Monday, October 15, 2018

Por qué los países, del llamado primer mundo están todos votando a partidos de derechas.


Hoy se ha celebrado el día de la Comunidad Valenciana, y, como era de esperar, ahí estaban los “separatistas catalanes”. O sea, aquellos que pretenden convertir Valencia en una casa de locos como Cataluña.
Pero Valencia no es Cataluña, ni nunca lo será, y aquí, esos sembradores de caos y odio, se han encontrado de frente con los verdaderos valencianos. Aquellos que se sienten valencianos pero también españoles.
Y estos, enarbolando las banderas Valenciana y Española, y a grito de viva España, les demostraron a los anteriores que, si no se calmaban e iban a hacer su manifestación a otra parte, estaban dispuestos a meterle sus lacitos y sus banderitas de la estrella por allí, por donde no sale el sol.
Ante esto tuvo que intervenir la policía, que evitó que ambas manifestaciones llegaran a encontrarse y  consiguió que la cosa no fuera a mayores.
Pero lo más chocante son los titulares de la prensa de esta noche: “Una manifestación pro independentista se ha topado de frente con grupos de ultraderecha y han tenido que ser separados por la policía”.
¿¡Ultraderecha!?
¿Por qué ultraderecha?
¿Es que por el hecho de defender y portar la bandera de tu país ya te convierte en ultraderecha?
¿Es que no se puede ser de “derechas” tiene que ser ultraderechas?
¿Y que es “Podemos”, izquierda o ultra izquierda?
Y los separatistas, ¿que son los separatistas, izquierda, ultraizquierda, o medio pensionistas?
Y es que, es lo típico de este país, vivir acomplejados. Seguir viviendo bajo la sombra de la dictadura. Sin atrevernos a decir: Si, soy de derechas, amo a mi país y pienso defenderlo contra cualquiera que lo quiera destruir, ¿pasa algo?
Pero no, no nos atrevemos a decirlo, porque, en el fondo, en nuestro subconsciente, seguimos creyendo que ese autoproclamado progresista, con un aro en la nariz y otro en una oreja, que se declara antiespañol, anti católico y de izquierdas, está, intelectualmente, un grado por encima de nosotros.
¡Que burrada!
 Pero es así, no nos atrevemos a decir que el rey va desnudo.
Y es por eso que, cuando salen las encuestas o se discute en un bar, nadie parecer ser votante del PP,  o de Ciudadanos, y menos de Vox, para luego, en las urnas, la derecha acabe sacando siempre más votos que la izquierda. Chocante, pero es así.
Menos mal que en el resto del mundo,-el mundo mundial, como dicen ahora los chavales-, se ha perdido, o se va perdiendo, esa vergüenza y, desde Noruega a Italia  o de Bulgaria a Francia, están descollando  los partidos de derechas, -tildados, ipso-facto, de ultraderecha, por la prensa progre española-. ¡Faltaría más!
Y no solo es en Europa, en Estados Unidos, Argentina, Chile, Brasil, todos son gobernados por partidos de derecha.
¿Y, supongo, que esta tendencia no será solo generada por librarse de cretinos como Rufián, que, aunque difícil, todos tendrán el suyo, me imagino?  
No, no es solo por eso, que ya sería bastante, sino porque a nadie, con un poco de sentido común, le gusta ver las fronteras de su país asaltadas impunemente y traspasadas por hordas de gente que con aquello de que, “buscan una vida mejor”, se creen con patente de corso para avasallar y atacar a los policías que guardan esas fronteras, y “aquí no pasa nada porque es mi derecho”.
Y son esas mismas gentes que, cinco minutos más tarde de entrar en los países de acogida, comienzan a exigir cambiar la cultura, los gustos y las costumbres, del país en cuestión para amoldarlos a su gusto y hechura –la de los asaltantes- sin que nadie se atreva a negárselo.
Y como a todo se acostumbra uno, ya  a nadie le  asombra el ver señoras bañándose con  “burkini”.
Que no se pueda servir carne de cerdo en los colegios porque molesta a los musulmanes.
O ver mujeres con el “burka”, o como se llame esa celda de tela, pasear por la Castellana.
¡Ya no nos extraña nada!.
Y así vemos como nuestras ciudades europeas, cada día que pasa, se parecen menos a nuestras ciudades europeas.
Londres y Birmingham, ya no son ciudades inglesas, Ámsterdam y Róterdam ya no son ciudades holandesas, Paris y Marsella ya no son ciudades francesas y Berlín ya no es una ciudad alemana.
 Y aquí en España, solamente tenemos que visitar Madrid o Barcelona y ya no es necesaria ninguna otra explicación.
Nota final.
Escuchando a don Cesar Vidal en “you tube”, en su programa “La Voz”, he oído lo siguiente: En Cataluña se ha aprobado la “Ley de Renta de Garantía de Ciudadanía”, que deroga la “Ley de Renta Mínima de Inserción”.
Por ello, la Cantidad que los extranjeros residentes en la Comunidad de Cataluña, percibían de 645 euros al mes por la LRMI, pasa a ser de 1062 euros al mes, con la nueva ley, la citada LRGC.
 Esta nueva ley,  se actualizara  de manera automática y sin ningún trámite adicional.
Yo también estoy con eso de la ayuda humanitaria y el buen rollito, pero, ante todo, creo que la caridad empieza en casa.
Y me pregunto: ¿Cuántos españoles habrá que, sin empleo y agotadas todas las prestaciones, se encuentren con una familia a su cargo, o solos, sin un duro en el bolsillo, ni saber donde poder conseguirlo, cuantos?
Yo no sé por qué los países, del llamado primer mundo están todos votando a partidos de derechas.
Pero, ¿quizás sea por cosas como las que arriba he descrito?
¿¡Quizás!?