Pues si hombre, si, España se rompe, eso es un hecho.
Hace un par de semanas, le fue concedido el premio Príncipe de Asturias al deporte, a la Selección Española de Futbol.
Muy pocas veces ha sido concedido un premio mas merecido.
La Selección Española, nuestra Selección, campeona de Europa y campeona del Mundo, nos hizo vibrar en nuestros hogares, viéndola jugar al futbol. Con un futbol alegre, fresco, brillante, que más que futbol era poesía en movimiento. Si comparamos una Selección de futbol con los genios, esta fue, sin duda, una obra maestra.
Nos hicieron a todos tener sentimiento de país. Quitar al viento nuestra bandera, sentirnos orgullosos de ser españoles, de pertenecer al mismo país que parió al mundo a esta selección.
De esta selección podríamos decir, al igual que el cantar del Mío Cid, que buen vasallo sería si tuviere buen señore.
Y esto sería una verdad como una casa.
Porque, esta semana sin ir más lejos, se ha discutido en el Parlamento una ley sobre si las autonomías deben tener una selección de futbol propia.
Y es que el “señore” que tiene esta selección. El “señore” que tenemos todos los españoles, con tal de poder seguir mangoneando a este país a su antojo, se lo están vendiendo en pedacitos a las dictaduras nacionalistas-separatistas. -la mayor calamidad que ha azotado a España en los últimos 500 años-
En muchos aspectos ya se ha hecho, pues en modelo autonómico español está ya muy lejos del modelo federal, que, por serlo, dota a las instituciones centrales de poderes de armonización y legislación básica más fuertes que los que tienen a su disposición el Gobierno y Parlamento españoles.
Como subraya Manuel Martín Ferrand en ABC -En el país de las maravillas-
"La España Autonómica, algo que sustentado en un pragmático afán descentralizador, de signo contrario al centralismo autoritario de Francisco Franco, ha desembocado en un quimérico puzle -una Nación de naciones- que, independientemente de cualquier valoración política, constituye un lujo administrativo que no nos podemos permitir".
El gasto de las Administraciones territoriales (35,6% las Autonomías y 29,9% los Ayuntamientos) supone el 49,2 por ciento de los gastos totales del Estado.
• De los 800.000 funcionarios que, redondeando, atendían las instituciones del Estado en el momento de la aprobación de la Ley para la Reforma Política, hemos pasado a casi 3,5 millones.
• La deuda de las televisiones autonómicas alcanza los 1.500 millones de euros, la misma cantidad que el coste total de RTVE en el presente ejercicio. A eso habría que añadir el capítulo las televisiones y radios municipales, que existen aunque no están censadas.
Y, desgraciadamente, en esto último no se puede solo culpar al Gobierno actual o al Presidente Zapatero, puesto que ha venido sucediendo, Gobierno tras Gobierno y presidente tras presidente, desde que Franco palmó y entramos en la mal llamada transición - Realmente debiera conocerse como convulsión o destrucción-
En esta última remodelación de “Gobierno” Zapatero a prescindido del ministerio de vivienda y es que, en realidad, no hacía falta, puesto que las competencias de vivienda han sido transferidas a los gobiernos de las “subnacioncitas” que componen España e igualmente pudo prescindir del de educación puesto que estamos en las mismas que con el anterior y luego de asuntos exteriores, de embajadas de España, etc., pues todo eso ya lo tienen cada una de esa “subnacioncitas. Y así poquito a poco, muy pronto, y casi sin darnos cuenta, España dejara de ser.
Y es que para parar esta debacle haría falta que alguien se atreviera a desmantelar el infame estado de las autonomías y devolver las competencias y el Estado al Gobierno de la Nación.
Pero ¿quién va a ser el guapo que se atreva a hacer esto?
Quien le va a decir a una buena parte de los españoles que esa idea, dogmatica, fanática y radical, de tener una “nacioncita propia” (Sic) no pasa de ser una soberana tontería, fruto de la ignorancia y una pobreza cultural de caballo.
Y es que, los vendedores de consignas y banderas, como antiguamente hacían los de fe, hacen su agosto, allá donde anida esa pobreza cultural.
Pero como explicarles esto a nuestros jóvenes que crecieron, víctimas de la Logse, con la idea de que el mundo les debe dar el futuro resuelto.
Que ellos van a ser antiglobalización, pero con la nevera llena; antifascistas empleando los mismos métodos que el fascismo con todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideas; o anti sistema, pero todos con móvil o iPod ultima tecnología; y que confunden revolución con botellón.
Y es que con estos mimbres mal se puede hacer un cesto.
Ya sé que va a salir el cabestro de turno afirmando que exagero y que esto no pasa de ser la eterna murga de la derecha y que España no se rompe.
Pues si hombre, si. España se rompe.
España va a desaparecer, eso es un hecho, y más pronto de lo que algunos creen, y luego, que dios nos coja confesados, pues la crisis, al lado de eso, nos va a parecer un chiste.