Saturday, April 20, 2013

Fascistas.



Aquí, si eres una persona que aboga por una España unida, respeto a la Familia Real, o a cualquier otro símbolo de España, como el Himno o la Bandera, respeto a la Constitución, a la democracia, a ley, a la justicia, a la familia y a aquél gobierno que el pueblo vote en las urnas y elija libremente, enseguida te tachan de fascista.

Pero no solo por eso. Si pones en duda cualquier dogma de los llamados progresistas, como que lo de la “primavera árabe” no pasa de ser un cuento como las “Mil y una Noches”, o que no en todos los casos de violencia domestica el culpable es siempre el marido, o que los palestinos no son precisamente una hermanitas de la caridad y los judíos, quizás, quizás, tengan que ser duros por una cuestión de pura supervivencia, o que Franco fue un dictador pero construyó la España en la que todos vivimos ahora mismo, y que está en peligro de muerte por culpa de unos desaprensivos separatistas, si aseguras, además, que esos separatistas son el cáncer de España, o simplemente, dices que con la política de Rajoy, las estamos pasando canutas, pero hace lo único que se puede hacer y, de seguir con Zapatero, hoy estaríamos igual que Grecia o Chipre, entonces: eres un “facha de mierda”.

Eso es lo que ponía mi correo, que me llegó a través del móvil, ayer por la mañana.

Pero, ¿Qué es realmente el fascismo?

El fascismo nace una escisión del socialismo. El fascismo surge del seno del Partido Socialista Italiano y lo lidera el jefe de su ala izquierda, Benito Mussolini. Éste era el más firme partidario de la ‘acción directa', de la violencia, dentro del PSI y en esa línea recibió encarecidos elogios de Lenin.

Cuando Mussolini impone sus tesis en el Congreso del PSI, Lenin escribe  en el Pravda que el socialismo italiano está recorriendo la senda correcta. En el organigrama del partido socialista italiano, Mussolini, a pesar de su juventud, es el número tres y pronto se le pone al frente del periódico del partido ‘Avanti', con lo cual se convierte en el guardián de la ortodoxia.

En tal puesto, Mussolini postula la neutralidad de la ‘clase obrera', en coherencia con el dogma del internacionalismo proletario, pero cuando los clarines de guerra llaman a las trincheras a las naciones en la Primera Guerra mundial, los proletarios se dividen y cada cual lucha favor de sus respectivas naciones.

Poco tiempo después Mussolini, que era un líder que deseaba ser querido y popular, olfatea los aires nacionalistas y los encuentra cautivadores.

Trata por todos los medios de hacer oscilar al PSI hacia sus nuevas tesis y viendo que no lo consigue, seguido de sus partidarios, rompe con el partido socialista y funda el Fascio.

Sus seguidores “fascistas”, a pesar de que la propaganda de la izquierda siempre aseveró lo contrario, surgen, casi en su totalidad, de antiguos socialistas y entre el proletariado, especialmente de la región de Trieste, uno de los primeros focos donde prendió.

 El fascismo fue siempre sindicalista, corporativo y sus lemas totalitarios estaban sacados del socialismo: "Todo para el Estado, todo dentro del Estado".

Copiando en toda su estética al socialismo, el fascismo se revistió de toda la parafernalia de uniformes identificativos e himnos y lemas gloriosos.

La idea de Mussolini pronto prendió y comenzó a extenderse por Europa. Uno de sus más fervientes admiradores fue otro socialista: Adolf Hitler, el cual tenía un busto del italiano en su despacho.

Hitler proclamó siempre su condición de socialista y su partido fue el “Partido Nacional Socialista”, “NAZI” es simplemente una abreviatura

El SNAP, Partido Nacional Socialista Alemán, nació de la fusión del partido socialista del Norte, de Hamburgo, capitaneado por Strasser, con Goebbels como figura, y el partido socialista de Hitler, afincado en Baviera. Lo que hace Hitler es cambiar el  concepto de odio al capitalismo por odio a una supuesta raza inferior, y la idealización de la heroica lucha de clases que, supuestamente, siempre mantuvo el proletariado contra la burguesía, por la heroica lucha que la raza aria tiene que mantener para prevalecer sobre las razas inferiores.

Esta tendencia nacionalsocialista tiene imitadores en toda Europa, siempre en la misma línea de escisiones del partido socialista. Así aparece Quisling en Noruega, León Degrelle en Bélgica, e incluso en Inglaterra, surge el partido fascista de una escisión del partido laborista, sin olvidarnos del primer ministro francés de Vichy, Pierre Laval, el cual es un socialista tipo Mussolini.

En lo que se refiere a España, el PSOE, en su idea inicial, es un partido totalitario, que propugna la violencia irrestricta y el genocidio de las clases medias, de la burguesía, en la misma línea que el bolchevique ruso.

Una de las primeras intervenciones de su fundador Pablo Iglesias, fue para alentar un atentado contra Maura, que se produjo una semana después.

Así que ya ven: el fascismo fue y será siempre socialista.

Aunque, en nuestros días, la palabra fascista ha terminado por ser usada por todos aquellos que se consideran “progres” –progresistas- o sea, de izquierdas o nacionalistas separatistas, algo que estos días mola mucho y es de lo mas “cool”, para lanzarle a todo aquel que no comulgue con su credo, y les vale lo mismo para un roto que para un descosido.

O sea, que ellos, en su hemiplejia moral, ven fascista que se implemente la ley y el orden, si el gobierno que ordena hacerlo no está formado por las personas o el partido que ellos quisieran como gobernantes, aunque dicho gobierno haya sido  elegido libremente por el pueblo.

Pero que se haya puesto el insultar al Rey, como deporte nacional; no acatar, en algunos lugares de España, la sentencia de los tribunales a que se respete la enseñanza en español –castellano- en las escuelas e impartir clases únicamente en la jerga local; o que una turba de cretinos, llegue hasta la mismísima puerta de la vivienda de los ministros y alcaldes del Partido Popular, armando un alboroto y coaccionándolo con gritos y amenazas, eso no es fascismo. 

Estos tíos, y tías, ante todo paridad, debieran recordar un poquito de historia antes de hacer estos “escraches”. Debieran recordar que, aquella Guerra Civil también empezó así, con “escraches”.

Precisamente, el desencadénate final surgió de un “escrache”. Un escrache que fue a buscar a su casa al líder derechista Gil Robles, pero, al no estar éste en casa, se dirigieron a la casa de otro líder, Calvo Sotelo, al que acabaron asesinando.

¡Un “escrache”!

Voy a contarles la siguiente leyenda:

El dios número trece.

Cuanta la leyenda que en el principio de todo había trece dioses. Doce de los cuales se conocían entre ellos, pero nadie conocía al dios número trece.

Y con el fin de conocerlo, decidieron hacer una fiesta e invitarlo y, para eterna desdicha de los otros doce, el número trece acudió.

El dios número trece era La Muerte.

O sea: Piensa bien lo que deseas, no vayas a conseguirlo.

Wednesday, April 03, 2013

¿Qué carajo habéis hecho con mi país?






 
 

¿Conté alguna vez aquí que me gusta mucho leer comics?

Pues sí, leí mi primer comic con seis años, en aquel tiempo los llamábamos tebeos, y hoy, con sesenta, todavía los sigo leyendo.

Mis favoritos son los tebeos españoles de los años 50 y 60, El Guerrero del Antifaz, El Cosaco Verde, Sin Miedo o Montana. El Roberto Alcázar y Pedrín, El Capitán Trueno y el Jabato ya me han cansado un poco.

Pero, también leo comics americanos, en ingles si es posible, aquí mis favoritos son: Cónan el bárbaro, Xmen, The Punisher, Wolferine, The Man Thing, Batman o The Swamp Thing,  todos de la Marvel excepto los dos últimos.

Aunque también leo otros como: The Hulk, Iron Man o los Vengadores.

Estos comics aunque son puramente de ficción, a lo largo de los años, han tratado  de representar un poco el espíritu de América y el sentir de los americanos.

Y los que están saliendo últimamente, no son menos, y como en todas partes cuecen habas, Estados Unidos en estos momentos, igual que el resto de los países occidentales, no está pasando por sus mejores días y esto lo reflejan los comics que están saliendo al mercado.

 

Y es al comienzo del último número de los Vengadores, que se ve al Capitán América viajando en un autobús de Nueva York a Idaho.

 -El Capitán América que es un fulano que luchó en la Segunda Guerra Mundial contra Hitler, luego tuvo un accidente y se quedó atrapado inerte en un tempano de hielo, donde fue encontrado y rescatado años más tarde por los Vengadores, hoy es un hombre muchos años fuera de su tiempo tratando de aprender a vivir en este nuevo mundo.

Y ahora, mientras viaja en aquel autobús, el Capitán América se va dando cuenta de cómo ha cambiado la cara de su país.

Ve las casas vacías y todo el desempleo que azota a Estados Unidos, y esto le recuerda los días de su juventud. Él vio el final de la Gran Depresión, cuando los efectos de la guerra trajeron una ola industrial a América.

Ahora las factorías están cerradas y las guerras en el extranjero no marcan ninguna diferencia.

Él recuerda al presidente Eisenhower y recuerda los ideales de los 50.

Recuerda una América que tenia las mejores escuelas, los mejores obreros, recuerda un gran país.

Y su locura le grita que nunca volverá a tener ese mundo de nuevo.

Hace mucho que desapareció, tanto que parece un mito.

Y se da cuenta que América ha perdido su camino.

Bien y hasta aquí con el comic, y ahora la pregunta: ¿Quién de nosotros, especialmente aquellos que llevamos más de seis décadas sobre nuestras espaldas,  no se siente a veces, en estos días que corren, con la misma sensación de desolación, abandono y orfandad de su mundo, que siente el Capitán América.

Nosotros no recordamos el final de aquella guerra, ni a Eisenhower, pero recordamos nuestra niñez a finales de los 50 y mediados de los 60, nuestra adolescencia desde finales de los 60 hasta mediados los 70. Recordamos las salas de fiesta y los guateques, con fanta mesclada con ginebra fockin o, si no había para fanta, mirinda iba de coña, recordamos los Beatles, los Rollings, nuestra primera novia, el primer amor, el primer desengaño, el primer adiós y la mili. Luego, emigramos unos, terminaron su carrera otros, nos casamos, tuvimos hijos y, en un abrir y cerrar de ojos, como un sueño o una pesadilla, casi sin darnos cuenta, nos encontramos aquí, en el umbral de nuestra vejez,  con una década y pico por encima del medio siglo a nuestras espaldas  y viviendo en un mundo, que un día soñábamos hacer mejor, hecho unos zorros.

 

 

Un mundo que, es de pena, con una la clase política y o funcionarial donde la plaga de corruptos es enorme y surge por todas partes. No hay tío ni tía, paridad ante todo, en este país, que haya desempeñado un cargo público con algo de poder,  y que no haya abusado en mayor o menor grado de ese cargo para beneficio propio. Mención especial a esto se la merece la Junta de Andalucía y todos sus aláteres: “socialistas”, comunistas y sindicatos varios.  Lo de estos tíos clama al cielo, están entre los más corruptos, y luego asaltan fincas, supermercados y sedes del PP, como forma de protesta por…, agarrasen, la corrupción, y el pueblo aborregado aplaude con las orejas.

Lo dijo Winston Churchill: Llegará un día que los fascistas se autoproclamaran demócratas.

De la Familia Real, ya mejor no hablar. Al parecer se ha levantado la veda de no atacar al Rey y, en este momento, no hay periódico, radio o televisión, que no tenga su espacio criticando a la realeza.

Y aparecen republicanos de derechas y de izquierdas, que no hace mucho hablaban glorias del rey, que ahora juran y perjuran que ellos nunca estuvieron por la monarquía y que lo que España necesita es otra republica.

-pues como nos salga como la Primera y la Segunda, vamos dados-

 Y es tal el embrollo, que  hasta ha salido un fulano inglés, un tal Morton, que ha rellenado unos folios con unos cuantos chimes, una basura, donde le adjudica al Rey haber tenido mil quinientas amantes,  entre las que, según él, figuran una retahíla de folclóricas de nuestro pasado reciente, como Barbará Rey, Sara Montiel, Nadiusca o Rafaela Carrá, los ha encuadernado y los ha llamado libro y se está forrando, vendiendo está bazofia como rosquillas.

¿Y ya que decir del último poder, el judicial?

¿Qué podemos esperar cuando vemos como la máxima y, supuestamente, más seria institución, se nos llena de estrellas que piensan mas cual perfil ofrecerle a las cámaras para salir más favorecidos en la televisión o en los periódicos, que en implementar justica?

¿Qué pensar cuando, después de mucho esfuerzo, conseguimos librarnos de un juez que, en un insano afán de protagonismo se metía en todos los charcos, nos sale otra rutilante estrella que, amulando al mismísimo Yul Bryner en sus mejores tiempos, intenta quitarle, por las bravas, a otro compañero el caso de corrupción quizás mas importante de nuestra historia reciente, y convierte a la justicia Española en un circo y una pantomima?

Menos mal que la Audiencia Nacional ha tomado cartas en el asunto y ha puesto algo de sensatez a todo esto.

Aunque eso no quita para que en la mente de los españoles se haya instalado la sensación de que un caso ante la justicia pueda acabar de una u otra manera, acorde con el juez que lleve el caso. Y eso es algo terrible, porque hace que nuestra confianza en la justicia se haya ido a hacer puñetas.

Y así, poco a poco, todos los símbolos que conforman España, se van diluyendo como un turrón de azúcar en una taza de café caliente.

Y los que están quitando mas  tajada de todo este asunto son los nacionalistas separatistas, enemigos tradicionales de España, que aprovechándose de este marasmo tratan de destruir todos los símbolos  que aglutinan a este país, esperanzados en que se desgaje más pronto que tarde y poder fundar así sus quiméricos y utópicos paisitos, arcadias de felicidad, donde no habrá ni ricos ni pobres, nadie sufrirá enfermedades y todo el mundo se entenderá a la perfección porque hablaran en catalán, vasco o gallego, dependiendo cual sea el paisito en cuestión, y vivirán para siempre dichosos y pánfilos, cazando mariposas y escuchando los trinos de mil pajaritos.

No se dan cuenta los muy cabestros de que, si el barco se hunde, se hunde para todos.

Y si por ejemplo Cataluña, la más levantisca, en el estado actual que se encuentra, fuese un estado independiente de España, estaría sufriendo el mismo calvario por el que está pasando Chipre.

Esto lo pude ver cualquiera, no hace falta ni ser un lince, ni tener un “master” por Harvard.

Pero es inútil, con estos tíos es predicar en el desierto.

Y claro, viendo el estado en que se encuentra el patio, y viendo que en algún punto en el tiempo, España también ha perdido el camino, no es de extrañar que uno, al igual que el Capitán América, en su locura acabe gritando: ¿Qué carajo habéis hecho con mi país?