Wednesday, April 29, 2020




Resumen…
Hace unas semanas, por causas de fuerza mayor, tuve que dejar de relatar mi diario particular de la cuarentena impuesta por el Gobierno, a causa del Coronavirus.
Hoy he regresado junto a mi querido teclado y de nuevo me pongo manos a la obra.
Aunque ya es muy tarde para retomar el relato donde lo dejé, tratare de resumir en unas pocas líneas lo que nos ha ido aconteciendo durante esta, ahora ya bastante larga, cuarentena.

Y  es al escuchar la radio,  cuando  oigo  que, aunque haya repuntado un poco con respecto a ayer,  el número de fallecidos hoy ha sido de 325, y eso, nos dice el fulano que nos lo cuenta, es un buen dato,  y es entonces cuando  uno se da cuenta de la magnitud de la tragedia.
Cuál no sería la intensidad de la miseria, el grado de calamidad, que tuvimos que arrostrar para que, 325 muertos, nos parezca un buen dato?
A lo largo de estas semanas el numero de muertos  e infectados no ha parado de aumentar y esto ha ido en paralelo con el número de gente que ha pasado a engrosar las listas de paro.
Al Cierre de marzo la  Seguridad Social perdía 833.979 cotizantes, que se dice muy pronto. Y el número de personas en paro ya roza los seis millones.
La patronal está que trina con este parón total que ha decretado el “Gobierno” de forma unilateral. Son cientos las empresas que temen que si esto no acaba pronto y el “Gobierno” no permite volver a trabajar, cuando lo haga ya no habrá a dónde acudir porque la mayoría habrá echado el cierre para siempre.
En el campo se pudren las cosechas por falta de recolectores y los pescadores también ven su trabajo perdido porque ya no pueden vender como antes.
Esto es un caos, el Gobierno, completamente perdido funciona por espasmos y dando palos de ciego, y el Presidente Sánchez, atacado por sus propios socios nacionalistas, que, incluso en medio de esta tragedia, no cesan en su absurda reivindicación de fabricarse un paisito propio, aparece como una figura solitaria y desangelada, que hace mucho tiempo ha dejado atrás todo aquel afán que un día sintió de ser Presidente.
Y, por una vez, casi siento pena de este hombre que le ha tocado en suerte lidiar con una de las mayores tragedias, en tiempo de paz, que ha azotado al mundo en general y a España en particular, rodeado de una caterva de ministros y ministras, completamente inútiles, que muchas veces constituyen más un perjuicio que una ayuda.  El ejemplo de esto lo podemos ver con el ministro Alberto Garzón, que nos informaba  que habíamos conseguido disminuir las apuestas deportivas. Toma, y la infidelidad. Ahí tienen, todo un crack, y solo nos cuesta 8.000 euros al mes.
El único que disfruta con esto, más que un cerdo en una charca, es el impresentable de Pablo Iglesias, ese hombre que jamás ha hecho nada por nadie que no fuera por sí mismo. Ese hombre que habla con voz hueca y grave, diciendo que hay que salvar al ciudadano y bla, bla, bla.
Ese miserable, hipócrita y cínico hasta la nausea, está en su salsa.
Él está tocando con los dedos su sueño dorado, su anhelo mas intimo y profundo, nacionalizar las grandes empresas. Convertir España en una segunda Venezuela, con un cerdo gobernando y el pueblo hambriento y arruinado, sin ánimos ni para rebelarse.