Saturday, September 23, 2017

La demolición de la historia se hace global.

Como para demostrarnos que en todas partes cuecen habas y florecen gilipollas, andan estos días los estadounidenses, dándonos ejemplo patente de que, incluso un país tan vanguardista y patriota, también puede dar como el que mas su cupo de idiotas.
Y esto no lo digo porque hayan elegido a un Presidente como Donald Trump, que también, sino que estos días se han puesto a dirimir diferencias entre las “Izquierdas las Derechas” y la cosa ha ido escalando de tal manera que en varias ocasiones ya, han llegado a las manos y han acabado a sopapo limpio.
La izquierda acusa a la derecha de fascista y neonazi -¡que novedad! Y la derecha acusa a la izquierda de antipatriotas y traidores.
Y la verdad es que en la derecha encontramos a un grupo o asociación llamado “White lifes mater”, y es verdad que entre ellos se encuentran grupos neonazis, pero la gran mayoría son genuinamente estadounidenses que, con más o menos razón, se preocupa por la deriva que ha tomado el país, donde según ellos, el hecho de ser negro o hispano te da unos privilegios que no tienen los blancos y que además ven con horror que están siendo invadidos por el Islam –como toda Europa-
Y en la izquierda se encuentra otro grupo opositor del anterior, “Black lives mater” éste formado antes que el anterior, y donde se pueden encontrar personas que de verdad se preocupan por la defensa de los derechos de las personas de color, los hispanos, y otras minorías étnicas, que según ellos, y según el autor de este blog también, son los colectivos más débiles y peor tratados e indefensos.
Pero en este último, al igual que en la derecha neonazis, aquí se han infiltrado comunistas.
Bueno comunistas es un decir, porque mas bien son un batiburrillos de perro flautas, fumaos y adolescentes con ganas marcha, sexo y aventuras. O sea, “Podemos” en americano.
Y es aquí donde, como casi siempre, ha comenzado el lio. Primero no respetaron la manifestación pacífica de los anteriores y se lanzaron contra ellos con piedras, palos o cualquier cosa que tuvieren a mano, hasta el extremo de tener que intervenir la policía y apaciguar la cosa a porrazo limpio.
Y no quedó aquí la cosa sino que, los “Podemitas americanos”, han comenzado, igual que aquí los de la “desMemoria Histórica”, ha derribar aquellas estatuas que representan a los héroes sudistas. O sea, aquellos hombres que murieron en la Guerra Civil Americana, peleando por el Sur, pero a los cuales en reconocimiento a su valor y se les había erigido una estatua.
Estatuas que ahora, estos justicieros en retrospectiva, derriban sin miramientos, tachando a los hombres que representan, de negreros y esclavistas.
Y, como parece que le han tomado gusto a la cosa, el asunto ha ido en crescendo, y hace una semana, la estatua que ha aparecido sin cabeza ha sido la del mismísimo Cristóbal Colom.
Además, han decido que van a cambiar, o ya han cambiado, el Día de Colom, por el Día de los pueblos Indígenas o algo así.
Aunque esto de tratar de desprestigiar a Colom, y negarle autoría del descubrimiento de América, no es nada nuevo.
Durante años, los británicos, que nunca han sabido tragarse el sapo de que fueran tres naves españolas los descubridores del nuevo mundo, han tratado por todos los medios de desprestigiar aquel hito histórico. Puntualizando una y otra vez que, primero, Colón no era Español y segundo, que antes que él ya habían llegado allí los vikingos.
Pero ahora también se han subido a ese carro los norteamericanos, especialmente, los de origen latino, que parece que ven en Colón el culpable de todas sus desdichas.
Escribía el otro día un comentario en “facebook” un memo, por su nombre, de origen italiano, que, Colón no solo había sido precedido en el descubrimiento de América por los vikingos, sino que además se creía que los asiáticos ya habían llegado a Sudamérica, muchos años antes.
Pues para este y para todos esos que ya llevan con esta murga una buena temporada, quiero decirles que, claro, claro que si, Cristóbal Colón fue precedido en el descubrimiento de América por los vikingos y también por los asiáticos, ¡cómo no!?
Y éstos últimos fueron presididos por los nativos americanos, mas tarde conocidos como indios, que ya estaban allí cuando Colón llegó a aquellas tierras.
Pero no fue hasta que Colón colocó a las Américas en un mapa, que alguien supo que existía un nuevo continente.
Y, además, es muy injusto señalar a Colón como el principal culpable –ni siquiera como culpable- de la masacre que sufrieron los indios, sino que hay que culpar a los europeos en general.
Fueron los blancos, como los llamaban los indios, los culpables de aquella hecatombe.
Y donde se encuentra hoy Estados Unidos, fue donde la raza india se llevó la peor parte, porque mientras que en México y América del Sur, se puede encontrar mucha gente con mescla de sangre blanca e india, no se puede decir lo mismo de Estados Unidos, donde los nativos fueron casi exterminados y los pocos que sobrevivieron fueron aislados en reservas donde todavía siguen hoy.
Colón no fue ningún malvado ni asesino. Fue un hombre de su tiempo que hizo lo que cualquier hombre de su tiempo haría o le gustaría hacer.
Y no hay mayor maldad que juzgar a un personaje histórico –cualquier personaje histórico- por los parámetros de hoy día.
La gran mayoría de ellos fueron gente valiente, buena y honrada, que vivieron en su tiempo lo mejor que sabían.
Pero la demolición de los símbolos del pasado no se detiene con los americanos que lucharon en el bando sudista, o con Colón, no, la demolición se vuelve global y las estatuas de Gandhi, Nelson o Lenin se enfrentan al hachazo.
Sin ir más lejos, hace unos días, en Polonia fueron retirados los monumentos dedicados a los héroes soviéticos que murieron durante la liberación de Polonia en la Segunda Guerra Mundial e incluso en Inglaterra se está poniendo en tela de juicio la vida y obra de Winston Churchill.

Y es que con la nueva moda que se está instalando entre los “progres” de este mundo, de ganarle batallas y guerras a los muertos, no está a salvo ni Santa Teresa de Jesús.  

Los anti-catalanistas Antonio Machado, Quevedo, y Góngora, o la enfermedad del fanático.

Según un erudito de la des-Memoria Histórica, catalana, -un tal Josep Abad-, ahora resulta que, Antonio Machado, Quevedo, y Góngora, eran españolistas y anti-catalanistas y sus nombres deben desaparecer ipso-facto de la nomenclatura del callejero catalán y, al parecer, en Sabadell, ya se han puesto manaos a la obra.
Y de la purga tampoco se salvan otros como Goya, Lope de Vega o Bécquer, que son calificados, según el informe elaborado por este cerebrito, de modelo pseudo-cultural franquista.
Ahí queda eso, con un par.
Simplemente ésta ultima chorrada no hace más que reafirmar lo que ya todos sabíamos, la calaña de esta gente. En sus actos y palabras demuestran toda la intolerancia, toda la bravuconeada del que se cree superior, toda la prepotencia dictatorial y excluyente del fascismo, el comunismo, y el nazional-socialismo juntos. Demuestra el fanatismo dogmático que envuelve su vida, el lavado de cerebro de las antiguas religiones y sectas, algunas no tan antiguas- que se negaban a razonar cualquier argumento que fuese en contra de su teoría preestablecida.
Dice Carlos Herrera que tanto tonto junto llama la atención.
Pero en realidad ya ni nos llama tanto la atención ni nos sorprende tanto. Ya nos vamos acostumbrando tanto a las majaderías de estos imbéciles que, si no aparece alguna regularmente, nos aburrimos
Y es que, en todas y cada una de las acciones de los nacionalistas se puede ver como todas las razones que explican la razón de la libertad y la democracia y que es algo tan sencillo, en este caso, como que cada cual, pueda escoger la lengua o idioma en que quiere hablar, vivir o educar a sus hijos, esto es: a los hijos de UNO; se encuentran siempre con la sinrazón y sin argumentos del fanatismo dogmático, -y de hazlo y no lo pienses ni lo argumentes ni lo razones-, que con el dogma de que en Cataluña, País Vasco o Galicia, se tiene que hablar en la lengua regional, -sin querer darse cuenta de que hasta la fecha estas regiones también son España-se cierra en banda ante cualquier razonamiento lógico, pidiendo igualdad de derechos tanto para ellos como para nosotros, los que no nos oponemos a que ellos hablen, eduquen a sus hijos, y vivan, en el idioma que quieran sin negarnos a nosotros el mismo derecho, -Como que también haya escuelas que enseñen en castellano-, cosa que ellos hacen, y se siguen creyendo que están en su derecho y además que ellos son los justos y nosotros, tan catalanes, vascos o gallegos como ellos, los españolistas injustos y, amantes del dictador, y de ahí no los quita nadie.
Mientras somos jóvenes tendemos a enfadarnos cuando alguien, que no está de acuerdo con nuestras ideas, o nos lleva la contraria.
Con el tiempo no vamos haciendo mayores y aprendemos a tener paciencia y a tratar de ver el punto de vista del otro. Nos damos cuenta de que la vida es como es, y así tenemos que asumirlo.
A todos nos gustaría cambiar muchas cosas, pero comprendemos que este mismo anhelo lo tiene todo el mundo y nadie ha conseguido, jamás, que la vida marchase de la forma que uno desearía, ni siquiera los dictadores. Y con este pensamiento nos conformamos y tratamos de vivir y convivir con los demás lo mas buenamente que podemos. Esto se llama madurar y nos suele suceder a la mayoría.
Pero hay gente a la que no le sucede esto.
Gente que por muchos años que viva jamás va a comprender o a reconocer, que todos podemos estar equivocados alguna vez, que él o ella, también pueden estar equivocados.
A esta gente se le conoce como fanáticos.
Y es que el hombre nace engañado y muere desengañado.

El fanático, nace engañado y muere engañado, no cambia nunca, no es que no quiera es que no puede. El fanatismo no es una costumbre, es una enfermedad.