Todo fue una quimera, los dos gañanes pintados por Goya, seguían ahí
Muchos no lo creerán así, pero si Dios no lo remedia,
puede que estemos viviendo el principio del fin de España como nación.
Me fui de España, con solo 18 años, viví en mi nuevo país casi otros
dieciocho.
Allí me cogió la muerte del viejo dictador.
Luego vino la famosa “Transición”.
Hasta allí llegaban noticias de que ésta transición había sido modélica.
Que habíamos pasado de una dictadura a una democracia que era la envidia
del mundo mundial.
Que habíamos pasado de una España ñoña a una España abierta y liberal.
Y todos soñamos. Soñamos con una España, sana y abierta en la que todos trabajábamos juntos para hacerla mejor.
En una España en la que todos nos
sentíamos españoles e iguales, sin creernos más que el vecino por el simple
hecho de que este hubiese nacido en una región distinta a la nuestra… ¡Que
tontería!
Y ahí marchábamos felices y contentos hacia los libros de la historia como
el pueblo más civilizado del mundo, hasta que de pronto, la cruel realidad nos
golpeó en la la cara.
Todo fue una quimera, los dos gañanes pintados por Goya, seguían ahí, solo
se habían dado una tregua, para luego continuar zurrándose todavía con mas
ahincó. En realidad habíamos pasado de una pseudo dictadura, a una
verdadera dictadura. A la dictadura mas atroz que ha golpeado nuestro
país en los últimos siglos.
Habíamos pasado de la España mágica a la España de “Torrente”. A una España
cutre, casposa, Gobernada por la casta política más mediocre de la historia.
Una España que se desmiembra en diecisiete taifas.
En varias de ellas, como Las Vascongadas, Cataluña o Galicia, ésta
última es la que me cae a mí más de cerca, con autoproclamados veladores de las
esencias primigenias de sus “mini países”, vigilándonos al mas puro
estilo de la Gestapo e interfiriendo y tratando de dictar, incluso,
nuestra forma de pensar.
España es hoy victima de unos nacionalismos periféricos, que como hienas se
disputan los pedazos de su presa, con ésta todavía viva.
Fanáticos que en nombre de reivindicar la supuesta violación de sus
“países”, en realidad cotos privados de desaprensivos que solo están ahí con la
vieja idea de, “coge la pasta y corre”, no pararan hasta que España sea borrada
del mapa.
Gobernada, más bien desgobernada, por una izquierda de ultramontana, con
ministros: unos imputados, otros ignorantes o analfabetos, varios ambas cosas,
y algunos que simplemente odian el país que les da cobijo, invadida por razas y
culturas completamente ajenas a ella, hoy España es solo es un sueño roto.
El caos más absoluto reina ahora sobre este país, absorbiéndolo en una
espiral terrorífica que le rompe los huesos, el espíritu y lo conduce sin
remisión a su desaparición…
Aquella España mágica nunca volverá a ser lo que fue.
Y sé que nunca volveré a mi querida y vieja Inglaterra.
Las dos se han perdido para mí, pero las dos estarán siempre en mi corazón.
Y en momentos de debilidad y flaqueza, a ellas volveré con mi corazón, y
esto me da la fuerza para continuar…
Porque yo sé también que la más pequeña gota de deseo de libertad, tiene el
poder de crecer en un arroyo, un rio, un océano.
Así puede ser…
Así debe ser…
Así será…