El miliciano me explico lo de Paracuellos: los autobuses se estacionaban arriba en la pradera. Cada diez hombres atados entre si, de dos en dos, eran desnudados –es decir, les robaban sus pertenencias- y les hacían bajar a la fosa, donde caían tan pronto como recibían los disparos, después de lo cual tenían que bajar los otros diez siguientes, mientras los milicianos echaban tierra a los anteriores. No cabe duda alguna de que, con este bestial procedimiento asesino, quedaron sepultados gran número de heridos graves, que aun no estaban muertos, por mas que en muchos casos les dieran el tiro de gracia.
Ruego al lector que se detenga unos minutos procurando concentrarse en la imagen del tremendo suceso que acaba de leer: una mayoría de hombres jóvenes, en la flor de la vida, unos hombres que no habían infringido ninguna ley humana se veían arrancados de una vida honrada, asesinados por sus compatriotas, aquí, al borde de una fosa, a pleno sol, sin haber visto nunca antes a sus verdugos y tras haber sido robados y, después, fusilados y enterrados, en tanto veían correr la misma suerte a sus amigos, parientes o camaradas; y todo esto únicamente, por pertenecer a otra “clase”
Félix Schlayer.
Matanzas en el Madrid republicano. Pág. 150
¿Cabe juicio condenatorio más terrible que el que merece la insensatez de semejante lucha de clases? ¿Quién podría alegar excusa alguna, basada en sentimientos humanitarios? ¿Puede haber algún Gobierno que se atreva a disculpar, a excusar semejante atrocidad en aras de haber sido perpetrada sobre una supuesta revolución obrera o sobre la supuesta lucha de la clase baja contra la clase alta, una supuesta lucha de pobres contra ricos?
Pues si que lo hay, un Gobierno que además tiene, al mismo tiempo, la cobardía de querer disimularlas y encubrirlas. Un Gobierno que ahora quiere juzgar solo a la parte contraria, a la parte que no tuvo más remedio que defenderse, más o menos, con los mismos métodos.
Ahora tras dos años de hacer propaganda sobre le
ley de Memoria Histórica para vengar a una parte de las víctimas de la Guerra Civil, el Gobierno ha aprobado un anteproyecto que no recoge las reivindicaciones de sus principales precursores, IU y ERC, pero enfrenta a unos ciudadanos con otros al reconocer como víctimas sólo a las de un bando. No anula los juicios, prohíbe los actos en el Valle de los Caídos y sólo podrá eliminar símbolos franquistas donde tenga competencias el Estado.
Rajoy ha criticado que el Gobierno olvide lo que dijeron los españoles en 1978 y se dedique a resucitar el pasado.
Y La Generalidad de Cataluña, para no ser menos, quiere aprobar su propia ley de Memoria Histórica para velar "por el reconocimiento de todos los ciudadanos que han sufrido persecución en defensa de la democracia y el autogobierno de Cataluña" durante la Guerra Civil. Para ello, el principal impulsor de esta medida, el consejero de Relaciones Institucionales del Gobierno catalán, Joan Saura, dice que quiere exhumar unos 9.000 cuerpos, aunque ha dejado bien claro que este reconocimiento "no puede trasladarse a todas las ideologías" porque "no se puede comparar a los golpistas con la superioridad ética de un Gobierno legítimo y democrático". Por cierto que la ley no hace alusión a las víctimas del totalitarismo de ETA o de Terra Lliure.
Y quieren olvidarse de la Guerra civil, dentro de la Guerra Civil.- En mayo de 1937, los comunistas fortalecidos por su acuerdo secreto con los socialistas de Prieto, necesitaban una oportunidad para llevar a cabo su lucha por el poder, no tuvieron que esperar mucho, el día 3 surgió un conflicto armado en Barcelona, que Ramón Salas llamo “pequeña guerra civil de Barcelona”.
Los representantes del PSUC. (Partido Socialista Unificado de Cataluña de obediencia comunista y afiliado a la III Internacional) pasan a la ofensiva para someter a sus hermanos enemigos de la CNT.
La Generalidad decreta la disolución de los comités de obreros, y soldados de las milicias y patrullas de retaguardia, y la centralización del orden publico en conserjería de Gobernación, que toma a su cargo los tercios de la Guardia Civil y lo Cuerpos de Seguridad situados en su territorio.
La CNT., que ve amenazada su posición, reacciona con violencia y estalla una guerra civil en Barcelona, que dura cuatro terribles días, con cientos de muertos, especialmente, miembros de la CNT que, aún después de vencidos son masacrados sin piedad.
Félix Schlayer, el hombre que escribió el libro del cual copie el párrafo con el que comienzo este articulo, fue cónsul de Noruega en España durante la Guerra Civil y gracias a el pudieron salvarse cientos de españoles, este hombre que vivió en primera persona los desmanes de las izquierdas, en otra parte de su libro nos dice: “Hacia al final le pregunte a La Pasionaria como se imaginaba que las dos mitades de España, separadas entre si por un odio tan abismal, pudieran vivir otra vez como un solo pueblo y soportarse mutuamente.
Entonces estallo todo su apasionamiento: -¡Es simplemente imposible! ¡No cabe mas solución que la que una mitad de España extermine a la otra!”
De Félix Schlayer, don Santiago Carrillo, el héroe de Paracuellos, dijo que era un fascista radical, tratando de descalificar así su versión de la Memoria Histórica, bien, yo no lo creo así, pero para aquellos amantes de la verdadera Memoria Histórica, en realidad, de la Historia, sin mas, que tengan dudas, podemos ver lo que decía otro de sus protagonistas: don Manuel Azaña Díaz, éste hombre fue presidente del Gobierno desde 1931 a 1933 y, presidente de la Republica desde 1936 a 1939 o sea, hasta el final de la Guerra, y difícilmente puede ser tildado de fascista, pero en sus Diarios de Guerra dice:
Se está consumando en Santander lo que era fácilmente previsible. Y, además, inevitable una vez rota la resistencia. Los atacantes han cortado la comunicación con Asturias. Naturalmente, lo primero que han hecho en tal situación, los directores del cotarro asturiano, es constituirse en Gobierno por las buenas. Digo “naturalmente” porque la reacción espontánea de cada cual, ante las dificultades, consiste en erigirse en “mandamás”
25 de agosto de 1937.
Pág. 314.
8 de septiembre de 1937
Esta tarde he tenido dos visitas mas: la de Bosch Gimpera y la de de Brouckére. Aparentemente, Bosch ha venido ha Valencia para tratar asuntos de la Universidad de Barcelona. En realidad, yo sospecho que ha venido a otra cosa, por su empeño en verme, creo que ha venido a informarme de algunos de los líos de allí. En Barcelona se designo un juzgado especial para investigar los crímenes cometidos desde los primeros tiempos de la rebelión y la revolución: el juzgado trabaja, recibe denuncias, encuentra enterramientos clandestinos, identifica a algunas victimas, encarcela y procesa a los presuntos culpables… “Mientras todo eso –dice Bosch- ha ido recayendo en gente de la FAI, todos muy contentos. Pero en algunos de los casos descubiertos, parecen autores gentes del partido socialista. Y ya esto disgusta a los del PSUC.
Pág. 342
4 de noviembre de 1937.
“El Gobierno Soberano” de Asturias, que allí llamaban “el gobiernin”. Nombro a Pradas comandante en jefe. Pradas se resolvió a emplear la manera fuerte contra los que se desbandaban o no se batían. Un día fusilo a tres jefes de brigada, a seis jefes de batallón y otros más, hasta diecisiete. Al día siguiente fusilo a ocho. Así restableció la disciplina y levanto la moral relativamente. Porque ha habido casos de poner las ametralladoras detrás de nuestras líneas, amenazando a quienes las defendían, o a quienes las abandonaban. Del gobiernin, Pradas dice pestes. El mas señalado era Belarmino, enteramente sometido a la CNT. La política que se ha seguido allí servia para fabricar fascistas. En Gijón, incautándose del pequeño comercio, de las pequeñas propiedades, etcétera, han logrado hacerse odiosos. Encarcelaban a niños de ocho años porque sus padres eran fascistas y a muchachas de 16 o 18 años, sobre todo si eran guapas. Cuenta Pradas que el jefe de la policía de Gijón fue a lamentarse con él, llorando, de todas estas aberraciones.
Pág. 466
CARTA A ÁNGEL OSSORIO.
La Prasle,
Collonges-sous-Saléve (H.S.),
28 de junio de 1939
Mi última jornada en España fue la del sábado, 4 de febrero.
En la mañana del sábado bombardean el Cuartel General de la Agullana y la residencia de Negrin. No había ninguna decisión tomada respecto a nuestra salida de España. No la creíamos tan próxima. A primera hora de la tarde fui a visitar el alojamiento del batallón en la gran masia fronteriza, para darme cuenta de las condiciones en que estaba instalado. Recorriendo la casa, halle que en la cocina se albergaban siete u ocho señores del partido de Acció Catalana, entre ellos Regassol y Peipoch. Hablamos un momento. Se ocupaban en confeccionar una proclama al pueblo catalán. Revise el batallón a la llegada. Hable con oficiales y soldados. Pese a todo, conservaban un espíritu magnifico. ¡Lastima de gente! Al marcharme, el batallón formo de nuevo. Tambores y trompetas batieron. Desde la cabeza de la formación, descubierto, grité: “Soldados, ¡viva la Republica!”. Respondieron con frenesí. De entre las filas, un soldado clamó: “Viva don Manuel Azaña…”. La misma respuesta. Del grupo de los políticos catalanistas, un poco apartado, partió una voz: “¡Visca Catalunya!”. No contestó nadie. La escena, en su sencillez, era desgarradora. Todos (y yo mismo, un poco por sorpresa), nos dimos cuenta de lo que significaba. Me aleje despacio, solo, delante del acompañamiento que me seguía en silencio.
Pág. 586.
-Sin comentarios.