Desmontando la Leyenda Negra de España…
Durante los últimos siglos muchos historiadores anglosajones –británicos y estadounidenses, principalmente- han venido fomentando y difundiendo la Leyenda Negra de España.
Aumentando los defectos y silenciando los logros de lo que España representó para el mundo, y especialmente para América.
Han tejido y difundido versiones historiográficas profundamente anti hispánicas, usando estas versiones como herramienta de propaganda política, cultural y comercial.
Las siguientes líneas
las escribo con el afán de poner mi granito de arena en desmontar esta Leyenda
Negra.
El impacto de Europa en el mundo no es fácil de sintetizar con una simple formula, como tampoco es el del mundo con Europa., pero, por lo menos en algunas de sus manifestaciones, resulta espectacularmente obvio.
Es particularmente pésimo que en ningún lugar del mundo la mayoría de las personas de los países no europeos, se pueda decir que se beneficiasen materialmente de la expansión europea.
Sin embargo no fue siempre algo de lo haya que culpar a los europeos a menos que se desee culparles por estar allí.
En una época en que se ignoraba todo sobre las enfermedades infecciosas, salvo lo más elemental, el impacto devastador de la viruela o de otras enfermedades llevadas de Europa a América, aunque desastroso, no se podía prever.
Por otra parte, hechos como la explotación implacable de aquellos que sobrevivieron, cuya mano de obra tenia un gran valor tras el desastre demográfico, son una cuestión muy distinta.
No todas las sociedades coloniales se basaban en los mismos extremos de brutalidad y horror, pero todas están manchadas.
La riqueza de las Provincias Unidas y su magnifica civilización del siglo XVII se alimentaban de unas raíces que, por lo menos en las islas de las especies y en Indonesia, crecían en un suelo ensangrentado.
Mucho antes de que la expansión por América del Norte llegase al oeste de las Allegheny, las buenas relaciones de los primeros colonos ingleses de Virginia con los “pieles rojas” se habían agriado y empezaron el exterminio y el desahucio.
Aunque las poblaciones de la América española habían estado protegidas en cierta medida por el Estado y por los misioneros, tampoco ellas se libraron de la esclavitud.
En África meridional, el destino de los hotentotes y en Australia el de los aborígenes, reiteraría la lección de que la cultura europea podía devastar a todos a quienes tocaba, excepto si estos contaban con la protección de unas culturas propias antiguas y avanzadas, como la India o China.
Pero fueron las colonias creadas las que mostraron más claramente la pauta del dominio.
La prosperidad de estas colonias dependió durante largo tiempo del comercio de esclavos.
Y fueron los mercados de las colonias del Nuevo Mundo los que dominaron la dirección del comercio de esclavos hasta su abolición en el siglo XIX.
Primero en las islas del Caribe, y más tarde en el continente americano, al norte y al sur, fue donde los traficantes de esclavos encontraron sus clientes mas fiables.
Los portugueses, que en principio habían dominado este comercio, pronto fueron apartados del Caribe por los holandeses, y mas tarde por los “lobos de mar” de Isabel I de Inglaterra.
Fue entonces cuando los capitanes portugueses pasaron a llevar esclavos a Brasil, a lo largo del siglo XVI.
A comienzos del siglo siguiente los holandeses fundaron su Compañía de las Indias Occidentales, para asegurar un abastecimiento regular de esclavos a dicha zona, pero hacia 1700, su dominio les había sido arrebatado por traficantes franceses e ingleses que habían fundado puestos en la “Costa de los Esclavos” de África. Juntos sus esfuerzos, llegado al final de este “comercio” en el siglo XIX, habían llevado al hemisferio occidental alrededor de 10 millones de esclavos negros, un 80% de ellos después de 1700.
Y, a pesar de lo anterior, el fomento de la Leyenda Negra, por parte de los anglosajones, continuó y continúa.
El amigo Spielberg en su película de 1997, -AMISTAD- está basada, al parecer en un hecho real, donde un grupo de esclavos que son conducidos de Sierra Leona a Cuba, a bordo de la embarcación, La Amistad, se amotina cerca de Puerto Rico en julio de 1839.
Quizás la película está basada en un hecho real, no lo pongo en duda, pero como se puede apreciar a poco que se escarbe en la historia, hubo barcos y hubo viajes a través del océano en el comercio de esclavos y tuvo que haber historias, relatos de tragedias, dolor y sufrimiento para dar y tomar, y ya es casualidad que, nuestro amigo Steven, tuviera que elegir, precisamente, un navío español.
¡Vaya hombre!
(*) Fuente: Historia
Universal, J.M. Roberts