Wednesday, October 24, 2012

Lean este libro los Pseudo historiadores.

Las noticias que llegan por distintos conductos manchan, y además innecesariamente, la ciudadanía electoral del domingo. Entre el apetito de los vencedores (las elecciones “dieron la victoria” al frente popular –la izquierda-) queriendo ensanchar abusivamente la victoria, el achicamiento de los vencidos, la claudicación de la autoridad, y el asalto tumultuario de ésta, ha habido en más de las provincias desde que terminó la votación legal, enjuagues, falsedades y coacciones, determinantes de la resurrección de unas cuantas docenas de candidatos derrotados, que no decide la mayoría, pero contribuye a desnivelarle. Casi toda España se ha vuelto Coruña, en cuanto a estas póstumas y vergonzosas rectificaciones de algunos puestos. El régimen, indudablemente, ha recibido una ratificación que lo consolida; pero los asaltos y tumultos dejan un recuerdo doloroso, que ha disminuido en pocos días el apoyo de la opinión al Gobierno, al extremo de que, repetida la elección mañana con garantía de orden, en una semana hubiesen variado mucho los resultados. ------------------------------- Lo anterior lo escribía en su diario, el 22 de febrero de 1936, Don Niceto Alcalá Zamora, Presidente de la Republica desde 1931 hasta 1936 año en que fue depuesto mediante una argucia legal, en realidad, un golpe de estado encubierto, por parte del Gobierno Azaña. Esto está copiado de un libro que no hace mucho salió a la luz con el título de “Asalto a la Republica” y en el que se recogen los diarios robados del presidente de la Segunda República. La mayoría de nuestros historiadores mas progres, han dado por nombrar una y otra vez, como presidente de la Segunda República a Don Manuel Azaña, cuando en realidad, si nos atenemos al hecho de gebernar una España republicana más o menos legal y en paz, Don Niceto Alcalá Zamora fue su Presidente, mientras que la Presidencia del señor Azaña, transcurrió entre los años 1936 y 1939 (el final de la Guerra Civil) , y por lo tanto, si exceptuamos los dos primeros meses, todo su mandato durante la Guerra Civil, pero la historiografía progre se ha empeñado tanto en ningunear a aquél y alabar a este, que la mayoría de los jóvenes de hoy desconocen la existencia de un hombre llamado Niceto Alcalá Zamora. Cuando él dice: “El régimen”, se refiere al Gobierno Azaña, y el libro en cuestión es de lo más ilustrativo. Algo que deberían leer todos aquéllos Pseudo historiadores progresistas empeñados en restregarnos por la cara el golpe de estado perpetrado por el ejército contra un Gobierno legal Republicano. Lean este libro junto con las memoria de Azaña, testigos directos del momento y que no pueden ser tachados de tendencias derechistas, y se podrán dar una idea fehaciente de toda la legalidad que revestía a aquélla Republica.

Friday, October 12, 2012

“Presidentes autonómicos”, napoleoncitos de pacotilla

Escribía yo en mi última entrada que: nada más parece que empezamos a poner la proa hacia la dirección indicada para salir del marrón en el que estamos metidos y de pronto, se acaba el verano, vuelven los “demócratas liberales y tolerantes” intentando tomar el Congreso, vuelve la anarquía y el caos a las calles de Madrid, volvemos a ser portada en la mayoría de tabloides de la prensa internacional y, ¡wuala!, se vuelve a disparar la prima de riesgo, se vuelve a hundir la bolsa y, lo poquito que habíamos conseguido tras meses de sacrificio se vuelve a ir al garete en un abrir y cerrar de ojos. Ahora, esa agencia americana del rating , Standard & Poor's, que tan bien nos quiere, ha rebajado el bono español a tan solo un escalón por encima del bono-basura. Los americanos están haciendo todo lo posible para meternos el dedo en el ojo cada vez que pueden. Pero todo lo que nos está pasando nos lo estamos ganando a pulso. En las calles tenemos doscientas manifestaciones al día, con grupos de gañanes desarrapados, quemando y destruyendo las calles, empeñados –y lo están consiguiendo- a que esto se parezca a Grecia. Presidentillos de varias de esas –en mala hora paridas- comunidades autónomas, amenazando con independizarse mientras piden dinero al Gobierno de España, para pagar los sueldos de “sus” arruinadas comunidades. ¿Y entonces?… ¿Todavía esperamos que los inversores confíen en nosotros e inviertan sus dineros en nuestro país? Pero vamos a ver hombre, hagamos un acto de contrición: si cualquiera de nosotros dispusiera de varios millones de euros para invertir… ¿los invertiríamos en Grecia? …. Pues eso; y así es como nos ven a nosotros desde de afuera. Y tampoco no vale aquello de decir que lo de la moneda común fue un equivocación, que el camino que se tomó fue una mala elección, porque eso es ir por lo facilón. La elección era buena, la idea cojonuda y el camino era el correcto pero, por lo visto, era aun demasiado pronto para construir los Estado Unidos de Europa. Cuando todavía quedan en el mundo imbéciles que solo miran “Google Earth” para ver si sale su casa. Cuando quedan todavía energúmenos que se sienten orgullosísimos de que su aldea sea considerada un país y su etnia una raza privilegiada, no habrá forma posible de construir nada juntos. Quizás dentro de unos años, cuando el ser humano sea capaz de viajar por el espacio y se dé cuenta de que la Tierra no es más que un insignificante punto en un espacio inmenso, quizás entonces sí. Pero desde luego no ahora, no mientras queden imbéciles que todavía claman por un referéndum sobre si pagar la deuda externa o no… ¿Pero se pude ser más zote, imbécil o naive –ingenuo-? Vamos a suponer que el que pide ese referéndum es esto último. Si no pagamos la deuda externa, querido imbécil, perdón, ingenuo, tú no podrás comprarte aquel teléfono tan guay, a través del cual quedas con tus amigos para planear la gamberrada del día, ni podrás comprar esa “burra” para desplazarte al lugar elegido, en realidad, ni siquiera podrás comprarte una aspirina para que te alivie ese dolor de cabeza que te ha quedado después del botellón del sábado, porque, simplemente, España no podrá pagarlo. Cuando yo era pequeño, creo que eso fue hace un millón de años, había en la televisión un anuncio que decía: “cuando se vaya de un lugar, por favor apague la luz, aunque usted pueda pagarla España no puede”
. En aquel entonces no lo entendía, ahora sí y, algún día, también tú, querido ingenuo, lo entenderás. Pero tú, querido ingenuo, no tienes toda la culpa, porque, no hace mucho tiempo, te mandaron a una escuela donde te enseñaron que tenias derecho a un trabajo digno, a acceso gratuito a la sanidad pública, manutención por parte de tus padres hasta que encuentres trabajo y el disfrute de una vida feliz y sin grandes sacrificios. Pues te engañaron, querido ingenuo, en este perro mundo solo tienes derecho a lo que consigas ganar u obtener, ya sea por ser más inteligente, más afortunado o mas trabajador, pero ten siempre en cuenta que en esta vida no hay nada gratis, todo lo que desees te lo vas a tener que currar. Por lo de pronto recuerda que: Puedes gritar en las calles hasta desgañitarte, puedes hacer huelgas y manifestaciones hasta que sueñes por la noche con Méndez y Toxo, puedes cortarte las venas o dejártelas largas o puedes hacer el pino hasta el día del juicio final, pero, de pagar la deuda externa no te salva ni Dios. Y da lo mismo que seas madrileño, gallego, catalán o vasco, españolista o independentista, de derechas o de izquierdas, da lo mismo, la deuda la tenemos que pagar todos. Pero incluso la crisis, una crisis tan tremenda como esta, tiene su lado positivo, porque aunque solo sea por el hecho de poner en su sitio a los “presidentes autonómicos”, napoleoncitos de pacotilla, que se creían iguales al presidente de Rusia o de los EEUU, y, al mismo tiempo, demostrarles a todos los “nacionalistas de aldea” y me refiero a la aldea vasca, catalana, gallega etc., que sus supuestos “países” no son más que una caca de moco en un pañuelo de un griposo, ya valió la pena.

El numerito le quedó redondo pero, por favor, ahórrenos sus milongas.

Esto empieza a parecerse a una de esas innumerables dietas que todos solemos hacer a lo largo de nuestra vida, nos pasamos meses privándonos de cosas que nos gustaría hincarle el diente y luego, cuando con un montón de sacrificio y voluntad, conseguimos perder medio kilo, llega una fiesta cualquiera y zas, de una sola sentada subimos cinco kilos. Y esto, lo que está sucediendo en España, es exactamente lo mismo, cuando parece que empezamos a recuperarnos un poquito, zas, aquellos que parecen empeñados en destruir nuestro país, de una sola sentada, nos vuelven a mandar a los abismos. Por una parte los nacionalistas catalanes y sus amenazas de independizarse de España. Con el señor Arturo Mas, ahora diciendo que un pueblo no puede estar temeroso de que las armas le impidan expresar sus deseos de independencia. ¿Se pude ser más cínico? ¿Que no daría este imbécil por ver tan solo un soldado español en las ramblas? ¡Por Dios señor Mas!, nadie le va a atacar, no tema. En España ya cada cual pude decir libremente lo que le plazca aunque solo sea para soltar chorradas como lo hace usted. En realidad, uno de los pocos lugares en los que los ciudadanos siguen coartados a la hora expresarse libremente es, irónicamente, en Cataluña, dominada por el nacionalismo más recalcitrante y sectario. Por la otra los demócratas del 25 no se qué, perros flauta, maestros de la propaganda y profesionales del caos. Amenazan con tomar el congreso por asalto y, claro, tiene que intervenir la policía y las porras, y las televisiones filmando todo en riguroso directo y, como además están con unas ganas locas de que los buenos sean las turbas, poniendo la cámara siempre del ángulo que nos muestre la foto deseada, aquélla donde la policía, que en realidad es la que se lleva la peor parte, parezca que es la que reparte leña a diestro y siniestro y sin ton ni son. Lo dice don Arturo Pérez Reverte en su twiter: “Aunque tal vez eso demuestra que algún manifestante estúpido no era tan estúpido como parecía, pues consiguió la foto que buscaba”. ¿De qué se sorprenden en el ministerio del Interior? Todo está inventado desde hace siglos. Incluidos el abuelo y la maruja apaleados. Alguien debería explicarle a un antidisturbios con porra que hasta para dar palos hay que tener exquisitez selectiva de cirujano. De lo contario, llevas todas las papeletas para salir porra en alto en la BBC, abriendo el telediario. Y es verdad, todo está inventado, el abuelo la maruja e incluso ese camarero audaz y temerario, defensor de los débiles y oprimidos. ¡Qué bien le salió la afoto! Cruzado ante la puerta del restaurante, con los brazos extendidos hacia arriba, haciendo un gesto heroico y desafiante a la policía, y gritando: de aquí no pasan, con los policías en frente y con las porras en ristre, perplejos y sin saber qué hacer y detrás los “oprimidos” mirándolo con gratitud y a salvo de las malvadas fuerzas gubernamentales. ¡La foto perfecta! Y lo vuelve a repetir al día siguiente. Tan heroico y gallardo como el Guerrero del Antifaz, el Capitán Trueno y Don Quijote juntos. Y luego la ronda de entrevistas por todas las televisiones y radios del país junto con la ronda de abrazos de agradecimiento de las victimas… sublime. Y para dejar la obra mejor rematada que el “ecce homo”, acaba diciendo que él había votado por el PP y que, incluso, había sido afiliado de este partido y que ahora maldecía la hora en que lo había hecho. ¡Por Dios señor camarero! Le aceptamos casi todo, pero que nos llame tontos, no. Usted no ha sido afiliado del PP en su puñetera vida, en realidad, usted no votaría por ese partido ni borracho de güisqui de garrafón. Porque usted a quien verdaderamente admira, es al gorila rojo venezolano. Pero me apuesto los machos a que usted no tendría los ídem de hacer lo que hizo, delante de la policía de Chávez. Así que, mire usted, el numerito le quedó redondo pero, por favor, ahórrenos sus milongas.

Horario erróneo y demencial.

Leo en un periódico que me encuentro por ahí que, según un tal Ignacio Buqueras, presidente de Arhoe, las jornadas laborales en nuestro país, así como los hábitos horarios en general, son «irracionales» y de país tercermundista. Uno de los tópicos acerca del modo de vida español más habitual tiene que ver con sus horarios laborales, que son más extensos que los del resto de Europa. Lo que se dice una singularidad. Y, sin embargo, en el ranking se mide la relación entre salarios y productividad España se sitúa en las posiciones bajas de la tabla, ocupando el lugar 119. Según él, España debe adaptar los horarios «de cualquier país civilizado». Por ello su comisión plantea que las jornadas laborales se inicien entre las 7.30 y 9 de la mañana, y finalicen «no más allá de las cinco o las seis de la tarde». Y con 45/60 minutos para comer. En nuestro país, los españoles pasamos en el trabajo 1.690 horas de media en el año 2011, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Por buscar otros ejemplos, en Alemania fueron 1.413; en Suecia, 1.644; en Italia, 1.774; y en Estados Unidos, 1.787. «Las empresas con horarios racionales son más productivas. Iberdrola fue la primera empresa del Ibex 35 que hace cuatro años y medio dio un paso al frente en esto. Logró una mayor productividad y una reducción importante de gastos», explica el presidente de la Arhoe. Por Dios, esto lo vengo repitiendo yo desde hace años. El horario que dice este señor que debíamos tener en España, y que es el que debíamos tener. Comenzar la jornada laboral entre las 7´30 y 9, 00 y no alargarla más allá de las 5 o 6 de la tarde, con 45 o 60 minutos para comer, es algo que he dicho tantas veces, que he escrito tantas veces, que ya casi puedo denunciar a este señor por plagio. Y es que cae de cajón, es algo de lo más básico. La única manera de conciliar trabajo y familia. Pero decir esto en este país es como predicar en el desierto. A nosotros nos gusta un “lunch” extra largo, con café, pitillo y siestecilla y volver al trabajo a las 6 de la tarde y luego tratar de hacer de noche lo que no hicimos durante las horas diurnas. Y todas esas horas que decimos que pasamos en el trabajo es un cuento chino. Nos levantamos temprano y volvemos a casa tarde, eso es verdad, pero durante el día, entre “breaks”, comidas de primero y segundo plato, café, pitillo y charla con el amigueté, atasco de tráfico entre idas y venidas etc., nos pasamos la mitad de esa horas tocándonos los pies y luego, claro, llegamos a casa tarde, reventados y sin haber hecho nuestro trabajo. Y en esto, tanta culpa tienen los jefes como los empleados, puesto que, a la mayoría de los jefes no le hables de dejar el curro a las cinco de la tarde. ¡Dejar el trabajo a media tarde! Por dios a donde iríamos a parar. Ellos quieren estar rodeados de sus “vasallos” el mayor tiempo posible. Eso les pone y, además, están mejor en el curro que aguantando en casa a la legitima y a sus vastagos. Y en cuanto a los obreros, si uno habla con ellos, la mayoría estará de acuerdo en que, la felicidad del trabajador, de cualquier trabajador, es poder conciliar el trabajo con la vida familiar y el tiempo de ocio. Y esto pasa por tener un horario como dios manda, de 7 a 16 o 8 a 17 con un cuarto de hora para el café por la mañana y tres cuartos de hora para comer, o algo así. Y a las 4 o 5 de la tarde todos a casa. Pero luego, a la hora de la verdad, cuando se le recuerda que solo tienen tres cuartos de hora para comer, te dicen que así no les da tiempo a nada, que es imposible comer tan de prisa y un motón de quejas de toda índole, pero en países como Alemania, Francia o Inglaterra lo hacen, lo llevan haciendo desde siempre y nadie se ha muerto de inanición todavía. Solo países como Portugal, Grecia o España, se conserva ese horario erróneo y demencial a más no poder que nos lleva a ser los obreros menos productivos del mundo. Es que no tenemos remedio ¡oye!