En varios periódicos tanto de de la red, como en papel, hemos podido leer la noticia sobre la discriminación a la que se ve sometido Diego, un niño gallego de seis años que tiene que soportar gritos y descalificaciones por parte de una de sus maestras por el “delito” de llevar a la escuela el libro de “Conocimiento del Medio”, asignatura que supuestamente debe ser impartida en gallego, en castellano.
Y, además, la susodicha maestra se ha cogido un mes de huelga para manifestar su descontento ante tan tamaño “crimen”.
Si está de huelga, al menos espero que no cobre, porque con estos nunca se sabe.
Y, seguro que, esta burra disfrazada de maestra se creerá ella misma, a pie juntillas, una intelectual moderna, progresista y liberal. Cuando en realidad es, simplemente, una analfabeta adulterada por la lectura. Una fanática, necia, tirana y retrograda.
Porque, ¿Puede haber algo mas retrogrado, aborregado y zafio que un nacionalista?
Especialmente uno de esos de campanario. Aquel que jamás ha vivido, ni sabe vivir a más de dos kilómetros de su pueblo.
Aunque lo de esta profesora no es un caso aislado, ni mucho menos, puesto que, 4.500 profesores de secundaria registraron sus firmas, hace casi un año, ante la “Xunta” para anunciar abiertamente su insumisión ante el nuevo decreto que iba a aprobar la propia “Xunta”.
Afirmaban explícitamente que seguirían dando clase en gallego a pesar de lo que dijera la redacción final de la norma.
En todas y cada una de las acciones de los nacionalistas se puede ver como todas las razones que explican la razón de la libertad y la democracia y que es algo tan sencillo, en este caso, como que cada cual, pueda escoger la lengua o idioma en que quiere educar a sus hijos, esto es: a los hijos de UNO; se encuentran siempre con la sinrazón y sin argumentos del fanatismo dogmático, -y de hazlo y no lo pienses, ni lo argumentes, ni lo razones-, que con el dogma de que en Galicia se tiene que hablar en gallego, -sin querer darse cuenta de que hasta la fecha Galicia también es España-se cierra en banda ante cualquier razonamiento lógico, pidiendo igualdad de derechos tanto para ellos como para nosotros, los que no nos oponemos a que ellos eduquen a sus hijos, y hablen, en el idioma que quieran sin negarnos a nosotros el mismo derecho, cosa que ellos hacen sistemáticamente, y se siguen creyendo que están en su derecho y, además, que ellos son los justos y nosotros, tan gallegos como ellos, los españolistas injustos y de ahí no los quita nadie.
Y lo peor es que, Feijoo, que antes de las elecciones, nos había prometido libertad de elección en la educación de nuestros hijos, ahora que las ha ganado y es Presidente de la Xunta, se ha acoquinado ante ellos y se pasa sus promesas por el forro.
"Decirle a la gente cómo debe educar a su familia, gestionar su intimidad y sus relaciones, es la manera más eficaz de agredirla".
Martín Amis.