Igual da, que da igual… y no iba a hablar de ella.
No iba a hablar de la ministra de igual da, no señor. Por que, la verdad, ¿Qué se puede decir de alguien, y además ministro, bueno, ministra, que recomienda poner un teléfono al que pueda llamar todo aquel tío que sienta deseos de maltratar a su prójima? Este fulano, un cabrón, por supuesto, el día que llega de la calle, borracho, o cabreado por que las cosas no le han salido bien ese día, o, simplemente, llega con ganas de mostrar su hombría y no se le ocurre otra cosa que desfogarse con la mujer, ¡ah! Pero entonces, reflexiona, piensa, olvido algo, y, de repente, eureka, voy a llamar al teléfono de la ministra, me voy a ciscar en sus huesos y veras como se me quitan estas ganas locas que tengo de pegarle una paliza a mi parienta. ¡Vamos! Que como dicen, ahora, los chicos, ¿estas de coña? –Frasecita esta, que me pone de los nervios, la verdad-
Bueno, lo anterior ya es para apagar la luz, pero como las desgracias nunca vienen solas, se va al parlamento y nos suelta lo de miembros y “miembras”. Como todo el mundo con dos dedos de frente vio de donde venían los tiros, una niñata, que muy bien pudo haber sido un niñato, en esto el sexo no altera el producto, ¿que no se que estudios tendrá? pero mucha cultura no muestra, no señor, y ya nadie se lo tomo muy en serio. Si ella rectifica, en ese momento y dice. He cometido un error. Pues de ahí no pasaba, porque el mejor escribano echa un borrón. Pero, no rectifica, no, porque eso seria de sabios y, claro, no se le van a pedir peras al olmo. Sino que al contrario, nos sale chulita y ni corta ni perezosa le pide a la Real Academia de la Lengua que adopten la palabra. Los sesudos señores y señoras académicos le explican con mucha paciencia, y sin reírse, que las lenguas no las hacen las academias, las hace el pueblo, las academias, simplemente, reflejan el hablar del pueblo, pero no se inventan palabras nuevas a su gusto y hechura. –Bueno en esto yo discrepo con ellos, la Academia de la Lengua Gallega, si lo hace- Y fue entonces cuando, el que mas y el que menos, se le echo encima descojonándose de tamaña tontería.
Y yo, como digo al principio, no pensaba hablar del asunto. Pero hete aquí, que saltan al ruedo las feministas más recalcitrantes, algunas, gente que yo tenia y todavía tengo, por muy inteligentes, Como la señora Marina Mayoral, que últimamente escribe en gallego normativo, -Hace tiempo que me ha quedado claro, que el ser inteligente, no lo libra a uno, o una, de poder, también, ser un fantasma- y que dice, que es verdad, que la lengua española es machista y sexista y discrimina a la mujer. ¡Ay Dios mío, Dios mío! Lo que hay que oír.
Y ayer en un periódico de esos gratuitos, leí un artículo de una tal Nazanin Amirian en el cual también escribe al respecto de las miembras de la ministra y que en un alarde de feminismo eclipsa a Bibiana.
Dice: Aunque pueda chirriar al oído el termino miembra, patentado por Bibiana Aído, ya ha entrado en la historia como un nuevo desafió al sexismo lingüístico, para reclamar el derecho de la representación de lo femenino en el lenguaje. Siglos de la mirada proyectada por los varones en el poder ha hecho que el lenguaje no solo refleje la realidad de la impune exclusión de la mitad de los componentes de una sociedad, sino que sirva para consolidar la discriminación hacia ellas, y transmitirla de generación a generación en sus formas de sentir, pensar y actuar. Por si fuera poco, quienes han tenido el derecho exclusivo de nombrar las cosas y autorizando palabras, siempre han sido hombres. (Sic).
Mas abajo sigue: ¿Por qué el sol es masculino y la luna femenino? ¿…? Oye, ni idea, ahí me has cogido. ¿Por qué el día es masculino y la noche femenino? Aquí ella se da la respuesta a sus preguntas, día termina en a y, sin embargo, es masculino. ¿Por qué no decimos la día y el dío? Como el astronauta o la astronauta, no hace falta decir, el astronauto. Como con periodista, palista, carterista, malabarista, artista, maquinista, economista, brigadista, dentista, oculista, especialista, paracaidista y así podría seguir hasta rellenar varios folios, todas terminando en a, y todas pudiendo ser femenino o masculino sin necesidad de que terminen en o, ni falta que hace. Además hay muchas palabras en el castellano que bien se terminen con a o con o, significan cosas diferentes. Por ejemplo, no es lo mismo manga que mango o bombo que bomba.
Otra cosa que me cuesta trabajo comprender es el por que, el hecho de que el día sea masculino y la noche femenino y que el sol sea masculino y la luna femenino a esta señora le parezca un hecho discriminatorio hacia la mujer. ¿Es que el día le parece más importante que la noche y el sol más que la luna? Pues bien, tanto amor como odio son masculinos, pero cosas como, piedad, bondad, caridad, verdad, amistad, esperanza y vida son femeninas, ¿es que estas palabras no le parecen bonitas?
No señora Amirian, no señora Aido, no señora Mayoral, no señoras feministas, no, las lenguas no son sexistas, ni racistas, las lenguas son eso, lenguas. Somos nosotros quienes las hacemos sexistas y racistas cuando por nuestra parte solo ponemos maldad, en vez de buena voluntad y un poquito de cordura.
Bueno, lo anterior ya es para apagar la luz, pero como las desgracias nunca vienen solas, se va al parlamento y nos suelta lo de miembros y “miembras”. Como todo el mundo con dos dedos de frente vio de donde venían los tiros, una niñata, que muy bien pudo haber sido un niñato, en esto el sexo no altera el producto, ¿que no se que estudios tendrá? pero mucha cultura no muestra, no señor, y ya nadie se lo tomo muy en serio. Si ella rectifica, en ese momento y dice. He cometido un error. Pues de ahí no pasaba, porque el mejor escribano echa un borrón. Pero, no rectifica, no, porque eso seria de sabios y, claro, no se le van a pedir peras al olmo. Sino que al contrario, nos sale chulita y ni corta ni perezosa le pide a la Real Academia de la Lengua que adopten la palabra. Los sesudos señores y señoras académicos le explican con mucha paciencia, y sin reírse, que las lenguas no las hacen las academias, las hace el pueblo, las academias, simplemente, reflejan el hablar del pueblo, pero no se inventan palabras nuevas a su gusto y hechura. –Bueno en esto yo discrepo con ellos, la Academia de la Lengua Gallega, si lo hace- Y fue entonces cuando, el que mas y el que menos, se le echo encima descojonándose de tamaña tontería.
Y yo, como digo al principio, no pensaba hablar del asunto. Pero hete aquí, que saltan al ruedo las feministas más recalcitrantes, algunas, gente que yo tenia y todavía tengo, por muy inteligentes, Como la señora Marina Mayoral, que últimamente escribe en gallego normativo, -Hace tiempo que me ha quedado claro, que el ser inteligente, no lo libra a uno, o una, de poder, también, ser un fantasma- y que dice, que es verdad, que la lengua española es machista y sexista y discrimina a la mujer. ¡Ay Dios mío, Dios mío! Lo que hay que oír.
Y ayer en un periódico de esos gratuitos, leí un artículo de una tal Nazanin Amirian en el cual también escribe al respecto de las miembras de la ministra y que en un alarde de feminismo eclipsa a Bibiana.
Dice: Aunque pueda chirriar al oído el termino miembra, patentado por Bibiana Aído, ya ha entrado en la historia como un nuevo desafió al sexismo lingüístico, para reclamar el derecho de la representación de lo femenino en el lenguaje. Siglos de la mirada proyectada por los varones en el poder ha hecho que el lenguaje no solo refleje la realidad de la impune exclusión de la mitad de los componentes de una sociedad, sino que sirva para consolidar la discriminación hacia ellas, y transmitirla de generación a generación en sus formas de sentir, pensar y actuar. Por si fuera poco, quienes han tenido el derecho exclusivo de nombrar las cosas y autorizando palabras, siempre han sido hombres. (Sic).
Mas abajo sigue: ¿Por qué el sol es masculino y la luna femenino? ¿…? Oye, ni idea, ahí me has cogido. ¿Por qué el día es masculino y la noche femenino? Aquí ella se da la respuesta a sus preguntas, día termina en a y, sin embargo, es masculino. ¿Por qué no decimos la día y el dío? Como el astronauta o la astronauta, no hace falta decir, el astronauto. Como con periodista, palista, carterista, malabarista, artista, maquinista, economista, brigadista, dentista, oculista, especialista, paracaidista y así podría seguir hasta rellenar varios folios, todas terminando en a, y todas pudiendo ser femenino o masculino sin necesidad de que terminen en o, ni falta que hace. Además hay muchas palabras en el castellano que bien se terminen con a o con o, significan cosas diferentes. Por ejemplo, no es lo mismo manga que mango o bombo que bomba.
Otra cosa que me cuesta trabajo comprender es el por que, el hecho de que el día sea masculino y la noche femenino y que el sol sea masculino y la luna femenino a esta señora le parezca un hecho discriminatorio hacia la mujer. ¿Es que el día le parece más importante que la noche y el sol más que la luna? Pues bien, tanto amor como odio son masculinos, pero cosas como, piedad, bondad, caridad, verdad, amistad, esperanza y vida son femeninas, ¿es que estas palabras no le parecen bonitas?
No señora Amirian, no señora Aido, no señora Mayoral, no señoras feministas, no, las lenguas no son sexistas, ni racistas, las lenguas son eso, lenguas. Somos nosotros quienes las hacemos sexistas y racistas cuando por nuestra parte solo ponemos maldad, en vez de buena voluntad y un poquito de cordura.