidación.
Uno de ellos la atrae hacia un portal, donde están esperando
los otros cuatro. Una vez allí la introducen en un pequeño clóset destinado a
guardar las escobas, y uno tras otro van practicando el acto sexual con ella.
Pero según el Tribunal, no hubo intimidación.
Por lo tanto, los mastuerzos de la Manada, solo van a ser
condenados por abuso sexual.
Y todavía en esto no hay unanimidad, puesto que uno de los
tres jueces se desmarca con un voto particular, donde declara a los miembros de
“La Manada” inocentes.
…Alguien entiende algo de lo que está pasando?
He oído a muy poca gente que esté de acuerdo con esta
sentencia, aunque alguno hay, y éstos
dicen, que para entender la sentencia hay que leerse el sumario.
Yo no creo que haya nadie que se lea ese mamotreto, no lo
sé?
Pero si sé que, por desgracia, en los juicios todo el mundo
miente como bellacos.
Y sé también que, un abogado hábil –La manada tiene a uno de
los mejores de este país- puede hacerte, sin ningún esfuerzo, caer en un montón
de contradicciones, especialmente si eres una joven de 18 años, que ha sido
violada por cinco animales, y todavía sigues confusa por la ordalía que acaba
de pasar.
Alega este señor, el abogado defensor, que la chica acepto
de buen grado, pero que todo se desbarató cuando le llevaron el móvil.
Menos mal que acepta que le llevaron el móvil, puedo haber
dicho que el móvil era de uno de la manada y la chica lo quería por ese los
denunció. ¡Menos mal!
Yo no creo que el veredicto de un juez deba estar supeditado
al clamor de las turbas en las calles.
Pero si creo que, si la turba no es capaz de entender las
causas, los motivos, de ese veredicto, sus señorías deban tener la amabilidad
de explicarlo como si todos llevásemos mechas de colores y un aro en la nariz.
Explicarlo de tal forma que nadie, absolutamente nadie, se
quede sin entenderlo.