Nos creemos un país libre y democrático. ¡Que tontería!
Aquí estamos otra vez a dos días de unas elecciones, esta vez autonómicas, en Galicia y el País Vasco.
A mi como gallego y viviendo en Galicia, me toca directamente.
Y, como ya es por costumbre, llegan enmarañadas a más no poder.
Pero aquí, por desgracia, estamos ya más que acostumbrándonos a tener siempre elecciones moviditas. Cuando no es con el caso GAL, es con el 11M, o con las bombas de la ETA, o con el “Prestige” o con lo que sea, pero siempre hay algo.
Esta vez es por las maniobras perpetradas por un juez ególatra y maquiavélico que hará lo que sea con tal de satisfacer sus dos grandes pasiones, la exaltación de su ego y ayudar a su partido (PSOE) a ganar las elecciones al precio que sea. Cosas ambas a las que está entregado en cuerpo y alma en este momento, poniendo en el empeño todo el poder que le da su influencia y su posición como juez de la Audiencia Nacional.
Pero esto que, en otro lugar del mundo, libre y democrático, como Francia o Inglaterra, por ejemplo, no se toleraría ni siquiera un minuto, es algo que, los españoles que somos una raza acomodaticia a mas no poder, ya llevamos con resignación, algo así como un error de juventud, algo que está en nuestro origen primigenio, nuestro pecado original.
Si leemos detenidamente nuestra historia reciente, desde la Constitución de Cádiz hasta aquí, pasando, por Fernando VII, Isabel II, -Narváez y Espartero incluidos-, la Primera Republica, Alfonso XII y Alfonso XIII, -con Primo de Rivera-, la Segunda Republica y Franco, uno puede darse cuenta muy fácilmente, que una y otra vez somos igual que el perro que vuelve a su vomito y siempre acabamos cometiendo los mismos errores.
Y este momento que estamos viviendo no es una excepción. Nos creemos que por fin, 30 y pico años después de la muerte de Franco, nos encontramos en un país libre y democrático. ¡Que tontería!
Desde que el dictador palmo, hemos ido derivando a otra dictadura mil veces mas siniestra, pues aquella, por lo menos, se mostraba tal cual como era, una dictadura corriente y moliente. La actual, la que nos viene encima, es traidora, silenciosa, sibilina, como un virus que se mete en el organismo y cuando te das cuenta estás infectado.
Nos subyuga y dice que nos libera. Nos aprisiona y nos consume y dice que es por nuestro bien.
Y es que en España, este país nuestro tan libre y democrático, hay regiones en las que uno, no tiene ni siquiera el derecho de educar a sus hijos en (castellano) la lengua española, la lengua de todos los españoles, y donde, el decir que uno se siente español puede, en el mejor de los casos, estar mal mirado, en el peor, acarrearte una paliza, un perjuicio contra tus bienes o incluso la muerte.
Estos invasores, estos virus de la democracia son: los NACIONALISTAS.
Se llenan la boca con las palabras libertad y democracia, pero cuando en Santiago nos manifestamos, hace dos domingos, con “Galicia Bilingüe” por el derecho a poder hablar, leer, escribir, educar a nuestros hijos, expresarnos y vivir en la lengua que cada cual prefiriéramos, nos apedrearon, nos llamaron fascistas, -ellos a nosotros, que ironía-, nos querían pegar, y de no ser por la policía, lo hubiesen hecho, y se pusieron como basiliscos rabiosos a los que hubo que desalojar del lugar a la fuerza, mientras nos prometían que la próxima vez no tendríamos tanta suerte.
¿Suerte?... Quizás tengan razón. Pues de manifestarnos en Barcelona, posiblemente hubiésemos salido peor librados aun, y en cuanto al País Vasco, ya se ve, lo mismo te pueden pegar un tiro que ponerte una bomba y destruirte la casa.
El chico que salio hace dos días en la televisión, destruyendo una “herrico taberna”, por lo que fue detenido por la policía, amenazado de muerte por los miserables batasunos y finalmente tuvo que abandonar el pueblo, pues su vida corría peligro, no era un vengador, ni alguien que se tomaba la justicia por su mano, como dijo algún imbécil y alguna imbécila, como Maria Antonia Iglesias, era un pobre hombre desesperado, un ser conducido al limite de su raciocinio por una pandilla de mafiosos que le hacen la vida imposible en su propia tierra y exasperado arremete como una fiera, hacia lo único conocido que tiene a mano para hacerles algún daño a las bestias que lo atormentan.
Esto, que quizás parezca muy crudo y exagerado, es exactamente la triste realidad de lo que esta pasando en España, el “país libre y democrático” hoy a 25 de febrero del año de 2009.
Así que en estas elecciones cuando vayas a depositar tu voto, piensa, piensa a quien se lo das. Piénsatelo bien.
Piensa que el punto fuerte del programa electoral del BNG, es crear 10.000 plazas mas en las “galescolas”, centros estos que son, en realidad, verdaderos criaderos nacionalistas, donde entran los niños en su mas tierna edad y donde, después de un lavado intensivo de cerebro se convierten en alevines que pasaran un día a engrosar la horda racista y dictatorial del nacionalismo.
Piensa que tu voto quizás no cambie el resultado de las elecciones. Pero piensa que cada voto que va a un partido nacionalista, es un poquito mas de alimento que se le está dando a esa hiedra venenosa que de no atajarla acabara por asfixiarnos y devorarnos a todos.
A mi como gallego y viviendo en Galicia, me toca directamente.
Y, como ya es por costumbre, llegan enmarañadas a más no poder.
Pero aquí, por desgracia, estamos ya más que acostumbrándonos a tener siempre elecciones moviditas. Cuando no es con el caso GAL, es con el 11M, o con las bombas de la ETA, o con el “Prestige” o con lo que sea, pero siempre hay algo.
Esta vez es por las maniobras perpetradas por un juez ególatra y maquiavélico que hará lo que sea con tal de satisfacer sus dos grandes pasiones, la exaltación de su ego y ayudar a su partido (PSOE) a ganar las elecciones al precio que sea. Cosas ambas a las que está entregado en cuerpo y alma en este momento, poniendo en el empeño todo el poder que le da su influencia y su posición como juez de la Audiencia Nacional.
Pero esto que, en otro lugar del mundo, libre y democrático, como Francia o Inglaterra, por ejemplo, no se toleraría ni siquiera un minuto, es algo que, los españoles que somos una raza acomodaticia a mas no poder, ya llevamos con resignación, algo así como un error de juventud, algo que está en nuestro origen primigenio, nuestro pecado original.
Si leemos detenidamente nuestra historia reciente, desde la Constitución de Cádiz hasta aquí, pasando, por Fernando VII, Isabel II, -Narváez y Espartero incluidos-, la Primera Republica, Alfonso XII y Alfonso XIII, -con Primo de Rivera-, la Segunda Republica y Franco, uno puede darse cuenta muy fácilmente, que una y otra vez somos igual que el perro que vuelve a su vomito y siempre acabamos cometiendo los mismos errores.
Y este momento que estamos viviendo no es una excepción. Nos creemos que por fin, 30 y pico años después de la muerte de Franco, nos encontramos en un país libre y democrático. ¡Que tontería!
Desde que el dictador palmo, hemos ido derivando a otra dictadura mil veces mas siniestra, pues aquella, por lo menos, se mostraba tal cual como era, una dictadura corriente y moliente. La actual, la que nos viene encima, es traidora, silenciosa, sibilina, como un virus que se mete en el organismo y cuando te das cuenta estás infectado.
Nos subyuga y dice que nos libera. Nos aprisiona y nos consume y dice que es por nuestro bien.
Y es que en España, este país nuestro tan libre y democrático, hay regiones en las que uno, no tiene ni siquiera el derecho de educar a sus hijos en (castellano) la lengua española, la lengua de todos los españoles, y donde, el decir que uno se siente español puede, en el mejor de los casos, estar mal mirado, en el peor, acarrearte una paliza, un perjuicio contra tus bienes o incluso la muerte.
Estos invasores, estos virus de la democracia son: los NACIONALISTAS.
Se llenan la boca con las palabras libertad y democracia, pero cuando en Santiago nos manifestamos, hace dos domingos, con “Galicia Bilingüe” por el derecho a poder hablar, leer, escribir, educar a nuestros hijos, expresarnos y vivir en la lengua que cada cual prefiriéramos, nos apedrearon, nos llamaron fascistas, -ellos a nosotros, que ironía-, nos querían pegar, y de no ser por la policía, lo hubiesen hecho, y se pusieron como basiliscos rabiosos a los que hubo que desalojar del lugar a la fuerza, mientras nos prometían que la próxima vez no tendríamos tanta suerte.
¿Suerte?... Quizás tengan razón. Pues de manifestarnos en Barcelona, posiblemente hubiésemos salido peor librados aun, y en cuanto al País Vasco, ya se ve, lo mismo te pueden pegar un tiro que ponerte una bomba y destruirte la casa.
El chico que salio hace dos días en la televisión, destruyendo una “herrico taberna”, por lo que fue detenido por la policía, amenazado de muerte por los miserables batasunos y finalmente tuvo que abandonar el pueblo, pues su vida corría peligro, no era un vengador, ni alguien que se tomaba la justicia por su mano, como dijo algún imbécil y alguna imbécila, como Maria Antonia Iglesias, era un pobre hombre desesperado, un ser conducido al limite de su raciocinio por una pandilla de mafiosos que le hacen la vida imposible en su propia tierra y exasperado arremete como una fiera, hacia lo único conocido que tiene a mano para hacerles algún daño a las bestias que lo atormentan.
Esto, que quizás parezca muy crudo y exagerado, es exactamente la triste realidad de lo que esta pasando en España, el “país libre y democrático” hoy a 25 de febrero del año de 2009.
Así que en estas elecciones cuando vayas a depositar tu voto, piensa, piensa a quien se lo das. Piénsatelo bien.
Piensa que el punto fuerte del programa electoral del BNG, es crear 10.000 plazas mas en las “galescolas”, centros estos que son, en realidad, verdaderos criaderos nacionalistas, donde entran los niños en su mas tierna edad y donde, después de un lavado intensivo de cerebro se convierten en alevines que pasaran un día a engrosar la horda racista y dictatorial del nacionalismo.
Piensa que tu voto quizás no cambie el resultado de las elecciones. Pero piensa que cada voto que va a un partido nacionalista, es un poquito mas de alimento que se le está dando a esa hiedra venenosa que de no atajarla acabara por asfixiarnos y devorarnos a todos.