La “Nación Catalana” y su chiringuito de la historia.
Según la enésima encuesta que se ha hecho en Cataluña sobre
el porcentaje de catalanes que están a
favor o en contra de la independencia de Cataluña, ha dado como resultado –y ya
todos sabemos la exactitud y precisión que suelen tener esas encuestas- que,
por primera vez, el voto a favor de la cosa supera a los que están en contra.
Y, leyendo en las “redes sociales” los comentarios sobre el
asunto, me llamó la atención uno que decía: No soy catalán ni español, pero si
lo fuera votaría a favor de la independencia de Cataluña, porque, al contrario que Escocia, que se unió
a Inglaterra por voluntad propia, Cataluña fue conquistada y subyugada por una
Borbón que la privó de todos sus derechos.
Me gustaría que este no-catalán no-español leyese lo que
escribía un tío llamado Maquiavelo allá por principios del 1500:
Nada da tanto prestigio a un príncipe como afrontar grandes
empresas y dar de si insólito ejemplo.
En nuestros tiempos, tenemos al actual rey de España,
Fernando de Aragón. Se le podría definir como un príncipe nuevo, porque de ser
un rey débil, se ha convertido por fama y por gloria en el rey más importante
de la cristiandad, y si consideráis sus acciones, encontrareis que todas ellas
han sido grandísimas, y algunas incluso extraordinarias. Al comienzo de su reinado
asaltó Granada, y esa empresa constituyó el fundamento de su reino. En primer
lugar, la llevó a cabo en un momento de paz y sin miedo a que pudieran
impedírselo; mantuvo ocupadas las mentes de los nobles de Castilla, que,
pensando en la guerra, no pensaban en rebelarse. Y en medio de todo aquello, él
iba ganando prestigio y autoridad sobre ellos, que no se daban cuenta; con el
dinero de la iglesia y del pueblo pudo mantener a su ejército, y mediante la
larga guerra dio solidez a sus tropas, que luego le valieron grandes honores. Además
de esto, para poder llevar a cabo empresas mayores, siempre sirviéndose de la
religión, recurrió a una devota crueldad con la que expulso y liberó a su reino
de los Marranos*, y no podría haber ejemplo más mezquino y más singular que
este. Bajo este mismo pretexto asaltó África, llevó a cabo su hazaña en Italia,
recientemente ha atacado Francia, y de esta manera siempre ha realizado y
maquinado grandes cosas, manteniendo los ánimos de sus súbditos en vilo y llenos de admiración, y ocupados en esos
acontecimientos. Y sus acciones se han producido muy de seguido, de forma que
nunca ha habido tiempo entre una y otra para que los hombres pudieran actuar en
su contra con tranquilidad.
Nicolás Maquiavelo.
Lo anterior, como escribo mas arriba, lo escribió Maquiavelo
en su libro “El Príncipe”, a principios del 1500, y de ese rey de España del
que habla, y por el que parece sentir una profunda admiración al traerle, en dicho libro, varias veces a colación,
como ejemplo de buen hacer de un
príncipe, no es otro que Fernando II de Aragón, el Rey Católico, que al unirse
en matrimonio con Isabel I de Catilla, dieron fundamento a lo que desde
entonces es El Reino de España, -La Nación Española- que unas veces mal y otra
veces peor ha conseguido perdurar hasta el día de hoy.
Una Nación, que hoy quieren destruir cuatro separatistas mal
advenidos para construir su paisito particular donde puedan mangonear todo lo
que les dé la gana sin que venga ninguna “Justicia Española” a pedirles
cuentas.
Estos separatistas son elegidos, hoy más que nunca, por
cientos de jóvenes a los que se las ha lavado el cerebro, y adotrinado, de tal
forma que han acabado creyendo a pie juntillas que todo lo bueno de este mundo
ha sido hecho por catalanes y lo malo por el resto de España.
Y esto es literal.
Escribía el otro día, don Arturo Pérez Reverte, en su
artículo en el Semanal:
Hay en Cataluña un chiringuito subvencionado, Instituto Nova
Historia, que, aunque no se adorna con los laureles de rigor. Proporciona a
cambio un material humorístico de primer orden.
Este Instituto celebró hace poco un congreso financiado por
ERC, con objeto de demostrar científicamente que la nación catalana –de cuya existencia,
por otra parte, no dudo- está detrás de cada una de las principales gestas y
personajes de la Humanidad.
Desde aquel congreso hasta hoy, animados por el éxito de público
y crítica, esos historiadores se han crecido, recreándose en la suerte, y con
admirable periodicidad nos aportan algún descubrimiento nuevo.
Por ejemplo, según los investigadores del INH, el humanista
Erasmo de Rotterdam y el Navegante Magallanes, eran catalanes hasta las cachas,
pero los perversos historiadores españoles ocultaron su verdadera patria. En
cuanto al Cantar del Cid y el Lazarillo de Tormes, son anónimos porque sus
autores, por miedo a la Inquisición y al Estado español, decidieron ocultar su
identidad claramente catalana.
Hasta la bandera norteamericana es de origen catalán,
directamente inspirada –ojo al dato- no en la señera, sino en la estelada.
Más adelante, en el mismo artículo, escribe Reverte, que un
tal Jordi Bilbeny, del INH ese, él solo y a pulso, ha descubierto que Cristóbal
Colón procedía, en realidad, de la familia barcelonesa Colom, y que el supuesto
veneciano Marco Polo, no era veneciano, sino un conocido explorador catalán que
viajaba bajo seudónimo porque era tímido. Y que, además, había probado que los textos
de Santa Teresa de Ávila, catalana de toda la vida, nacieron originalmente en
la lengua de allí, aunque luego fueron víctimas de una mala traducción al
castellano.
Por su parte, Lluis Batle, otro brillante colega del INH,
acaba de demostrar que el autor anónimo de La Celestina, también era catalán. Y Manel
Capdevila, otro fino rastreador de fuentes históricas, sostiene que Leonardo da
Vinci, descendía de los monarcas catalanes del reino de Catalunya, falsamente
llamado de Aragón.
Otro figuras llamado Pep Mayolas, afirma sin despeinarse que
el filosofo Erasmo de Rotterdam era en realidad hijo del catalán Critófol
Colom, descubridor de América.
Y la cosa no acaba ahí, advierte el maestro. Según los artistas
del INH, Miguel de Cervantes se llamaba Miquel Servent y su Quijote lo escribió
en catalán, perdiendo calidad en la torpe traducción al castellano.
El Gran Capitán no se llamaba Gonzalo Fernández de Córdoba,
sino Ferrán Folch de Cardona. Y Ponce de León era de Gerona.
La Reconquista no empezó en Asturias, sino en Cataluña. La
lista de los Reyes Godos es, en realidad, una lista de reyes catalanes y el Cid
no era de Vivar, sino de Biure d´Empordá.
¡Buff! ¡Por dios!
¿Pero de verdad hay alguien que escriba esto y que, además, cobre por ello?
No es de extrañar las futuras generaciones de jóvenes
catalanes salgan arrocinados de una forma brutal.
Y la cosa, tanto en la Vascongadas, como en Galicia, lleva
el mismo camino.
Y es que Goebbels, al lado de estos “independentistas”, era
un aficionado.
Hay otra parte en el libro en la que Maquiavelo escribe:
Además, los estados que nacen rápidamente, al igual que las demás cosas que en
la naturaleza nacen y crecen de prisa, no pueden tener las raíces y las
ramificaciones necesarias, por lo que mueren con la primera helada.
*”Marranos” se denominaba
a los judíos conversos a los que se acusaba de seguir, en el fondo, fieles a su
religión. Fueron expulsados de España entre 1501 y 1502.