La bimasa, los coches, los talleres mecánicos y la madre que los confunda a todos.
Hoy vengo que echo chipas. He tenido una bronca monumental
con el taller mecánico donde “repararon” mi coche y estoy que muerdo.
Todo empezó hace unos días, cuando mi coche se quedó sin
embrague. Notaba yo, hacia ya unos días, que las marchas no entraban bien y el
otro día de pronto, dejaron de entrar del todo y me quedé tirado, menos mal que
estaba dentro del pueblo, eso es, el pueblo donde yo vivo, y como dice el
refrán: una avería en casa es media avería. Total que llamé a la grúa y le pedí
que me llevasen el coche al taller
oficial de la marca, yo para estas averías gordas prefiero trabajar con la
casa, creo que es más seguro, o por lo menos eso creía hasta ahora.
Acompañé la grúa al taller y allí les hice entrega el coche,
que me recogió el jefe del taller, el cual, echando su experta mirada a todo el
asunto, diagnosticó al momento que, efectivamente, era un fallo total del embrague.
Tomó los datos de la documentación del coche para preguntar
a la casa proveedora de la pieza por el coste de esta y que luego más tarde me
llamaría para darme el presupuesto final de la cosa.
Afectivamente, me llamó al cabo de un par de horas, o algo así,
para comunicarme que el presupuesto ascendía a unos 750 euros, caro me pareció,
pero bueno si no hay más remedio sea.
Bien, me dijo, vamos
a pedirla y tan pronto esté listo te avisamos.
Vale, dije, adelante.
Al día siguiente recibo una llamada de ellos, hombre ya está
listo, pensé, que bien. Pero no, la llamada es para informarme que la cosa es
peor de lo que se pensaba al principio, puesto que también se le había ido el
volante, que en realidad había sido el causante de toda la avería, y que también
habría que reponer.
¡La leche! Dije, y a cuánto va a ascender la cosa ahora, a
1350 euros, me responde el tipo que, al parecer, ya lo tenía todo mirado.
¡Puuff! Y yo me quejaba antes.
¿Pero ese volante, es el volante de inercia? Pregunto. Algo
de motores entiendo, no mucho, pero algo sí.
Si, ese es.
¿Pero ese volante se rompe? Vuelvo a preguntar.
Sí, me responde, no es muy frecuente, pero se rompe.
¡Vaya hombre, mi suerte!
Le doy vueltas a la cabeza durante un par de minutos, vuelvo
a resoplar otras dos veces y digo: bueno, pues si hay que hacerlo, hagámoslo.
Vale, me dice, ya le avisaremos cuando esté listo.
Más tarde un coleguilla me informa que está misma avería ya
le había pasado también a él, pues al parecer, los coches actuales, o sea, los
más modernos ya no vienen equipados con los antiguos embragues de muelles, puesto
que al parecer han inventado algo nuevo que se llama bimasa, donde el embrague
y el volante forman un mismo cuerpo y que la cosa no funciona muy bien y está
dando unos palos y unos disgustos del copón.
Pero bueno, el tío del taller que me recogió el coche el
primer día ya sabría esto ¡Supongo!
Él trabaja en los mismos coches todos los días, por algo lo
llevé a la casa oficial de la marca del coche. ¿Entonces porque no me lo dijo
desde el principio?
Bueno, en fin, pasa todo otro día sin noticias del taller y
al siguiente, justo al comenzar la jornada, recibo otra llamada : Oye, me dice
el tío, hemos encontrado que una bieleta de la dirección está muy machacada y
es necesario cambiarla.
-¿Y eso cuánto vale?
Cuarenta euros, y no te cobramos la mano de obra.
¡Madre mía! esto se pone serio. En este punto ya empiezo a
intuir que de aquí voy a salir muy quemado.
Bueno, pues cambiársela, respondo.
Pasa toda la mañana y a primera hora de la tarde, me vuelven
a llamar y esta vez para informarme que, el coche ya está listo y lo puedo ir a
recoger cundo desee.
¡Menos mal!
Paso por allí esa misma tarde al terminar el trabajo. Me
llego a la recepción y me recibe el recepcionista que, muy amable, me confirma
que el coche está listo y me da la factura, que no pasa del último precio
acordado y, en cierto modo, me siento aliviado de que la cosa haya terminado
sin otro contratiempo.
Tomo el coche y me dirijo a mi casa, pero nos había ni
conducido 200 metros cuando empiezo a notar que el coche tuerce hacia la
derecha. Al principio creo que son cosas mías y sigo conduciendo, pero al
rato ya estoy completamente seguro de
que, efectivamente, el coche tira hacia un lado.
No me preocupo mucho, la verdad, será algo menor, pienso,
mañana iré a verlos y se lo digo.
Es al día siguiente, cundo al coger el coche, me doy cuenta
que no soy capaz de meter la marcha atrás.
Voy al taller como un tiro, y allí me dicen que, ya lo
sabían y es que le hace falta cambiar el bombín del embrague.
¡Ya lo sabían! ¿Y por qué no me avisaron?
-Bueno es que creímos que podría valer así.
¿Y cuanto va a costar el bombín ese?
-Entre pieza y mano de obra, unos 140 euros más o menos.
Bueno, pues venga, pónganselo.
Al día siguiente por la tarde vuelvo por el taller.
Lo de tirar para un lado la dirección, solo era cuestión de equilibrarla
y ya está listo.
¿Y lo de la marcha
atrás? Pregunto.
También está listo.
Esta vez, desconfiado, antes de pagar voy a probar el coche,
lo de la dirección va más o menos bien, pero lo de la marcha atrás sigue prácticamente
igual.
Entro en el taller: la marcha atrás sigue igual, digo.
-Sí, sigue igual, me informa el tío, es que posiblemente sea
desgaste del cambio.
Entonces lo del bombín fue inútil.
-No también le hacía falta cambiárselo y lo hemos hecho.
¡Que iba a hacer falta!.
Ese fue un trabajo inútil y yo no pienso pagarlo.
Llaman al jefe del taller, que acude en el acto.
El tío trata de convencerme de que si, que hacía falta
cambiar el dichoso bombín, -aunque el trabajo no haya servido para nada-,
y que tengo que pagarlo.
Se arma allí una bronca de cuidado, donde ellos me dicen que
tengo que pagar y yo que no.
Y, al final, todavía no sé por qué, acabo pagando 130€ que es
el coste de la pieza y, según ellos, solo, media hora de mano de obra.
Les digo que me miren bien, que es la última vez que me van
a ver por el lugar.
Les digo, también, que solo hay dos colectivos en este país
que no asumen sus equivocaciones: los bancos y los talleres mecánicos.
Los bancos, que te dejan una hipoteca sobre una casa de la
que, si luego de desahucian y la casa ha bajado de precio en el mercado y no
consiguen venderla por el importe que todavía les debes, te dejan todavía con
la deuda encima o en otros casos, para cubrir sus pérdidas, timan con las
preferentes a gente que confiaba en ellos, o le hacen una quita a las cuentas
de ahorro de sus clientes. O sea, que cogen el dinero de quien sea menos de sus
dividendos, que reparten sumas millonarias.
Y los mecánicos que, te hacen una reparación que queda mal y
siempre te van a decir que lo que falla en el coche es otra cosa.
Les importa un bledo, creo.
¡Y este es un taller oficial de la marca!
Y allá me voy, con el coche roto y menos 1520 euros.