Veo a una España dejada de la mano de Dios…
El Espectáculo que está dando el Gobierno, no es serio.
Los socios no se hablan y cada cual va a su bola, parece de risa, pero la cosa es muy seria.
Ni el PSOE, ni Podemos tienen legitimidad para gobernar y ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo en la forma de hacerlo.
Como Presidente, tenemos a un señor que vendería a su madre con tal de seguir en el poder.
Tenemos un Gobierno que basa su defensa en desenterrar y derrotar a Franco, en remover hechos, recuerdos y rencores, que ya estaban más que olvidados y que enfrentan –de nuevo- a españoles contra españoles, mientras él se alía con ETA, una banda criminal que seguía asesinando a sangre fría no hace más de diez años, y nos asevera que ahora son hombres de paz y que hay que pasar página. ¡Hay que joderse!
Un Gobierno que, con tal de contentar a sus socios, los nacionalistas catalanes, les da lo que pidan y cuando lo pidan, incluso prohibir al Rey acudir a Barcelona, a la entrega de despachos a los nuevos jueces, como hace todos los años, mientras éstos, los nacionalistas, siguen adelante, y derrochando caudales a chorros, en su plan de fundar su republiqueta independiente.
Veo a un Presidente que “duerme tranquilo” mientras su Vicepresidente, y alguno de sus ministros, se han echado en tumba abierta al acoso y derribo del Jefe del Estado y por ende, del Estado en sí.
Y veo a una España, en medio de una pandemia impresionante, que nadie sabe cómo ni cuándo acabará, invadida por lo más granado del África tropical –que siguen llegando a millares cada día a nuestras costas-, dejada de la mano de Dios y arruinada completamente. Una ruina que empezó con aquel bobo solemne llamado José Luis Rodríguez Zapatero, y que culminará debido a las ansias de poder de Pedro Sánchez, un mentiroso compulsivo, engreído, vanidoso, obsesionado con ser Presidente del Gobierno y carente de todo escrúpulo.
Y, por si llegada a los destinos de España, de este sujeto, fuere poco, nos metió en su Gobierno a ese Caballo de Troya, llamado Pablo Iglesias, verdadero cáncer de nuestro país, el cual, ya no en unos pocos años, sino en cuestión de meses, amenaza con convertir a España en otro estado fallido, en un paramo, arruinado y sin aliento para revelarse, igual que está Venezuela.