Los Hermanos de la Lejía, si, Juan Canalejo, no…
En mi ultima entrada en este blog decía que, los amigos de “lo políticamente correcto”, habían decidido –y explicaba por qué- que Juan Canalejo no era digno de que el Hospital de La Coruña, llevase su nombre, pero en cambio “los Hermanos de la Lejía” si eran dignos de tener una calle en La Coruña.
Y aquí voy a tratar de explicar quienes fueron estos “Hermanos de la Lejía”
Se trataba ya de una familia de raigambre socialista. El padre de la saga, José García Iglesias, quien debía ser una buena pieza, fue desterrado de Ribadeo en torno a 1917-1918 estableciéndose en La Coruña, con un negocio de fabricación, distribución y venta de lejía, que los propios hijos transportaban con ayuda de un burro que arrastraba un carrito.
De sus ocho hijos, sólo uno, José, fue bautizado. Los otros tenían nombres tan llamativos como Bebel, France, Jaurés, Voltaire...
Los “Hermanos de la Lejía” fueron unos jóvenes socialistas que, de acuerdo con lo que figuraba en los expedientes policiales de la brigada político-social republicana, aparecían entre los más peligrosos y extremistas de La Coruña.
A uno de ellos, France, tanto por su forma de actuar como por su extremismo se le consideraba también comunista.
La sola mención del nombre de estos hermanos, a las gentes de derechas o las que iban a misa, no es que les infundiese temor, es que les infundía verdadero pánico. Será rara la familia coruñesa que no haya escuchado de labios de sus mayores el relato de algún acto violento o corajudo por parte de estos “héroes”.
Los “Hermanos de La Lejía fueron el prototipo de los “jóvenes socialistas de la época, seguidores a pie juntillas del decálogo de las juventudes socialistas, el cual en su punto 4º decía: Es necesario manifestarse en todas partes, aprovechando todos los momentos, no desaprovechando ninguna ocasión. Manifestarse militarmente, para que todas nuestras actuaciones lleven por delante una atmósfera de miedo o de respeto.
Y el 8º: La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el Socialismo sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente.
Los “Hermanos de la Lejia” formaron parte de aquellos jóvenes socialista a los que Galicia tanto “debe”.
A continuación redacto una relación de sus “grandes” obras: Según el Ministerio del Estado, entre el 16 de febrero y el 1 de abril hay un atentado contra una iglesia de Lugo tres incendiadas en Orense y dos saqueadas; otra dos saqueadas en Santiago. Amenazas contra sacerdotes en Lugo y Santiago. Varias casas parroquiales incautadas. Atentados contra personas, un sacerdote tuvo prisión mantenida en Orense. Atentados contra casas religiosas.
Durante ese mismo año, hay varios asaltos y quemas a templos y casas religiosas en Mondoñedo. Arde por completo el templo de Caranza en El Ferrol. En Orense asaltan otras seis iglesias, desde Paradellas hasta Barbadás y ponen una bomba en la rectoral de Palmes. En Santiago queman la sede de los jesuitas y la de los redentoristas en La Coruña. En Lugo se pierden otros cuatro templos mientas en Tuy, arde la capilla del Santo Cristo de Porriño.
Según el mismo informe, el 2 de julio de 1931 ardía el convento capuchino de la Coruña y asaltan las casa de los jesuitas, maristas y dominicos.
En el verano de 1932 roban en dos iglesias de Ferrol, en la de Ares, en la de Cabo de Cruz y en la de Santiago de Vigo.
En marzo 1933, queman cinco iglesias en Mondoñedo y detienen a seis sacerdotes, todos sin motivo. En mayo del mismo año destrozan los templos de Iñas, San Pedro de Nós y Oleiros. El 15 de agosto desaparecía la iglesia de Cabañas, y ardía la de Sobrado, mientras a la de San Andrés de La Coruña le ponen una bomba.
Y esto fue solo en Galicia y tirando por lo bajo, precio de amigo, como quien dice.
En realidad fue tal la destrucción del patrimonio artístico durante la Segunda Republica y la Guerra Civil en la zona republicana, tanto en Galicia como en el resto de España, que es considerado como el periodo de mayor destrucción artística de cualquier otro momento histórico.
Naturalmente, los “Hermanos de la Lejía” no tomaron parte en todos estos hechos, pero si en buena parte de ellos y formaron parte activa de aquélla ralea.
Fueron los organizadores e instructores de las milicias de las juventudes socialistas. Hacían alarde de llevar armas sin que les pasase nada. De los grupos que ellos acaudillaban y en ocasiones tomaban parte directamente, surgieron diversos incidentes como fue el grave apuñalamiento del falangista Manuel Pena, asesinato de los hermanos Freire o el atentado contra el general Carlos Bosch y Bosch en el Hotel de Francia.
Al producirse el alzamiento de los nacionales, Bébel y France fueron juzgados y condenados a muerte, Jaurés a cadena perpetua, aunque fue paseado en enero de 1937 aprovechando un traslado. Una de tantas salvajadas en medio de lo irracional de aquélla guerra.
Para resumir: “los Hermanos de la Lejia” fueron unos terroristas, pero cayeron el lado de los “buenos” y por eso, La Coruña de “los políticamente correcto” y los paladines de la “Memoria Histórica”, han decidido que merecen una calle con su nombre.
Ellos, si, Juan Canalejo no.